Los
de sangre.
Los del corazón.
Los encontrados y los perdidos.
Los del cielo.
Los
que andan en la tierra.
Los que cargan sus miedos y debilidades.
Los que guían.
Los que regalan su ternura sin nombre ni rol.
Los del silencio.
Los que lloran
hacia adentro y los que juegan
como niños.
Los cuentacuentos.
Los que pueden y
los que no.
Los que aprenden.
Los que contienen, los que no saben cómo.
Los que
se quedan.
Los ausentes.
Los que sostienen todas las batallas y los que no
saben cómo pelearla.
Los que brindan su mirada.
Los que no tienen limite en su
corazón.
Los de corazón herido.
Los que se extrañan. Gracias por Ser.
Valeria Santillán
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