Lo estás haciendo lo mejor que puedes. Y muchas veces no es sencillo. A veces cuesta. A veces duele. A veces retrocedes y no sabes por qué. Te vienes abajo.
Miras alrededor y parece que todo el mundo está bien, menos tú.
Por eso, hoy deseo darte este mensaje de calma. No siempre tendrás el mejor día, ni la mejor temporada. En esos momentos, abrázate a ti mismo. Conecta con tus emociones, con tu desasosiego, y permíteles ser, hasta que pasen.
Te lo puedes permitir. Te puedes permitir no ser tan perfecto. Te puedes permitir dejar de sonreír por momentos. Deja a un lado la espiritualidad del perfeccionismo y del logro constante. Reconócete como humano, con todo tu espectro emocional.
Llora si tienes que llorar y desconecta si tienes que desconectar. No pasa nada. Estás evolucionando...
Como cualquier persona. Como yo. Como toda la gente que te rodea. Quítate la máscara de fortaleza por un momento y respira. Ámate. Vas a estar bien. Te lo aseguro.
Tal vez en quinta dimensión todo sea luz y todo sea idílico. Pero no estás en quinta dimensión. Has venido a experimentar este mundo de contrastes, y cuanto menos quieras experimentar uno de los dos polos, más te verás arrastrado hacia él.
¿No quieres llorar nunca? Pues al final llorarás.
¿Quieres aparentar siempre fortaleza? Al final tendrás que reconocerte vulnerable.
¿Siempre quieres sonreír de cara al exterior? Al final tendrás que conectar con tu seriedad porque estarás hasta los mismísimos de poner siempre buena cara.
No eres un robot. Ni un maniquí. Ni un ser de quinta dimensión. Aquí eres HUMANO. Y mientras no hagas las paces con tus emociones y con las polaridades que se viven en este plano, más te obligará el mundo y la vida a equilibrarte y a aceptar lo que niegas.
Por favor, perdónate a ti mismo. Deja de compararte con los demás y de desear ser algo que no eres. Empieza a amarte de una vez.
Francisco Dublino Muñoz.
Compartido por Fernándo Emilio Flores.
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