Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Somos visitantes


"Somos todos visitantes de este tiempo, de éste lugar. Sólo estamos de paso. Nuestro propósito aquí es observar, aprender, crecer, amar...Y luego, vamos de vuelta a casa."

Guardianes de Atinis

Relojes de Sol en la Antigua Grecia: Un Viaje al Tiempo con la Luz del Sol




Los relojes de sol, o gnomones, fueron una de las primeras herramientas utilizadas por los griegos para medir el tiempo. Estos ingeniosos dispositivos, basados en la posición del Sol en el cielo, permitieron a los antiguos griegos organizar su día y comprender los ciclos del tiempo.

1. La Base del Gnomon:

- El Gnomon: El corazón del reloj de sol era el gnomon, una vara vertical que proyectaba una sombra sobre una superficie plana. La longitud de la sombra variaba según la posición del Sol en el cielo, lo que permitía determinar la hora del día.
- Principio de la Sombra: La sombra del gnomon se movía a lo largo del día, describiendo un arco que se extendía desde el este hasta el oeste. La posición de la sombra en este arco indicaba la hora.
- El Sol como Reloj: Los antiguos griegos comprendieron que el Sol se movía a través del cielo de manera regular, y que la longitud de la sombra del gnomon era directamente proporcional al ángulo del Sol en el cielo.

2. Diferentes Tipos de Relojes de Sol:

- Relojes de Sol Horizontales: Estos relojes se colocaban en una superficie plana, y la sombra del gnomon se proyectaba sobre una serie de líneas que marcaban las horas.
- Relojes de Sol Verticales: Estos relojes se colocaban en una pared vertical, y la sombra del gnomon se proyectaba sobre una serie de líneas que marcaban las horas.
- Relojes de Sol Polares: Estos relojes se orientaban hacia el polo norte, y la sombra del gnomon se proyectaba sobre una serie de líneas que marcaban las horas.
- Relojes de Sol Esféricos: Estos relojes se construían con una esfera que giraba alrededor de un eje, y la sombra del gnomon se proyectaba sobre una serie de líneas que marcaban las horas.

3. La Precisión de los Relojes de Sol:

- Limitaciones: Los relojes de sol tenían algunas limitaciones. Su precisión dependía de la posición del Sol en el cielo, que variaba según la época del año.
- Ajustes: Los antiguos griegos desarrollaron métodos para ajustar los relojes de sol a los cambios estacionales, utilizando diferentes escalas de horas para diferentes épocas del año.
- Precisión Limitada: Los relojes de sol no eran tan precisos como los relojes modernos, pero eran lo suficientemente precisos para las necesidades de la vida cotidiana en la antigua Grecia.

4. La Importancia de los Relojes de Sol:

- Organización del Día: Los relojes de sol permitieron a los antiguos griegos organizar su día, dividiéndolo en horas y marcando los momentos importantes del día, como la hora de comer, la hora de trabajar y la hora de rezar.
- Comprender el Tiempo: Los relojes de sol ayudaron a los antiguos griegos a comprender los ciclos del tiempo, como los solsticios y los equinoccios, y a desarrollar un calendario basado en el movimiento del Sol.
- Astronomía y Matemáticas: La construcción de los relojes de sol impulsó el desarrollo de la astronomía y las matemáticas, ya que los griegos tuvieron que comprender la geometría del movimiento del Sol para diseñar estos dispositivos.

5. El Legado de los Relojes de Sol:

- Un Invento Duradero: Los relojes de sol fueron una de las primeras herramientas para medir el tiempo, y su invención marcó un hito en la historia de la tecnología.
- Inspiración para el Futuro: Los relojes de sol inspiraron el desarrollo de otros tipos de relojes, como los relojes de agua y los relojes mecánicos.
- Un Recordatorio del Tiempo: Los relojes de sol siguen siendo un símbolo de la conexión entre el tiempo y la naturaleza, y un recordatorio de la sabiduría de los antiguos griegos.

Fuente:
FB Lo que no sabias

domingo, 17 de noviembre de 2024

Los dos últimos hablantes de chaná, una lengua que se mantuvo en secreto 200 años



Historia de Mariana Otero.
Evangelina Jaime, de 47 años, todavía no cae en la cuenta de lo que significa ser una adá oyendén o mujer guardiana de la memoria, alguien que preserva el conocimiento de toda una comunidad. Es descendiente de chaná, un pueblo indígena que habitó durante siglos a la vera del río Paraná, el segundo más largo de Sudamérica, en la provincia argentina de Entre Ríos, y también en Buenos Aires, Santa Fe, y en una porción de Uruguay. “Lo tomo con naturalidad. Lo hago desde el compromiso con mi familia; no porque es algo importante”, le dice a América Futura a orillas del imponente río, en la calle de los Pescadores del Paraná de Puerto Sánchez.
Evangelina o en chaná Uvaé ug Áratá, “luz de luna” es la heredera del legado que desde hace una década le transmite su padre, Blas Jaime o en chaná Agó acoé inó, literalmente “perro sin dueño”, de 90 años. Blas lleva dos décadas intentando resucitar la lengua de sus ancestros que se creía muerta porque se mantuvo en secreto 200 años. En la austera cocina de su casa en las cercanías de la ciudad de Paraná, Blas saluda en su idioma de sonidos guturales que brotan desde la garganta casi sin mover los labios, como lo hacen los ventrílocuos.
“Njarúg” dice, dando la bienvenida mientras alza las dos manos que muestran las palmas de líneas profundas. Así lo hacían sus antepasados en una muestra de amistad: significa que no tienen ninguna clase de armas. “Cuando se daba por perdido el idioma, aparecí yo”, resume Blas, a modo de presentación. Su madre, Ederlinda ‘Morocha’ Yelón, comenzó el traspaso de los saberes cuando su hijo apenas tenía 12 años y continuó hasta cerca de los 25.
Lo hizo igual que su mamá, que lo aprendió de su abuela que lo heredó, a su vez, de su bisabuela en una cadena de transmisión oral para


guardar la memoria. Las mujeres tenían el saber en este pueblo silencioso y guerrero acostumbrado a soportar el dolor sin derramar lágrimas.
Las tres hijas de Morocha murieron de tifus. Por eso, rompiendo todas las reglas, le pidió a su hijo varón que aprendiera, para que la cultura no se fuera con ella de este mundo. Le dijo que atesorara sus conocimientos en silencio hasta que encontrara la señal que indicara el momento de hablar. Era un chico juicioso y con autoridad”, asegura el hombre que dice tener el don de sanar. Está escrito en su piel: tiene una cruz blanca en el paladar y otra en el bajo vientre, igual que Evangelina, unas marcas de nacimiento que, dicen, da el poder de sanación a quienes las tienen.
Cuando Blas cumplió 70 años, ya retirado de la vida laboral como predicador mormón, le comentó su origen chaná a una descendiente de indígena que pensó que su pueblo ya no existía, a lo que le respondió: “Yo sí existo”. Lo invitaron a disertar en una escuela y después en otra y otra más. Era la señal de la que le había hablado su madre; era el tiempo de alzar la voz. Para entonces, la Unesco había inscrito el chaná como una lengua extinta en su Atlas de Lenguas del Mundo. “Cuando dejé de trabajar y vi que no había tanta persecución, hablé. La lengua es la identidad de un pueblo”, asegura.
Muchos no le creían. Jaime salió en la búsqueda de otros chanás con la ilusión de rearmar una comunidad parecida a la de 2000 años atrás. Pero no encontró a nadie más. Según el Censo Nacional de Población 2022, 1.306.760 argentinos se reconocen como aborígenes. La cifra representa el 2,9% de la población del país. En el Registro Nacional de Comunidades Indígenas, figuran 34 pueblos originarios, pero ni rastro de los chaná.

Resucitar la lengua

Cuando Blas comenzó a hablar, no paró más; estaba empeñado en revivir la lengua y en situar a su pueblo en el mapa. Junto con su hija emprendió la artesanal tarea de poner por escrito la lengua oral que recordaba. “Empezamos a anotar. Él me decía una palabra y el significado y lo iba poniendo por orden alfabético”, cuenta la hija de Jaime. Sin darse cuenta se convirtió en una archivista de la lengua chaná. Así empezó a gestarse un diccionario de mil palabras que Evangelina ya está ampliando. Todavía guarda en una caja de cartón los viejos originales de puño y letra firmados por Blas.
Para ello, Jaime contó con la ayuda del lingüista Pedro Viegas Barros, especializado en lenguas originarias latinoamericanas e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), quien se entusiasmó con el rescate de la lengua perdida. Su tarea fue corroborar si se trataba de una lengua originaria y no de un dialecto o una deformación de otro idioma o un invento.
Relacionó los vocablos que había recopilado Jaime con el único antecedente conocido de la lengua, el compendio de 1815 del sacerdote y naturalista uruguayo Dámaso Larrañaga, que entrevistó a tres ancianos chanás en Uruguay. La investigación de Viegas Barros sobre morfosintaxis, fonética, fonología y gramática tuvieron amplia divulgación y aceptación en el mundo académico. “Pedro Viegas Barros dice que es imposible inventar un idioma tan complejo, en el que una palabra significa muchas cosas”, apunta Evangelina. Recopilaron vocablos, expresiones, leyendas y hasta recorrieron el río Paraná buscando, en vano, a otros descendientes que conocieran la lengua. El diccionario se publicó en 2013.
“Blas Jaime es considerado una figura clave por la Unesco debido a su rol en la conservación de esta lengua indígena de Argentina y Uruguay”, indica Ernesto Fernández Polcuch, director de la oficina regional de la Unesco en Montevideo y representante ante Argentina. El organismo de las Naciones Unidas lo declaró como el último chaná parlante. Según los últimos datos de ese organismo, en 2016 el 40% de las lenguas del mundo -más de 2600- estaban en peligro de desaparecer por ser habladas por una cantidad reducida de personas.
En el mundo, la situación de las lenguas indígenas también es crítico: actualmente sobreviven unas 400. En áreas muy extensas de América del Sur se han extinguido casi todas y las que perduran cuentan con pocos hablantes. El lingüista Enrique Doerflinger, profesor de la Universidad Nacional de Córdoba y en la Universidad Nacional de Villa María y especialista en quechua, explica que hay unas 15 lenguas indígenas sobrevivientes con cierta vitalidad y una cantidad de hablantes significativa en Argentina. “Cuando llegaron los españoles se estima que en el territorio había entre 35 y 40 lenguas. Desapareció un 50%”, indica.
El silencio
Primero la conquista y, después, la persecución, discriminación y el desprecio provocaron el mutismo del pueblo chaná que lo llevó a desaparecer de la conciencia pública. “No tenemos a quién preguntarle nada ahora. O están silenciados o se cierran a hablar porque está en el ADN callarse. Ya era un pueblo silencioso y luego lo silenciaron del todo”, afirma Evangelina.
De hecho, la historia empezó así, callando. “El silencio hizo daño, al punto de que muchos se olvidaron de quiénes eran”, agrega. Y explica que hubo un tiempo en el que a los chicos les cortaban la punta de la lengua o les pinchaban un ojo si hablaban en chaná.

Blas recuerda que a los 7 años escuchó a su maestra referirse a unos niños como “los indios de las barrancas de Nogoya”, una ciudad entrerriana, que eran “como animales”. Él no tardó mucho en irse de allí. A los 10 años, abandonó la escuela.
Evangelina, por su parte, vivió su propio calvario. En la secundaria, un profesor aseguró que los chanás no existían. Ella dijo que era descendiente de ese pueblo indígena. “Me preguntó si estaba segura y yo le conté sobre mi abuela. Me dijo que era imposible. Me callé”, recuerda. Su testimonio le causó problemas: sufrió acoso escolar, la llamaban “india” y “negra”. “Cuando mi papá me preguntó si quería aprender la cultura le dije que no. Yo estaba viviendo ese proceso de discriminación, aunque mi familia no lo sabía. No quise saber nada con el pasado chaná”, se explaya.
Pasaron décadas hasta que Evangelina se reconcilió con su estirpe indígena y buceó en su identidad. Cuando nació su hijo, hoy de 23 años, aceptó la antigua oferta de su padre de aprender la lengua, de empaparse de la cultura y de convertirse de a poco en la “guardiana de la memoria”, como habría querido su abuela Morocha. “Quedarse en el olvido es como no existir, se pierde el conocimiento”, dice.
La confirmación completa de sus raíces llegó con los resultados del ADN de Blas, que participó en 2017 del estudio mundial del genoma mitocondrial ancestral que se realizó entre personas que dicen ser indígenas. “Soy de sangre pura”, dice Blas en relación a los análisis. El estudio, analizado y publicado por el Instituto de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires, determinó un posible vínculo de los chaná con indígenas kayapós, en Brasil. “No tenemos sangre africana ni europea”, apunta Evangelina, que lloró de emoción cuando conoció los resultados.
Hablar para vivir
La primera noticia sobre el último hablante chaná la publicó el periodista Daniel Fiorotto en 2005, lo que generó el interés del lingüista Viegas Barros. A partir de entonces, Jaime tuvo su momento de fama. Pasó a ser requerido por la prensa, se hicieron documentales, disertó en una charla TED y hasta le puso voz a un dibujo animado sobre el pueblo chaná. “La noticia llegó a Europa y Estados Unidos”, asegura.
También comenzó a dar clases de chaná en el Museo Antropológico de Paraná, pero nunca había sido profesor y necesitó de la ayuda de su hija. “Dejé que él hiciera, aprendía con él. Tomaba clases como todos los alumnos y después iba a mi casa y seguía reforzando”, relata Evangelina. En ese proceso, iba entendiendo a su familia.
Hoy ella enseña por internet a universitarios, escritores y aficionados de todo el mundo. “Los alumnos entablan una conversación, pero es imposible conocer a fondo todo. Yo llevo diez años aprendiendo”, concluye Evangelina que dice que, mientras viva, seguirá enseñando. La difusión es un compromiso consigo misma y con su abuela. No quiere que el chaná siga siendo el pueblo silencioso.
Fuente https://www.msn.com/.../los-dos-%C3.../ar-AA1udOne...
#efemerides #cultura
Compartido por Enrique Hopman

Árboles y calor


Chile recibió desde Noruega cientos de piezas arqueológicas del pueblo rapa nui



En una ceremonia en el centro de Santiago, la ministra Carolina Arredondo recibió 17 cráneos del pueblo originario rapa nui y cerca de 600 fragmentos de hueso de al menos tres individuos, unos vestigios llamados “Ivi Tupuna”.

El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile recibió el viernes diversas piezas arqueológicas y restos humanos tomados por un explorador y antropólogo noruego a fines de la década de 1940 que ahora serán repatriados a su tierra natal, la remota Isla de Pascua en el Pacífico Sur.

En una ceremonia en el centro de Santiago, la ministra Carolina Arredondo recibió 17 cráneos del pueblo originario rapa nui y cerca de 600 fragmentos de hueso de al menos tres individuos, unos vestigios llamados “Ivi Tupuna”.

“Estos bienes no sólo representan objetos materiales. Son también un patrimonio que tiene un profundo valor simbólico, espiritual y cultural para todas las comunidades”, dijo la titular de la cartera. “La restitución y recuperación de estos bienes constituye un reconocimiento y validación a los derechos históricos de los pueblos originarios sobre su patrimonio cultural”, agregó.


Las piezas arqueológicas llegaron procedentes del Museo Kon-Tiki de Oslo, en Noruega, y este sábado serán trasladadas a la Isla de Pascua, también conocida como Rapa Nui, donde pasarán por un ritual de “reconexión” para celebrar el retorno de los “tupuna” —los fósiles— a su tierra natal.

En 1947 el explorador Thor Heyerdahl navegó en una balsa de troncos llamada Kon-Tiki desde Perú hasta Polinesia en 101 días para probar su teoría de que las Islas del Mar del Sur fueron pobladas por navegantes de Sudamérica. Durante sus expediciones se llevó 5.600 objetos de la Isla de Pascua, muchos de los cuales han sido almacenados y exhibidos en el Museo Kon-Tiki.


Esta es la tercera vez que se devuelven piezas tomadas por él en el marco de una colaboración entre el museo y las autoridades de Chile que inició en 2019.

La iniciativa “no es un esfuerzo aislado” sino “corresponde a una política de Estado iniciada en 2019” que considera “la participación y la sensibilidad de las mismas comunidades involucradas y que apunta a la repatriación” de objetos culturales y arqueológicos que, por diferentes razones, fueron trasladados de sus territorios originarios, apuntó la ministra.

Tras la ceremonia en la capital chilena los restos viajarán hacia Rapa Nui —una isla polinesia en medio del océano Pacífico Sur que forma parte del continente de Oceanía pero pertenece al territorio insular de Chile— donde serán recibidos por el pueblo rapa nui, etnia que habita la Isla de Pascua desde el siglo VIII.

Enseguida los lugareños realizarán un recorrido “simbólico y ceremonial” para celebrar “el retorno de los tupuna a la tierra”, explicaron miembros de la comunidad. Posteriormente, el pueblo rapa nui hará un curanto en búsqueda de la “bendición, sanación y conexión espiritual” de los restos ancestrales con su territorio, antes de que finalmente sean depositados en el Museo Rapa Nui.

Desde Oslo la directora nacional del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural de Chile, Nélida Pozo, calificó la ceremonia como una "jornada y un día histórico”. “Hemos acompañado al pueblo Rapa Nui en todas las gestiones con el Museo Kon-Tiki”, agregó.

(AP)

Compartido por Infobae el 15 de Noviembre de 2024
https://www.infobae.com/america/america-latina/2024/11/16/chile-recibio-desde-noruega-cientos-de-piezas-arqueologicas-del-pueblo-rapa-nui/

Pertenecemos a la Tierra...



...El polvo de nuestros huesos volverá al suelo, la sangre de nuestras venas volverá al mar. Porque la tierra no nos pertenece...nosotros pertenecemos a la tierra.

Sabiduría indigena.




sábado, 16 de noviembre de 2024

50 años del Mensaje de Arecibo.


El mensaje de Arecibo es un mensaje de radio enviado al espacio desde el radiotelescopio de Arecibo el 16 de noviembre de 1974 para conmemorar la remodelación del radiotelescopio. El mensaje tenía una longitud de 1679 bits y fue enviado en la dirección del cúmulo de estrellas (cúmulo globular) llamado M13 (objeto n.º 13 del Catálogo Messier de objetos celestes). Este objeto celeste, situado en la dirección de la constelación de Hércules, a una distancia de unos 25 000 años luz, está formado por unas 400 000 estrellas. El mensaje contiene información sobre la situación del sistema solar, de nuestro planeta y del ser humano. El mensaje fue diseñado por Frank Drake, Carl Sagan y otros.
La información que fue enviada por Arecibo es la ubicación del Sistema Solar, de nuestro planeta y del humano. Los diseñadores del mensaje fueron Frank Drake y Carl Sagan, entre otros. El mensaje tardará 25 milenios en llegar e hipotéticamente la misma cantidad de años en regresar. Por ello la intención del mensaje era más una demostración de las capacidades hasta ese momento, que un contacto extraterrestre.

1679 bits
Este número fue seleccionado por los científicos porque es el producto de dos números primos (23 y 73) y solo es posible descomponerlo en 23 filas y 73 columnas, o viceversa. Quien lea el mensaje podrá organizar los datos en forma de cuadrilátero organizando unos y ceros (bits). Los ceros, funcionan como fondo del dibujo y los unos como información.
Hay 8 posibles configuraciones, pero solo la información organizada de la segunda manera (23 columnas y 73 filas), genera una descripción coherente. La información resultante es sobre la Tierra y la especie humana.
Debido a que al mensaje tardará unos 25 milenios en llegar a su destino y una hipotética respuesta otros 25, el mensaje de Arecibo fue más una demostración de los logros tecnológicos humanos que un intento real de establecer conversación con extraterrestres.

Fuente
Efemérides Sociales, Políticas, Históricas y Culturales - Enrique Hopman

No me juzgues


'Tú sabes mi nombre pero no sabes mi Historia. Puedes hasta saber que hice, más no sabes lo que pase. Sabes donde estoy, más no sabes de donde vengo. Puedes verme reir, pero no sabes lo que sufrí. Por eso no me juzgues''

Nayla Mendes


viernes, 15 de noviembre de 2024

La Leyenda de la Tipa.


Un joven llamado Felipe, conquistador y colonizador andaluz, en sus años de trajinar lugares exóticos se enamoró de una bella indiecita, llamada Tipuán, y ella de él. Convivieron mientras él estuvo por esas tierras, pero quedó sola con dos pequeños cuando Felipe fue enviado a otros destinos y conquistando… otros amores. Tipuán y los niños extrañaban mucho a Felipe le enviaban cartas con cuanto viajero pasaba, hasta notas con aves mensajeras. Pasado mucho tiempo, el andaluz cansado ya de sus andanzas y casi borrado de su memoria, encontró el camino de regreso a su hogar; allí halló a Tipuán en singular y misteriosa metamorfosis… Sucedió que después de angustiante espera sus piernas comenzaron a dilatar y sus pies enraizaron al suelo, su cuerpo fue adquiriendo una áspera esbeltez vegetal. De sus brazos, manos y dedos brotaron ramas y hermosas flores amarillas que caían formando una alfombra sobre la hierba, cubierta de hojas verdes que comenzaron a gotear y sus semillas se dispersaban por todo el territorio; y subían por su tronco enredaderas entrelazadas entre sí, como un amoroso abrazo.
Dicen que la Tipa o Tipuana Tipú representa a esa indiecita, a la espera de su amado, enviándole mensajes con el vuelo de las flores y semillas, las gotas que caen de las hojas son lágrima por el amor ausente y las enredaderas con los bracitos de sus hijos que la abrazan y sobre ese manto precioso de flores amarillas duerme para siempre ese esposo ingrato.

Fuente: Parques Urbanos Gobierno de Salta.

Compartido por Enrique Hopman


jueves, 14 de noviembre de 2024

SER


«Cuando realmente somos nosotros mismos,
muchas personas se alejan, pero esto crea el espacio necesario para que la gente adecuada llegue».

Herman Hesse

Arte: Jhonatan Cano Vasquez