Escrito> Felipe Pigna
Artigas nombró a su hijo
adoptivo Andrés, en 1815, Comandante General de Misiones. Durante su gobierno
se eliminaron los símbolos de la conquista española y se fomentó la producción
y comercialización de la yerba mate.
Sobre Andrés
Guacurarí, Andresito, como se lo conoce entre sus paisanos que lo han
convertido en prócer de la provincia de Misiones, algunos dicen que nació en
San Borja (en el Estado brasileño de Rio Grande do Sul) y otros en Santo Tomé,
Corrientes, el 30 de noviembre de 1778. Su infancia transcurrió en Santo Tomé,
donde pudo educarse y desarrollar un buen nivel de lectura y escritura. Tampoco
hay precisiones sobre cuándo conoció a su padre del corazón, José Artigas,
quien le dará su apellido y será su jefe político-militar. Seguramente la
relación era ya de larga data al momento de nombrar a su hijo adoptivo Andrés,
en 1815, Comandante General de Misiones, cargo equivalente al de gobernador. Su
primera tarea fue recuperar los pueblos misioneros ocupados por los paraguayos.
Lo hizo al mando de su
ejército indio de 500 combatientes. Así, recuperó Candelaria, Santa Ana, San
Ignacio, Loreto y Corpus. El único gobernador indio de nuestra historia ejerció
una conducción humana, justa y socialmente revolucionaria, aplicando la máxima
artiguista al anunciar la primera reforma agraria de América, “que los más
infelices sean los más privilegiados”. Abolió la servidumbre y repartió tierras
a los que las habían perdido a manos de la conquista, el saqueo o la estafa. Durante
su gobierno se eliminaron los símbolos, escudos y emblemas de la colonización
española, recobraron su vigor los cabildos de los pueblos originarios que
tenían una función central en la administración del territorio fomentando la
producción y comercialización de la yerba mate, la fabricación de pólvora y la
instalación de hornos para fabricar puntas de lanzas.
En 1816 se desató sobre la
Banda Oriental la devastadora invasión portuguesa. El 12 de septiembre,
Andresito, al mando de 1.000 valientes cruzó el río Uruguay por Itaquí. Obtuvo
sus primeros triunfos en San Juan Viejo y en Rincón de la Cruz. Esto le
permitió avanzar a Sao Borja y sitiarla el 21 de septiembre. El ejército indio
ya sumaba 2.500 voluntades. Andresito demoró el ataque para no dañar a la
población local ocupada y esto le dio tiempo al enemigo de rearmarse, recibir
refuerzos y derrotar al ejército popular artiguista.
Andresito y sus hombres se
replegaron en La Cruz, que sería ocupada por los portugueses tras su retirada a
la ciudad natal de San Martín, Yapeyú. Poco después ambos pueblos fueron
arrasados y destruidos. Cuando todo parecía perdido, Andresito y sus paisanos
se lanzaron a la contraofensiva y para mediados de año habían logrado recuperar
buena parte del territorio provincial y recomponer un ejército de 1.000 hombres
que se concentró en Apóstoles, San Carlos y San José. El portugués Das Chagas
fue a su encuentro con 500 hombres. El 2 de julio de 1817, tras varias horas de
combate, Andresito y sus jinetes indios lograron el repliegue portugués. Tras
el triunfo de Apóstoles, Artigas le pide marchar sobre Corrientes para reponer
en su puesto al gobernador Juan Bautista Méndez.
De Corrientes volvió a
Misiones y pasó a la ofensiva desde San Nicolás, derrotando a Chagas Santos
hasta obligarlo a replegarse a Palmeiras. Los portugueses no tardaron en lanzar
una poderosa contraofensiva y Andresito marchó al encuentro de Artigas pero fue
capturado por una patrulla enemiga que lo llevó caminando encadenado a Porto
Alegre y luego a una prisión en Río de Janeiro. Fue liberado en 1821, pero tras
una riña callejera fue encarcelado. Luego, liberaron a aquel hombre que había
dicho: “El derecho es el ídolo y objeto de los hombres libres por quien se ven
empapados en su propia sangre”. Poco se sabe sobre su destino y mucho sobre la
paciente labor de quienes siguen tratando de enterrarlo en el olvido para
siempre.
Fuente> Suplemento Viva
. Diario Clarin . 16 de Enero de 2.016
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