domingo, 15 de mayo de 2016

Pillán Quitral, el fuego sagrado. Leyenda Tehuelche.

El que siempre existió, vivía rodeado por densas y oscuras neblinas, allí donde se juntaban el cielo y el mas, hasta que un día, pensando en su terrible soledad, lloró y lloró por un tiempo incontable… y así sus lágrimas formaron a Arrok, el mar primitivo.

El eterno Kóoch¹ al advertirlo dejo de llorar y suspiró… y su suspiro fue el principio del viento. Entonces Kóoch quiso contemplar la creación: se alejó en el espacio, alzó su mano y de ella brotó una enorme chispa luminosa que rasgó las tinieblas. Había nacido el Sol. Con él la sagrada creación tuvo la primera luz y el primer fuego, y con él nacieron las nubes…

Y los tres elementos del espacio armonizaron entonces sus fuerzas para admirar y proteger a la tierra de la vida perecedera que Kóoch había hecho surgir de las aguas primeras.


Andando el tiempo Elal² creó a los Chónek³ de la raza tehuelche en las tierras del Chaltén. Y fue su organizador, protector y guía.
Y entre otras muchas cosas, como Elal viera que sus criaturas tenían frío y oscuridad, cuando el Sol no estaba en el cielo, les enseñó a hacer fuego, el mismo que les permitiera vencer a la nieve y al frío en las laderas del Chaltén, el que brota cuando golpean ciertas piedras.

Dicen que a partir de entonces los tehuelches ya no temieron a la oscuridad ni las heladas porque eran dueños del secreto del fuego, y el fuego era sagrado para ellos porque se lo había dado su padre creador.

Glosario:
¹Cielo, espíritu grande, bueno y creador.
²Héroe-dios, nacido de la Nube cautiva y el cruel gigante Nóshtex
³Significa hombre, en tehuelche significa ‘nosotros los hombres’.
Fuente: Camino Salvaje. Filosofía de viajar como forma de vida.

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