miércoles, 4 de julio de 2018

Desde que Soy Yo


Desde que no necesito convencer a las flores
de que son estrellas en la tierra,
desde que aprendí a dejar marchar los veranos
y dejar venir los Inviernos
sin morir en el intento,
desde que tengo y no retengo más mi corazón,
y dejé libres a los pájaros que me brotan de la boca,
desde que no me importa otra cosa
que repartir flores allá donde mis manos tocan.

Desde que soy fiel a mi locura
y canto a mi Madre Tierra
como si fuera a morir mañana,
(que en realidad es cierto)
y rozo con la punta de los dedos
el infinito que late en un poema.
Desde que soy el vuelo de las águilas
y el baile de las abejas,
el sol congelado de una piedra,
la forma efímera de una nube
pintando la bóveda celeste de la existencia.
Desde que no me preocupa nada más
que hacer de cada día el último
o el primero del resto de nacimientos
que están dilatando el mundo
en su proceso de parto.

Desde que soy un fractal de mi propio sueño,
lo más acercado al silencio cuando suspira,
la Nada en su máxima potencia
y el Todo en su vacío,
sin definiciones ni adjetivos,
sin aspirar a nada más
que lo que dentro me late como estrellas
es curioso,
pero desde entonces
las manecillas del reloj me miran de reojo
porque el Amor me mira de frente
y el mundo se para en unos ojos.
Desde que los incendios asolaron
la raíz más profunda de mi bosque
la hiedra se hizo más honda
y ahora trepa hacia la esencia.



Y desde este volcán apasionado,
desde este manantial de ternura
desde este ser que tiembla de amor y miedo,
desde este verso humano
que se escribe y se borra de nuevo,
desde que no le busco más motivo a este poema
que escribir lo que me nace de los dedos,
desde ese no saber el por qué de ninguna estrofa
que me escribe a cada impulso de mis pasos,
desde ese no definirme
porque cada día nazco por vez primera.

¿Sabes?
Desde que encontré caracolas en las montañas
y vi nacer flores en los desiertos
han vuelto a nacer brotes de esperanza
y tréboles de cuatro hojas,
y la vida de repente me sabe a cielo
y el alma me huele a tierra.

Desde que la búsqueda cesó
y nació el profundo encuentro,
desde que no me parezco a nada
porque todo lo contengo,
resulta que me voy pareciendo
cada vez más
a mí.

 Ada Luz Márquez 


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