Crónicas de la Tierra sin Mal
Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.
Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.
domingo, 14 de septiembre de 2025
Tramas soñadas Mbya Guaraníes
Tramas soñadas
Diseñadas en los Ajaka,
Canastos y Cestos
grandes y pequeños,
Ancestrales diseños...
Para ryve'i, Para rychy,
Para kora'i, Para kaje,
y muchas más
identitarios diseños mbya
para la posteridad.
Javier Rodas
14 de Septiembre de 2025
sábado, 13 de septiembre de 2025
viernes, 12 de septiembre de 2025
Consejos para criar a los hijos
Un águila aconsejó a una mujer sobre la mejor forma de criar a los hijos.
—¿Estás bien, madre humana? —preguntó el águila.
La mujer, sorprendida, la miró fijamente.
—Tengo miedo, mi bebé está por nacer y tengo tantas dudas. Quiero darle lo mejor, quiero que su vida sea fácil y bonita, pero ¿Cómo sabré si lo estoy criando bien?
El águila observó a la mujer y se posó cerca de ella.
—Criar a un hijo no es fácil. No es cuestión de que todo sea cómodo. De hecho, es todo lo contrario. Cuando mis aguiluchos nacen, el nido está lleno de plumas y hierbas suaves, tienen un lugar donde pueden descansar, donde se sienten seguros. Pero cuando llega el momento en que deben aprender a valerse por sí mismos, saco todo eso. Solo dejo las espinas.
La mujer frunció el ceño, confundida.
—¿Espinas? ¿Por qué hacerlo tan difícil?
El águila la miró con seriedad.
—Porque las espinas incomodan. Y esa incomodidad es necesaria. Ellos no se quedan allí esperando que todo les sea servido. Las espinas los obligan a buscar un mejor lugar, a crecer. La comodidad no les enseña nada.
La mujer pensó en las palabras del águila, pero aún tenía dudas.
—¿Y qué haces cuando caen? —preguntó, intrigada.
El águila respondió.
—Los lanzo al aire. Al principio, caen porque el viento les gana, pero yo los rescato. Los levanto con mis garras y los lanzo de nuevo. Una y otra vez, hasta que aprenden a volar por sí mismos. ¿Sabes qué hago después? Los dejo ir. Ya no los ayudo más.
La mujer la miró, con los ojos abiertos, sin entender por completo.
—No solapo la dependencia —continuó el águila—. Mis hijos deben aprender a volar, deben aprender a ser fuertes por sí mismos. La vida no se trata de mantenerlos en un nido suave y seguro todo el tiempo. Si los cuido demasiado, si los mantengo en mi nido por siempre, no les estaré enseñando nada. Ellos deben encontrar su camino, y sé que lo harán.
La mujer, mirando al águila, respiró profundo.
—Entonces, ¿debo dejar que mi hijo sufra un poco? —dijo la mujer, un poco temerosa.
El águila asintió.
—No es sufrir. Es aprender. Y aunque te duela, madre humana, lo mejor que puedes hacer es enseñarle a ser fuerte. No lo retengas, no lo apapaches todo el tiempo. Hazlo volar.
La mujer asintió, acarició su vientre, miró al águila por un largo momento y luego, con una sonrisa, se despidió del ave.
—Gracias, madre águila —susurró, mientras se alejaba—. Tus consejos son muy valiosos.
La mujer siguió su camino, dispuesta a ser la madre que su hijo necesitaba: firme, valiente, una madre que le enseñe a volar.
Si quieres que tu hijo vuele alto… No lo hagas todo por él. No lo mantengas en un nido de comodidad. Las águilas empujan a sus crías fuera del nido, las dejan enfrentarse a las espinas, porque saben que solo así aprenderán a volar.
No tengas miedo de verlos caer. Tú, como el águila, estarás ahí para levantarlos, pero no los mantengas bajo tu ala por siempre. Déjalos enfrentar el viento. Déjalos aprender a ser fuertes.
El amor verdadero no es protegerlos de todo, es enseñarles a volar, aunque eso signifique dejar que caigan. Déjalos encontrar su camino, incluso si tropiezan en el proceso.
Enseñar - Javier Rodas
Mientras enseño continúo buscando, indagando.
Enseño porque busco, porque indagué, porque indago y me indago. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar o anunciar la novedad.
Muy Feliz Día a cada Maestra y a cada Maestro de nuestro Amado País.
Construyendo presente y futuro cada día.
Tener el privilegio de enseñar y aprender cotidianamente!
Feliz Día y Salud!
Javier Rodas
11 de Septiembre de 2023
Primer Diccionario Mbya Ayvu - Español
Hay libros que son puentes…nada mal el pensarlo como PUENTE , ya que se encuentra en una región cuya característica es la frontera. También necesita que se lo imagine como una estructura delicada y compuesta de muchos encadenamientos …. Donde el trayecto es más importante que el destino del cruce , siempre ligado a la imaginación más que a una experiencia a la que tal vez nunca tengamos un acceso completo . GRACIAS @josejavierr03
Maria Ambrosio
El agradecido soy yo Estimada María por permitir que este trabajo investigativo lleve, llegue y se conozca el acervo cultural milenar de la Lengua Originaria Mbya Guaraní. Acompañado de todos los instrumentos que tambien tienen origen diverso y representan cultura desde distintos puntos geográficos. Un honor la presencia del Primer Diccionario Mbya Ayvu en un espacio tan sentido.
Aguyjevéte!
Javier Rodas
Cómo elegir al padre de tus hijos...
¿Cómo elige una madre águila al padre de sus aguiluchos?
No escoge a cualquiera. Ella lo pone a prueba.
Arranca una rama de un árbol, asciende alto en el cielo y comienza a girar.
Los águilas macho vuelan a su alrededor, intentando impresionarla.
De repente, ella suelta la rama.
Y empieza la prueba.
Uno de los machos se lanza en picada, atrapa la rama en el aire y la devuelve con cuidado, de pico a pico.
Ella la deja caer de nuevo.
Y otra vez.
Si él logra atraparla cada vez, sin fallar — solo entonces lo elige.
Porque un día, ese macho deberá atrapar algo mucho más importante: su aguilucho en caída.
Después del apareamiento, construyen un nido en un acantilado alto, con ramas duras y resistentes.
Luego, arrancan plumas de sus propios cuerpos para acolchar el interior del nido.
Allí, la madre águila pone sus huevos.
Cuando los polluelos nacen, los padres los cubren con sus alas, los alimentan, los protegen del sol y de la lluvia.
Los pequeños crecen fuertes. Les comienzan a salir plumas.
Aprenden a estirarse, a balancearse, a sentir el viento.
Y entonces… comienza la verdadera lección.
El padre empieza a destruir el nido.
Sacude las ramas con sus alas, arranca las plumas suaves — hasta que solo quedan las duras varas.
El acogedor hogar se vuelve incómodo.
Los aguiluchos no entienden.
¿Por qué sus padres, antes tan cariñosos, ahora se alejan? ¿Por qué ya no hay comida?
Entonces, la madre vuela a un lugar cercano, lleva un pez fresco y empieza a comerlo lentamente — justo fuera del alcance de sus crías.
Ellos chillan, pero nadie acude.
Es entonces cuando sucede:
Los aguiluchos empiezan a moverse, a arrastrarse, a salir del nido.
Uno cae torpemente.
Se precipita por el acantilado.
Pero antes de tocar el suelo, el padre —el mismo que atrapaba la rama— se lanza en picado y lo atrapa en su espalda.
Lo eleva de nuevo hasta el nido.
Y repiten el proceso.
Una y otra vez.
Hasta que un día, en medio de la caída, el aguilucho extiende sus alas, atrapa el viento… y vuela.
Entonces, los padres lo llevan a conocer los ríos de pesca.
Ya no le dan comida en el pico.
Le enseñan a sobrevivir por sí mismo.
Así crían las águilas a sus hijos.
Con ternura, sí — pero también con desafíos, coraje y sabiduría.
Porque la madre eligió un compañero que jamás dejaría que sus crías se estrellaran.
Porque los aguiluchos deben aprender a volar, no quedarse toda la vida en el nido.
Y tal vez… nosotros también podemos aprender algo del águila:
Sobre el amor, la enseñanza y el arte de ayudar a volar.
Texto: Susana Rangel.
jueves, 11 de septiembre de 2025
Ser Maestro - Laura Lewin
Ser maestro es regalar futuro cada día, aun cuando el presente se vuelve difícil- especialmente cuando el presente se vuelve difícil. Porque enseñar no es solo dar contenidos: es creer en cada chico, incluso cuando todo alrededor parece cuesta arriba. Es sostener, acompañar y sembrar confianza aun en medio de la incertidumbre.
Ser maestro es un acto silencioso de amor y de coraje, que transforma vidas sin aplausos. Por eso, ese aplauso tan merecido se los damos hoy y ahora en esta comunidad.
Hoy quiero reconocerlos y agradecerles de corazón. Ojalá sientan este abrazo enorme desde esta comunidad, que los valora, los respeta y los acompaña. ¡Gracias!
¡Feliz día!
Laura Lewin
¡ Feliz día a las Maestras y Maestros de la Escuela 941 Jasy Pora!
Por el Amor y Pasión que nos une por enseñar y aprender cada día...
Vienen de lejos
caminos de tiza,
abriendo surcos este oficio labrador;
somos maestros,
y es nuestra honra,
ni son todas rosas, ni todo es desazón...
Que viva la escuela
que la escuela viva,
que sea sostén
trampolín a la vida;
una usina de ideas,
el lugar del asombro,
el punto de encuentro
de entrega y de amor.
Es cada día
una aventura
aprender a enseñar, enseñar a aprender
reconocernos
como necesarios
con derecho a crecer para hacer crecer.
Que viva la escuela, que la escuela viva...
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