Atacamas, llamados apatamas, alpatamas, kunzas, likan-antai olikanantaí (en
idioma kunza: lickan-antay, “ los habitantes del territorio”) se ubica en
el extremo noroeste de la Argentina, extendiéndose a la región chilena, el
oeste de Jujuy, Salta y el noroeste de Catamarca.
Los Atacama históricamente,
generaron pautas organizativas especialmente adaptadas para desafiar los
rigores del clima y las particularidades medioambientales de la región. Los
recursos propios provenientes del pastoreo (hilados, tejidos y carnes) y la
explotación de los yacimientos de sal constituyeron tradicionalmente el bien de
intercambio con otras localidades y pueblos. Conservaban su alimento en grandes
cantidades y como reflejo de un sistema muy elaborado, quedan vestigios en el
variado instrumental: hachas (para la extracción de sal), palos cavadores,
cucharas, ollas, azadones, etc. Además desarrollaron una importante artesanía
en cerámica y fueron el primer pueblo que comenzó a utilizar el mineral de
cobre que extraían de Chuquicamata y el oro de Inca Huasi. La industria del
labrado de la madera estaba muy desarrollada, son famosas las “tablillas
de ofrendas” para tomar cebil, con un mango labrado finamente con formas
de figuras humanas y animales e incrustaciones de malaquita.
El uso del cebil aparece en las
crónicas de la conquista, se encuentran numerosas referencias al uso de esta
planta. Sus formas de ingestión en contextos ceremoniales fueron variadas. El
polvo obtenido de la molienda de las semillas que se encuentran en las vainas
del cebil se fumaba en pipas; se inhalaba por las fosas nasales a través de
tubos finos; o también se mezclaba en las bebidas rituales.
La funebria aporta elementos para la
comprensión mas acabada de la cultura. Los atacamas enterraban a sus muertos en
grutas naturales que eran completadas con “pircado”. El difunto era depositado
con todas sus pertenencias, evidencia de una firme creencia en la vida luego de
la muerte física.
Los dioses de los Atacama habitan en
las cumbres del Sagrado Volcán Licancabur que domina la región. Allí también,
los Atacama construyeron altares de adoración al Sol, lo cual se presume fue
consecuencia de su contacto con la cultura Inca.
Hay evidencias que indican la
práctica de sacrificios humanos. Al respecto, en Salinas Grandes (1903) se
encontró un pequeño, lujosamente vestido con adornos de oro y bronce, muerto
por estrangulamiento, con la cuerda aún arrollada a su pescuezo.
Actualmente hay vínculos estrechos a
ambos lados de la línea internacional, con las poblaciones adyacentes de
Bolivia y de Chile, fortalecidos recientemente por la puesta en marcha de
proyectos educativos y productivos en común. Junto con el autoreconocimiento
del pueblo atacameño, como una entidad transfronteriza que se incorpora a
distintos estados nacionales, estos grupos y sus poblaciones rurales se
organizan mayoritariamente como comunidades aborígenes, y bajo esa figura
jurídica han recibido los primeros títulos comunitarios de tierras en el
departamento de Susques.
Fuente: Consejo Interamericano sobre
Espiritualidad Indigena
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