Hace más de 2000 años, un hombre midió la Tierra con un palo y una sombra
Eratóstenes, un sabio griego nacido en el siglo III a. C., realizó uno de los cálculos más asombrosos de la historia. Con un método tan simple como brillante, determinó la circunferencia de la Tierra con una precisión sorprendente.
Sabía que en Siena (actual Asuán, Egipto), durante el solsticio de verano, el Sol no proyectaba sombra al mediodía, mientras que en Alejandría sí lo hacía. Midiendo el ángulo de esa sombra (7,2°) y conociendo la distancia entre ambas ciudades, dedujo que la Tierra debía medir unos 40 000 km.
Todo esto lo logró más de dos milenios antes de los satélites, GPS o computadoras. Su experimento no solo confirmó que la Tierra es esférica, sino que también demostró el poder del ingenio humano para comprender el mundo con herramientas simples.

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