martes, 30 de julio de 2024

Nadie le dice...


Nadie le dice a un plantón de roble que no puede convertirse en un árbol grande y vigoroso.

Nadie le dice a un águila bebé que no nació para conquistar los cielos.

Nadie le dice a una oruga que no puede convertirse en mariposa.

Pero han dicho tantas cosas desagradables que han servido para podar tu espíritu y obstaculizar tu crecimiento y realización.

Han dicho que no se puede ser grande, que no se puede ser fuerte, que no se puede ser abundante, que no se puede ser feliz...

La gente dice muchas cosas, pero el problema es cuando les crees.

Y muchas palabras siguen dando vueltas en tu cabeza y causando estragos. Por muy prometedor que sea un jardín de margaritas, si acepta semillas de brachiaria es sólo cuestión de tiempo que las flores desaparezcan entre la hierba.

¿Qué semillas estás aceptando, directa o indirectamente, en tu campo? Quizás no quieras hacerte daño, pero si en tu subconsciente existe la idea de que no puedes tener una vida ligera, acabarás atrayendo cargas.

¿Intentas decirle al mar que no se puede mover? Él seguirá moviéndose. Por mucho que digan que necesita calmarse, él sigue creando olas, avanzando por las costas, sacudiendo barcos. El mar escucha su naturaleza, por eso es tan auténtico y poderoso.

En lugar de prestar atención a quienes intentan frenarte, entrégate a lo que te expande. Necesitas darte libertad y no ponerte riendas.

Necesita aumentar su potencial y no frenarlo. Necesitas darte alas y no jaulas.

No estás aquí para castigarte a ti mismo, para vivir a base de sacrificio, para reprimir tu poder, para ignorar tu naturaleza.

Pregúntale a una estrella si su propósito es atenuar su brillo, luchar contra su luz o hacer todo lo posible para extinguirse.

Pregúntale al elefante si se siente culpable por ser grande.

Pregúntale al gato si empezará a caer tumbado porque caerse de pie es algo fuera de lo normal.

El río no se arrepiente de desbordarse, pero sí se arrepentiría de contenerse para caber en lugares poco profundos y estrechos que no le caben.

Francisco Dublino Muñoz

Compartido por Fernándo Emilio Flores 


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