Las plantaciones de pinos, eucaliptos o de cualquier otra especie de árbol sea
nativa o exótica, no son bosques. Son sistemas artificiales creados y
sostenidos por el hombre, destinados a producir sólo una parte de sí mismos: el
tronco de los árboles de una de estas especies. Los árboles también son
miembros fundamentales de un bosque natural; sin embargo, sólo son una pequeña
fracción de toda la estructura que se necesita para su funcionamiento: muchas
otras plantas y animales, hongos, microorganismos, suelo, agua y clima. La
función de un bosque natural no es producir árboles, sino sostenerse en
conjunto y auto-regularse.
Las plantaciones de árboles reemplazan totalmente este rico paisaje natural y expulsan a los pobladores locales a las ciudades o a regiones vecinas. Las culturas y tradiciones locales se van perdiendo dentro de una nueva sociedad dominada por personas foráneas — los administradores, técnicos e ingenieros de la industria forestal – que tienen valores y costumbres diferentes. Estas plantaciones ni siquiera se instalan para abastecer de madera a las comunidades locales ni de la región. Los habitantes de las regiones afectadas por estas plantaciones tienen todo esto muy claro y a partir de su propia experiencia las describen como “desiertos verdes”, “árboles venenosos”, o “jaulas de pinos”.
Fuente: http://www.gaia.org.ar/notas/
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