Al final de la vida, seguramente, estaré defendiendo mi tesis sobre el amor. Últimamente comprendí que el espacio y el tiempo que hay entre las dos soledades únicas e irrepetibles en cada ser humano que son el nacimiento y la muerte, son el espacio y el tiempo del amor, es decir del crecimiento, del encuentro con el Otro/la Otra, del despertar al abrazo y la caricia. Cuenta el libro sagrado de los cristianos que Jesús le dijo a un viejo que se escondía para verlo: - Tenés que nacer de nuevo…Y que el viejo respondió: -¿Cómo voy a nacer de nuevo si ya soy viejo?...Nacer implica confiar. Es una elección...siempre estamos naciendo, muriendo o amando. Tanto en lo personal como en lo colectivo, en lo político. Después de cada muerte que significa el fracaso de algún encuentro, debemos elegir seguir muriendo o seguir naciendo. Muertos no se aprende nada. Solo naciendo…y si es posible y queremos merecer la vida, amando. Mates, parar mirarnos adentro y mirar afuera. Mirar los ojos del otro, de la otra…aunque sea de a ratitos.
Me encanta!!!!
ResponderEliminarMuy bueno y cierto, gracias
ResponderEliminar