Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

lunes, 3 de marzo de 2025

Su Majestad el Maíz, viaja.




No se conoce a ciencia cierta cuál fue el origen geográfico del maíz. Los investigadores aún no se han puesto de acuerdo. Sin embargo, la teoría más aceptada es aquella que propone que el maíz se originó del teocintle, palabra náhuatl que significa “maíz de los dioses”. Tal teoría se confirma por el hecho de las muchas similitudes bilógicas que presenta el teocintle con maíces más antiguos. Por medio de los fechamientos con Carbono 14 efectuados en sitios arqueológicos en Coxcatlan y las Abejas en el Valle de Tehuacán, Puebla, sabemos que el maíz era ya consumido en México entre 7,000 y 5,000 años a.C. El teocinte fue domesticado a partir de dos plantas de cuatro hileras de granos, que al ser cultivados produjeron el primer maíz que se conoció en Mesoamérica. El cómo fue domesticada esta maravillosa planta sigue siendo un absoluto misterio que algún día las investigaciones aclararán. Sin embargo, se sabe, sin lugar a dudas, que fueron los olmecas los primeros mesoamericanos que aprendieron a cultivarlo. Esta teoría está ampliamente avalada porEnrique Flores Cano quien afirma que tal hecho ocurrió entre 1,500 y 3000 a.C.
Los pueblos indígenas americanos son básicamente grupos humanos en los que su cultura ha tenido como base de su agricultura al maíz. Su domesticación dio origen a la sedentarización de los pueblos nómadas, a la urbanización de las incipientes aldeas, y a la división del trabajo. Para 3,500 a.C. el cultivo de diversas plantas, y particularmente del maíz, era ya una actividad fundamental en la vida de los pueblos sedentarios en el área cultural de Mesoamérica.
Parece ser que el maíz llegó a suelos panameños entre el quinto y tercer milenio a.C. y de ahí se fue extendiendo hacia el sur de América, pues además de Mesoamérica, el maíz fue cultivado en casi todo el Continente Americano. En otras grandes culturas, aparte de las ya mencionadas mesoamericanas, el maíz también revistió una gran importancia, como es el caso del Área Cultural Andina cuya influencia va de la Provincia de Llanquihue, en Chile, y de Mendoza, Argentina, en el sur, hasta el sur de Nicaragua en Mesoamérica. Las subáreas culturales de la zona andina son: el Extremo Norte, que abarcaba las culturas regionales colombianas; Área Andina Septentrional, donde se asentaron las culturas de Valdivia, la Manteña y la del Milagro, más los posteriores reinos de Quito y Cañar; el Área Andina Central, donde encontramos a las culturas de Supe, Chavín, Moche, Nazca, Recuay, Wari, Chimú, Chachapoya e Inca; el Área Andina Centro Sur, con las culturas Chinchorro, Pucará, las atacameñas, la Tiahuanaco y la Aymará; el Área Andina Meridional, con las culturas chilenas; y el Extremo sur o Araucanía.
Tocó a Cristóbal Colón el primer contacto con el maíz; así pues fue el primer europeo que lo conoció. Pero fue Pedro Mártir de Anglería, clérigo italiano miembro del Consejo de Indias y cronista destacado, quien nos proporciona una descripción de la planta, que a la letra dice en el libro Décadas del Nuevo Mundo:
El pan lo hacen también (los indios), con poca diferencia, de cierto trigo harinoso, de qué tienen mucha abundancia los de la Insubria y los granadinos españoles. La panocha tiene de largo más de un palmo, tira a formar punta y tiene casi el grueso de un brazo. Los granos están admirablemente dispuestos por la naturaleza; en la forma y el tamaño se parecen a la legumbre arvejón; de verdes están blancos; molidos son más blancos que la nieve. A esta clase de trigo llaman maíz.
Por otra parte, Fernández de Oviedo –madrileño, cronista y conquistador- En su libro Historia General y Natural de las Indias nos cuenta que:
Este pan tiene la caña e asta en que nasce tan gruesa como una lanza o asta quieta, y algunas como el dedo pulgar, e algo más e menos, según la bondad de la tierra donde se siembra. E cresce, comúnmente, mucho más que la estatura de un hombre; e la hoja es como de caña común de Castilla, y es mucho más luenga e más ancha, y más verde, y más domable o flexible hoja, e menos áspera. E cada una caña hecha a lo menos una mazorca, e algunas dos e tres, y hay en cada mazorca doscientos y trescientos granos, e aún cuatrocientos, e más e menos, e aún algunas de quinientos, según es la grandeza de la mazorca. E cada espiga o mazorca déstas, está envuelta en tres o cuatro hojas o cáscaras juntas e justas al grano una sobre otra, algo ásperas, e cuasi de la tez o género de las hojas de la caña en que nasce, y está tan guardado el grano por aquellas cortezas o cáscaras que lo cubren, que el sol ni el aire no le ofenden, e allí dentro se sazona.
En 1493, durante su segundo viaje, Cristóbal Colón llevó el maíz a España y lo presentó ante los Reyes Católicos: Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Según las crónicas nos informan, el maíz fue descubierto por el Almirante en su primer viaje a América, el 6 de noviembre de 1492, en la isla de Cuba. Al maíz los naturales le llamaban maís en voz taína. Magallanes lo encontró en Río de Janeiro hacia el año 1520; y Jacques Cartier afirma que en Hochelaga, hoy Isla de Montreal y la mayor del archipiélago de las islas de Canadá, se encontraba rodeado de campos de maíz.
De España el maíz pasó a otras regiones donde el clima era cálido y húmedo. Por ejemplo a Portugal, donde llegó en el año de 1579; al suroeste de Francia, a la Bresse, y a Galicia, España, arribó en 1612. A Venecia, Italia, llegó en 1554; para después pasar a la planicie del Po, desde donde emprendió su camino a Rumania, Serbia y Turquía. Cerca de cincuenta años después, el maíz era conocido en todo el Continente Europeo. Los venecianos lo llevaron a Egipto en 1540 a través de Turquía y Siria. Se dice que los portugueses llevaron el maíz al Golfo de Guinea en el año de 1550. A China llegó en 1530, desde la India o Birmania, según consta en las crónicas del distrito de Hunan, como tributo al emperador Ming. En china se le llamó yu mai, cereal imperial. A casi un siglo de haber llegado a Europa, el maíz ya se conocía en zonas del los Balcanes y el Danubio.
Hoy en día el maíz se cultiva en casi todo el mundo; es uno de los cereales más útiles y apreciados por el hombres. Son muchas sus variantes, y muchas más las formas en que se prepara para su consumo, sobre todo en América. ¡Nuestro maíz ha viajado mucho!

Sonia Iglesias y Cabrera

3 de Marzo Día Mundial de la Vida Silvestre



Una fecha para reflexionar sobre la preocupante pérdida de biodiversidad y los riesgos sociales y económicos que esta situación provoca.

El 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Vida Silvestre bajo el lema "Recuperar a las especies para la restauración de ecosistemas" con el fin de crear conciencia sobre el estado de las especies en peligro y en peligro crítico y resaltar la importancia de los esfuerzos de conservación para recuperar las poblaciones. En Argentina es una oportunidad para reflexionar y tomar acción sobre la forma en que nos relacionamos con la naturaleza y lo vital que es para las personas. Sobre todo, en el marco de los alarmantes incendios que ocurrieron en diferentes puntos del país en estas semanas, que afectaron a personas, la flora y la fauna nativa.

Una investigación de opinión pública realizada para Fundación Vida Silvestre en 2021 indicó que al 91% de las personas que viven en Argentina les interesa el cuidado del ambiente; y el 84% está dispuesto a involucrarse, ello quedo claro en las movilizaciones sociales que se realizaron durante el último año y el apoyo a provincias que fueron afectadas por el fuego. En esta línea los cinco temas que más preocupan a la población de nuestro país son: deforestación (67%), incendios (57%), manejo de residuos (53%), cambio climático (41%) y extinción de especies (39%).

“En Argentina es cada vez más frecuente escuchar cómo las llamas llegan a las regiones con mayor biodiversidad de nuestro país, ello se ve aumentado por años de falta de acciones concretas para disminuir las consecuencias del cambio climático. Las personas, la flora y la fauna afectadas deben contar con apoyo en todos los sentidos para sobrellevar el proceso de recuperación. Ello implica la correcta implementación de leyes vigentes en nuestro país y la promoción de leyes que cuiden nuestra naturaleza y a las personas” señaló Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.

En la actualidad es preocupante la pérdida de biodiversidad a nivel mundial y los riesgos sociales y económicos que esta situación provoca. En menos de medio siglo, las poblaciones mundiales de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces sufrieron una disminución promedio del 68% debido a la destrucción ambiental por las actividades humanas. En América Latina el resultado es aún más impactante: la reducción, en promedio, fue del 94% y las principales amenazas son la alteración de bosques, humedales, pastizales y sabanas, la sobreexplotación de especies, el cambio climático y la introducción de especies exóticas. (Datos: Informe Planeta Vivo).

“La pérdida de biodiversidad y de ecosistemas en nuestro país es alarmante. Por eso, desde Fundación Vida Silvestre Argentina, trabaja junto a la comunidad, organizaciones y gobierno en la protección y restauración de hábitats naturales, en la mitigación de las amenazas, la creación y correcta aplicación de leyes que protegen nuestros ecosistemas y en promover buenas prácticas empresariales”, agregó Jaramillo.

En el mundo, según las Naciones Unidas, más de 8.400 especies de fauna y flora silvestres se encuentran en peligro crítico de extinción, mientras que cerca de 30.000 más se consideran vulnerables o en peligro de extinción. Por como todo esta interrelacionado en la naturaleza, cuando una especie se ve afectada otras también por eso se sugiere que más de un millón de especies están amenazadas de extinción. Esto da cuenta de la importancia de seguir investigando y conociendo nuestra vida silvestre para evitar la extinción de especies que aún no han sido descubiertas y / o investigadas.

Nuestro país alberga 574 peces marinos, 561 peces de agua dulce, 177 anfibios, 450 reptiles, 1.113 aves y 428 mamíferos. Las especies consideradas amenazadas dentro de estos grupos representan el 17,8% y el 15,2% son endémicas – es decir que solo se encuentran en nuestro país-(AZARA). Algunas especies amenazadas en nuestro país son yaguareté, oso hormiguero, tatú carreta, aguará guazú, delfín franciscana, entre muchos más.

Por ejemplo, el yaguareté es considerado una especie “indicadora” de la salud del ambiente, porque juega un papel importante en el mantenimiento de sistemas naturales que proveen de servicios ecosistémicos vitales para el bienestar de la naturaleza y las personas. Por ello, si el yaguareté se encuentra en peligro de desaparecer, representa un indicador de que todo su entorno está en riesgo. La especie fue reconocida por un 35% de la población como el animal silvestre más emblemático de la fauna argentina y el 97% considera que su extinción sería muy grave.

Fuente:
Fundación Vida Silvestre

domingo, 2 de marzo de 2025

Educabilidad y Evolución del Ser Humano


"Las pruebas que tenemos señalan que las guerras -esto es, los ataques organizados de un pueblo a otro- no comenzaron a producirse hasta el desarrollo de las comunidades urbanas, hace no más de 10.000 años."

"Si el ser humano primitivo hubiera sido belicoso, no habría sobrevivido durante mucho tiempo, dado que el número de individuos que formaban los pueblos cazadores-recolectores era pequeño."

"La característica más destacada de la especie humana es su educabilidad, el hecho de que todo lo que sabe y hace como ser humano ha de aprenderlo de otros seres humanos. Y esto lo ha ido aprendiendo en sus cuatro millones de años de evolución, a partir del momento en que los hombres hubieron de abandonar la vida en los árboles -que escaseaban a causa del descenso de lluvias- y asentarse en llanuras abiertas donde tenía que cazar para subsistir. En la caza son muy importantes la cooperación, la capacidad para solucionar rápidamente los problemas imprevistos y la adaptabilidad. Los instintos que predeterminaran el comportamiento no hubieran tenido ninguna utilidad en el nuevo nivel de adaptación hacia el que los seres humanos habían evolucionado: la parte aprendida, hecha por el ser humano, del entorno; en otras palabras, la cultura."

"Recordemos siempre que la humanidad no es algo que se hereda, sino que nuestra verdadera herencia reside en nuestra capacidad para hacernos y rehacernos a nosotros mismos."

Ashley Montagu, antropólogo, 1983. (El mito de la violencia humana.)

Cooperar mejor que Compertir


La Naturaleza y la Cosmovisión Indígena



«La naturaleza siempre tuvo derechos» o el reto de entender la cosmovisión indígena desde la cultura occidental

La relación entre la naturaleza, sus derechos y las cosmovisiones indígenas desde las perspectivas de mujeres indígenas lideresas. Este ha sido el eje vertebral de la segunda mesa de los diálogos organizados por el Instituto de Derechos Humanos de Catalunya (IDHC) y el Observatori DESCA.

“Papá decía una cosa cuando más temerosos e inseguros estábamos: ‘conéctate con tus pies al suelo, a la tierra; y con tu cabeza, conéctate al cielo. Y siente a la naturaleza’. Lo puedes hacer en cualquier sitio, en un jardín, se puede empezar mínimamente por ahí, por sentir esa energía. Venga, es muy fácil”, dice Patricia con ánimo y, a la vez, una mezcla de sorna y años de incomprensión acumulados en sus espaldas. Su papá era Sabino, don Sabino Gualinga, el chamán al que ningún abogado, ningún juez se atrevió a contradecir, ni siquiera a hacerle preguntas, cuando explicó qué era Sarayaku, qué era la selva viviente que una empresa petrolera venía a destrozar.

Dijo esto: “Sarayaku es una tierra viva, es una selva viviente. Ahí existen árboles y plantas medicinales y todo tipo de seres (…) Estoy aquí para decirles lo que es… la desgracia no será sólo para mí, ni para mi familia. Irá de generación en generación”. La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado ecuatoriano por violar, entre otros, los derechos a la vida, a la integridad, a la propiedad y a las garantías judiciales al permitir que una compañía petrolera irrumpiera en este territorio del corazón de la Amazonia sin consulta ni consentimiento.

“Pienso que todos hemos sido hechos de naturaleza, todos somos naturaleza, nuestro aliento es naturaleza. Los pueblos indígenas lo sabemos; el único problema es que la otra parte, la occidental, ante una ilusión que es destructiva, se ha desconectado de ese sentimiento de ser naturaleza. ¿Qué podemos hacer en la gran ciudad? No somos ingenuos, no pretendemos que vivan como en Sarayaku, pero al menos que empiecen a tener conciencia de la importancia del ser conectado a la naturaleza. Hasta el ser más pequeño tiene la energía de la naturaleza, hasta el ser más grande, nosotros la tenemos y podemos volver a reconectarnos”. Inténtenlo pues: ‘conéctate con tus pies al suelo, a la tierra; y con tu cabeza, conéctate al cielo. Y siente a la naturaleza’.

Patricia Gualinga, defensora de los derechos de los pueblos nativos, de las mujeres y de la Madre Tierra, ha cerrado así su intervención en la segunda mesa de los diálogos organizados por el Instituto de Derechos Humanos de Catalunya (IDHC) y el Observatori DESCA. En esta ocasión, el eje vertebral ha sido la relación entre la naturaleza, sus derechos y las cosmovisiones indígenas desde las perspectivas de mujeres indígenas lideresas. Y la conclusión ha sido rotunda: la cosmovisión de los pueblos indígenas y los derechos de la naturaleza son la misma cosa.

“Desde niños nos han dicho cómo respetar la naturaleza y hemos aprendido desde nuestros hogares, desde nuestras casas, desde nuestros pueblos. Los derechos de la naturaleza se nutren de cómo ven los pueblos indigenas a la naturaleza. Y algunos juristas, abogados, que han entendido esa visión han querido plasmarla en el marco de los derechos”, explica Gualinga, que insiste en una idea clave para entender la relevancia de lo que está explicando: “La naturaleza siempre tuvo derechos, no hay separación entre los derechos de la naturaleza y los del ser humano. Todo es una sola cosa”.

Esa es una de las diferencias fundamentales entre la cosmovisión indígena y la visión en culturas occidentales, como analizaron los ponentes en la mesa anterior de este ciclo de diálogos. “El territorio siempre ha sido cuidado, protegido por los pueblos indígenas, la tierra es sagrada, pedimos permiso para la siembra, para la milpa, para ocupar el agua. Quienes hemos cuidado y protegido esos derechos han sido los pueblos indígenas. Siempre ha existido esa relación”, confirma la ponente Sara López, activista y defensora de los derechos humanos de las poblaciones originarias de México. Ella nos habla desde la península de Yucatán –a la que Trump, de momento, no ha cambiado el nombre–. La mala conexión a Internet interrumpe a veces su discurso.

No obstante, y poniéndose en el lugar de quienes no entienden la cosmovisión indígena, ambas mujeres saludan y abrazan la necesidad de ese movimiento en defensa de los derechos de la naturaleza que va creciendo: primero, como explica Gualinga, para quienes efectivamente ni entienden a la naturaleza ni han entendido que tiene derechos, es decir, quienes –como especifica la moderadora de la mesa, la directora de La Marea y editora de Climática, Magda Bandera–, no entendemos esa relación como algo natural.

«Si todos los países aprobaran los derechos de la naturaleza, habríamos dado pasos muy importantes, porque habría elementos jurídicos para defender a los ecosistemas”, afirma Gualinga. Y, segundo, como expone Sara, ese movimiento es crucial para frenar a las empresas, que son las que están destruyendo el territorio. “A veces, aun estando escrito en la Constitución o en los convenios internacionales, ni siquiera se respeta, pero al menos ahí está. Muchos convenios nos han servido para decir que los han violado, y hemos ganado el amparo”, prosigue López.

Las empresas –y los propios gobiernos– son las principales amenazas, según explican. Pero ya no son solo las compañías extractivistas, fósiles, las que atentan contra sus territorios. Ahora, además, se enfrentan a las empresas que lideran la supuesta transición verde: paneles solares, fotovoltaicas… Una batalla que, con la “buena prensa” en contra, puede incluso ser más difícil, apunta Bandera.

A ello se suma el turismo o “la invasión del turismo”, como lo califica Sara López, que pone el ejemplo de Yucatán. “Hay toneladas de basura y se viene una tormenta, un terrible caos en la península con este mal llamado tren maya. No vamos a tener agua. Ya hay zonas donde no hay agua. Ahora viene la sequía y no tenemos agua”. López se refiere al megaproyecto gubernamental con participación privada que prevé 1.500 kilómetros de vías férreas tendidas a través de península de Yucatán y los dos Estados del istmo de Tehuantepec, en el sureste del país, y que busca reducir los tiempos y costes del transporte de mercancías y pasajeros para supuestamente impulsar el desarrollo y potenciar la industria turística.

Territorios sagrados libres de explotación
¿Cómo parar esto? ¿Cómo consiguió, por ejemplo, el pueblo kichwa de Sarayaku frenar a la empresa, al gobierno e incluso a la opinión pública? ¿Cómo lograron crear un mecanismo para el reconocimiento nacional e internacional de un sistema de protección propio, que declaró sus territorios sagrados como zonas libres de todo tipo de explotación?

Una respuesta importante a estas preguntas está en las mujeres. “Aunque muchas veces no se les ha dado visibilidad, las mujeres siempre han estado activas. En la Amazonia son las que cultivan la tierra, las que siembran, y tienen una sensibilidad muy desarrollada, lo que hace que tengan unas posiciones muy claras con respecto a la naturaleza. En Sarayaku, cuando muchos hombres estaban titubeando, decidieron las mujeres. Son las que dijeron: ‘no, aquí no va a haber espacio de negociación. Ni dinero para escuelas, ni para médicos. No. No. Porque hemos sido testigos de los impactos ambientales y sociales de estas actividades extractivas. Fueron ellas las que tomaron la decisión, que fue muy drástica: no habría explotación petrolera ni en el presente ni en el futuro de Sarayaku”. No cedieron. No podían ceder.

A esa lucha del propio pueblo, basada en la unidad y en esa negativa a negociar lo innegociable, se sumó la difusión, los nexos para hacer visible la lucha, sobre todo cuando se trata de un pueblo de 1.200 personas. Y, en tercer lugar, jugó también un papel importante la parte jurídica, el fallo a favor.

En general, analizan las ponentes, los pueblos indigenas de todo el mundo vienen sufriendo el mismo impacto, la misma ambición y la misma incomprensión de la gente externa que, como sostiene Gualinga, “intenta mantener un modelo económico que ya es obsoleto”, que justifica que “todo está basado en la extracción de recursos” y que dice que son ellos, los pueblos indígenas, los que están locos. Esto puede afectar incluso negativamente a sus propias comunidades. “A raíz de tanta lucha, algunos pueblos han perdido la sensibilidad, la conexión con la naturaleza porque se sienten acorralados y nos están haciendo creer que no tenemos razón, que estamos atrasados. Ahora la ciencia empieza a decir lo mismo y ni a ellos le hacen caso”, ejemplifica Gualinga.

Por eso el verbo “entender» o “hacerse entender” es uno de los más pronunciados durante las dos horas de diálogo. Y por eso surgen preguntas que, aun bien intencionadas, muestran que no es fácil integrar esta cosmovisión de la noche a la mañana. ¿Cómo puede hablar la selva viviente sin la mediación de las personas? Patricia Gualinga, que es muy directa, dice medio en serio, medio en broma: “Hay quienes piensan que pueden venir a entrevistar al bosque y no lo pueden hacer”. Por ello insiste en las alianzas, en caminar juntos, en investigar con la mentalidad abierta y hacer comprender un conocimiento que, en el caso de los pueblos indígenas, no viene de un día, ni de meses, ni de años, sino de toda una vida. Una tarea titánica en un mundo donde las conexiones tienen más que ver con lo artificial que con lo natural, con lo digital que con la tierra.

En la mesa también se pidieron recetas para actuar, para adaptarse o mitigar el cambio climático. Y el mismo término usado por Gualinga sirvió de nuevo para dibujar la distancia abismal entre su conexión con la naturaleza y la mirada occidental. “Desequilibrio ambiental”, lo llamó ella. Sara López lo expresó así: “La tierra gime de dolor”. Toca escuchar para poder entender.

Fuente
Climática - A fondo con la Biodiversidad

Ni Incas, ni Mayas: cuál es la civilización más antigua de América que existió hace más de 2000 años



A lo largo de la historia de América, siempre se concibió que las civilizaciones precolombinas más importantes y de alto impacto en el continente fueron las Mayas, Aztecas, Incas y Olmecas, en particular por sus desarrollos e infraestructura. Sin embargo, esta semana en Perú, la comunidad arqueológica celebró el 25 aniversario del descubrimiento de la cultura más antigua de la región.

Se trata de Caral, una comunidad que se ubicó en la ciudad actual que lleva su nombre. La misma está en el Valle de Supe, en la costa del norte y centro del país sudamericano. Este yacimiento tiene una dimensión de 66 hectáreas y es considerado el más grande de América.

Los registros históricos coincidieron en que es la civilización más antigua de todas y su origen se remontaría a hace 5000 años. De acuerdo a las investigaciones, se conoció que las personas que allí vivieron desarrollaron técnicas de cultivo y pesca que les permitió superar las condiciones extremas de esa región particular.

La ciudad se construyó frente a la costa del Pacífico, por lo que tenían acceso a recursos marinos sin iguales, gracias al abundante alimento, el número de su población creció y se consolidó como la primera tribu peruana más grande e importante antes que los Incas.

Antes de la creación de Caral, las comunidades estaban esparcidas en pequeñas aldeas que intercambiaban entre sí los productos que fabricaban o cosechaban. Una vez que esa ciudad se erigió, comenzaron a aparecer los primeros centros urbanos, entre el 2550 y el 2400 a.C.

Gracias al progreso que forjaron, su expansión territorial se extendió hasta el norte de Perú, según los vestigios de Ventarrón. Después de Caral, la capital de esa tribu, nacieron otros centros urbanos que respondían al poder central de la urbe.

En diálogo con National Geographic, la doctora Ruth Shady, directora de la zona arqueológica de Caral, explicó en detalle algunos de los avances tecnológicos de esa comunidad.

Según la experta, la sociedad Caral desarrolló un amplio conocimiento científico en diferentes materias, como la construcción, la recolección de alimento y la invención de herramientas y armas, entre otras cosas. Este tipo de objetos luego se intercambiaban entre las diferentes comunidades para obtener aquello que les hacía falta, como un trueque.

Ruth contó que la tribu Caral era muy amable con el resto de las civilizaciones más pequeñas y alejadas de su centro de poder, ya que compartían su conocimiento con el resto, a la vez que ellos también aprendían y adquirían cosas nuevas.

Cuando los arqueólogos desenterraron los restos de la capital, se encontraron con fragmentos de sodalita, un mineral que proviene de Bolivia; desechos del molusco Spondylus, muy característico de las aguas tropicales del Ecuador, y hasta implementaron un ritual funerario típico del norte de Chile.

Entre los hitos arquitectónicos, se destacaron seis pirámides que se levantaron sobre una meseta, para protegerlas de los desastres naturales y los invasores. La experta definió su trabajo como “monumental”.

La disposición de los edificios fue muy diferente a la que más tarde establecieron, los Incas, una civilización más grande y poderosa que ellos. “Tenían plazas circulares hundidas, hornacinas, puertas de doble jamba, tecnología resistente a terremotos y plataformas escalonadas”, indicó Ruth.

En cuanto a las pirámides, cada una de ellas tiene escaleras centrales que se orientaron según determinadas estrellas. Cada monumento tenía un fuego central y conductos subterráneos que canalizaban la energía del viento.

Acerca del fin de la comunidad Caral, la experta adelantó que en la actualidad hay 12 arqueólogos en el yacimiento con el objetivo de “conocer el sistema social de la civilización Caral y los cambios que se fueron dando a lo largo de los mil años, de gran prestigio y desarrollo alcanzado, hasta que entró en crisis y colapsó por un intenso cambio climático, que transformó el valle productivo de Supe en tierras arenosas con dunas, afectado por una prolongada sequía”.


Fuente: Diario La Nación - 15 de Febrero de 2025
https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/en-las-redes/ni-incas-ni-mayas-cual-es-la-civilizacion-mas-antigua-de-america-que-existio-hace-mas-de-2000-anos-nid11022025/?fbclid=IwY2xjawIxHUZleHRuA2FlbQIxMQABHdgBIxJ5W7xgPKNzpyeVlu_O8-ndIzyVES0TcdOEUQZZluUV92qIK9ho6g_aem_fZA17fbhT20PF7vLcbzYBQ

sábado, 1 de marzo de 2025

El chal de mis ancestras


Llevo sobre mis hombros un manto de vida que pone tierra bajo mis pies, que me protege, que me sonríe, que me guía.

Llevo en mis hombros un chal tejido por mis ancestras,
la aguja la enhebró la más anciana de todas ellas,
pasando la invisible labor de madres a hijas.

Por cada hilo hay una historia, por cada lana una memoria,
entretejidos con yemas suaves de pianistas,
con dedos hábiles de buscadoras de remedios,
con manos curtidas por la dura vida en los campos.

Cuando lo colocaron en mi espalda pesaba de dolor y de silencios, de ilusiones rotas de esas niñas que envejecieron sin poder cumplir sus sueños.

No sabía qué hacer con ello hasta que aprendí a quitarlo de mis hombros para leer sus historias, desvelando poco a poco los símbolos y los nudos de su diseño.

Ahora lavo la sangre y las lágrimas del chal en agua de mar.

Lo llevo sobre mi piel desnuda en los ríos y lo dejo secar bajo la luz del sol y de las estrellas.

Lo bailo y lo agito en las danzas con las demás mujeres, que me muestran el suyo sonriendo.

Lo llevo a pasear en mis viajes para que vea un mundo que ellas no pudieron.

Y al ir desenredando los hilos y quitando los nudos,
me parece oír a alguna anciana que otra suspirando dichosa y riendo de satisfacción.

Quizás algún día tenga hijas o hijos a quien pasarle mi hermoso chal…
o quizás sea la última de mi linaje y asciendan conmigo todas estas historias, memorias, sueños…

Queridas ancestras, os prometo que iré bordando con consciencia y amor, flores y cuentos, dulzura a raudales y carcajadas de vida en cada trenzado de mi diseño.

Myriam Aramburo 

Avanzar siempre!


Paz




"Sólo cuando estás bien contigo puedes estar bien con los demás.
Sólo cuando manejas tu soledad puedes manejar una relación.
Necesitas valorarte para valorar, quererte para querer, respetarte para respetar, y aceptarte para aceptar, ya que nadie da lo que no tiene dentro de sí.
Ninguna relación te dará la paz que tú no creas en tu interior".

Celina Ester Ramirez

Lame la herida - Rose Ponce



Lambe a ferida,
seca a dor
deixa a lágrima escorrer
o sal sana e purifica

Levanta
Olha o horizonte
Traça sua rota nas estrelas
E segue jornada

Maldizer a queda
Não te fará mais forte
Aprende a lição
E honre o precipício

Dance ao som do seu riso
Ouça o tambor da vida
Ecoar no seu coração
Solte as mãos no ar

Salte...
Seus rastros desenham
O limite de seu espaço
Seu futuro em branco
Dentro do Todo
De infinitas possibilidades!

Pará Mirim Poty 

1ro de Marzo - Día del Historiador Indígena



Cada 1° de marzo recordamos a Juan Chico, escritor, docente e historiador del Pueblo Qom, quien dedicó su vida a la reconstrucción de la memoria indígena. Su trabajo fue clave para visibilizar la Masacre de Napalpí, dejando un legado invaluable a través de sus libros La voz de la sangre y Las voces del Napalpí.
Como parte de su trayectoria, también se desempeñó en el Instituto de Cultura del Chaco, promoviendo la preservación de la historia y los derechos de los pueblos originarios. Hoy, su legado sigue iluminando el camino de la verdad y la justicia.