Ya sea que seamos profesionales, o no, todas las actividades son legítimas. Algunas requieren de estudio, otras de experiencia. Algunas son más físicas, otras más mentales.
Los jardineros y los constructores, por ejemplo, trabajan con palas. Los poetas, los músicos, los actores, a no ser que su papel lo requiera, se preparó para trabajar con su voz, su expresión, su cuerpo, su arte. Los cocineros tampoco usan palas, y los maestros, a no ser que sean de agricultura, tampoco.
Me gustaría que se tratara con el mismo respeto a quien limpia un baño, barre la calle, o es un "distinguido" político.
Más amor, por favor.
Amén.
Laura Szmuch
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