Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Brasil: El silenciado genocidio de los guaraníes


Los guaraníes son una de las comunidades indígenas más importantes y castigadas de América. Viven en Paraguay, Bolivia, Argentina y en Brasil, donde son unos 51.000. No creen en un paraíso ultraterrenal. El edén está aquí. Es la tierra sin mal y llevan siglos buscándola, aunque no parece que la vayan a hallar en esta vida.
Survival Internacional –la Amnistía Internacional de los aborígenes­­– denuncia que el robo de sus tierras y la violencia de madereros, ganaderos y hacendados ha provocado “una oleada de suicidios sin precedentes”. El drama es especialmente grave en Mato Grosso do Sul, donde los guaraníes añoran el enorme reino que tuvieron.
Estos nativos brasileños se dividen en tres grupos: los ñandeva, los mbya y los kaiowá, que en su lengua significa el pueblo del bosque . El pueblo del bosque ya no tiene bosque, habría que decir. Ahora es el pueblo del arcén. Al menos seis comunidades lo han perdido todo y han de acampar en los bordes de carreteras y caminos.
Otros guaraníes más afortunados se aferran a una mínima porción de terreno, una islita en un mar de ranchos y ganaderías. O eso o se resignan a vivir en condiciones penosas en una reserva sobresaturada. En la de Dourados más de 15.000 personas de las etnias guaraní y terena se concentran en 30 km2. Demasiado poco terreno para poder vivir de la agricultura, la caza y la pesca.
Sus pocas tierras son hoy un basurero. © Romerito Pontes / São Paulo / WC

Según Navi Pillay, alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, “los indígenas no se benefician del progreso económico de Brasil”. Lo dijo hace diez años y, si desde entonces la situación se había agravado, la presidencia del ultraderechista Jair Bolsonaro hace temer lo peor. Un refrán guaraní dice: “La tierra es la vida”. Pero sin tierra, ¿qué les queda?

Fuente: Survival Internacional - 21 de Noviembre de 2019


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