Y mientras nosotros estamos encerrados, las aguas vuelven a cristalizarse, el aire se despeja, los árboles dejan de ser talados y los animales podrán habitar en paz por un tiempo.
No sé si será el mejor momento para decirlo, pero la naturaleza es tan mágica que ella misma está limpiándose del mal que le hicimos.
Estamos viviendo algo histórico: el año que la Tierra solita obligó al mundo a detenerse.
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