Por eso insiste en la necesidad de “un sistema educativo capaz de formar a los chicos para que tomen las riendas y digan ‘quiero y siento que puedo ir a la facultad’, eso hace falta”.
Para Matías, además se precisa de “un programa para acompañar a estudiantes guaraníes dentro de la facultad. Yo creo eso porque dentro de las comunidades hay escuelas, pero todavía es todo muy precario, es mínimo todo. La enseñanza tendría que ser mejor, los chicos entran a la facultad, pero quedan muy perdidos”.
Visión y discriminación social
Matías también es parte del Colectivo de Cine mbya guaraní Ara Pyau, que busca contar, desde una óptica propia, el sentir y vivir dentro de las comunidades.
“Se romantiza mucho a los guaraníes y no se muestra lo que realmente viven. Se piensa que en las comunidades vivimos como hace muchos años y no. Surgieron cambios y las personas que viven en la comunidad quieren tener uso de otras cosas, como celulares, salir a trabajar, tener dinero”, señaló el joven.
“Hace poco una persona me dijo que los guaraníes no quieren evolucionar, que queremos seguir viviendo de la misma forma que antes. Me plantearon que hay muy poca gente en las universidades o profesionales. Y yo lo que respondí es que hace muy poco las escuelas llegaron a las comunidades”, agregó.
Por su lado, Jordana contó que el guaraní siempre es cuestionado.
“Yo no hablo guaraní, muarai papá es gní pero mi mamá no y no habla el idioma y una de las cosas que siempre me dicen es que no puedo defender los derechos de los pueblos originarios porque no hablo guaraní. Entonces llega un punto en que el ciudadano te quiere limitar a cuándo podés sentirte guaraní, cuándo formás parte de la comunidad o cuándo no. Incluso a eso te lo quieren sacar. Siento que el misionero tiene una necesidad de querer ser extranjero. ¿Por qué es tan importante la Fiesta del Inmigrante? Porque son de afuera. Es difícil defender lo misionero, y ni que hablar de lo mbya, porque siempre está ese afán de querer ser europeo. Ahí creo que hay algo que trabajar porque si no vamos perdiendo identidad”, sostuvo.
Pandemia
Consultados sobre cómo impactó la pandemia de Covid-19 en las aldeas, coincidieron en que repercutió en lo económico, dado que comunidades enteras vivían del movimiento turístico y la venta de artesanías.
“Hay mucha gente que depende de las artesanías, como en la ruta 7 o en Puerto Iguazú, y con el freno del turismo todo se paró. Hoy la mayoría sobrevive con los planes sociales del gobierno. Otros trabajan en la tarefa o limpian campos y potreros y con eso sobreviven”, dijo Matías.
Por último pidió más presencia del sistema de salud en las aldeas. “En las comunidades hay salas donde muchas veces no hay ni siquiera hay primeros auxilios. Tamanduá queda a 15 kilómetros del pueblo y una vez por semana va el médico y si tenés un accidente o te pica un víbora tenés que salir por ese cerro cuesta arriba. Salud bucal, por ejemplo, tampoco hay y eso es algo muy necesario”, finalizó.
“Dentro de la comunidad hay un sistema de justicia que es milenario y por eso es una sociedad y es un grupo que vive organizadamente. No está escrito ni organizado como en la sociedad blanca, pero sí hay una estructura y esa estructura se respeta y por eso funciona el grupo. Cuando hay delitos graves que sobrepasan a las comunidades, se solicita a la autoridad blanca que intervenga. Pero en muchas oportunidades la Justicia dice ‘sí, pasó en la comunidad es algo cultural y no vamos a intervenir’. Pasó en Perutí, por ejemplo, con abusos sexuales, siendo que el cacique como máxima autoridad pedía la actuación policial. Una violación es igualmente grave en una comunidad blanca como en la comunidad guaraní”, explicó.
“Muchos piensan que en la comunidad es todo una suerte de barbarie donde todo pasa y se atropella, pero no es así. Si no hubiese una organización, el pueblo guaraní no habría persistido en el tiempo”, cerró.
Fuente: Diario El Territorio - Posadas - 5 de Septiembre de 2021
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