martes, 20 de enero de 2015

Pueblo Atacama


Atacamas, llamados apatamas, alpatamas, kunzas, likan-antai olikanantaí (en idioma kunza: lickan-antay, “ los habitantes del territorio”) se ubica en el extremo noroeste de la Argentina, extendiéndose a la región chilena, el oeste de Jujuy, Salta y el noroeste de Catamarca.

Los Atacama históricamente, generaron pautas organizativas especialmente adaptadas para desafiar los rigores del clima y las particularidades medioambientales de la región. Los recursos propios provenientes del pastoreo (hilados, tejidos y carnes) y la explotación de los yacimientos de sal constituyeron tradicionalmente el bien de intercambio con otras localidades y pueblos. Conservaban su alimento en grandes cantidades y como reflejo de un sistema muy elaborado, quedan vestigios en el variado instrumental: hachas (para la extracción de sal), palos cavadores, cucharas, ollas, azadones, etc. Además desarrollaron una importante artesanía en cerámica y fueron el primer pueblo que comenzó a utilizar el mineral de cobre que extraían de Chuquicamata y el oro de Inca Huasi. La industria del labrado de la madera estaba muy desarrollada, son famosas las “tablillas de ofrendas” para tomar cebil, con un mango labrado finamente con formas de figuras humanas y animales e incrustaciones de malaquita.
El uso del cebil aparece en las crónicas de la conquista, se encuentran numerosas referencias al uso de esta planta. Sus formas de ingestión en contextos ceremoniales fueron variadas. El polvo obtenido de la molienda de las semillas que se encuentran en las vainas del cebil se fumaba en pipas; se inhalaba por las fosas nasales a través de tubos finos; o también se mezclaba en las bebidas rituales.


La funebria aporta elementos para la comprensión mas acabada de la cultura. Los atacamas enterraban a sus muertos en grutas naturales que eran completadas con “pircado”. El difunto era depositado con todas sus pertenencias, evidencia de una firme creencia en la vida luego de la muerte física.

Los dioses de los Atacama habitan en las cumbres del Sagrado Volcán Licancabur que domina la región. Allí también, los Atacama construyeron altares de adoración al Sol, lo cual se presume fue consecuencia de su contacto con la cultura Inca.

Hay evidencias que indican la práctica de sacrificios humanos. Al respecto, en Salinas Grandes (1903) se encontró un pequeño, lujosamente vestido con adornos de oro y bronce, muerto por estrangulamiento, con la cuerda aún arrollada a su pescuezo.
Actualmente hay vínculos estrechos a ambos lados de la línea internacional, con las poblaciones adyacentes de Bolivia y de Chile, fortalecidos recientemente por la puesta en marcha de proyectos educativos y productivos en común. Junto con el autoreconocimiento del pueblo atacameño, como una entidad transfronteriza que se incorpora a distintos estados nacionales, estos grupos y sus poblaciones rurales se organizan mayoritariamente como comunidades aborígenes, y bajo esa figura jurídica han recibido los primeros títulos comunitarios de tierras en el departamento de Susques.


Fuente: Consejo Interamericano sobre Espiritualidad Indigena

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