sábado, 29 de agosto de 2020

29 de Agosto - Día del Árbol


Los árboles son una de las tantas formas bellas y poéticas en que se expresa la maravilla de la creación, bajo la forma de la Madre Naturaleza. Cumplen muchos roles en diferentes formas dentro de la sincronía y el orden divino. Desde siempre, tanto en el folklore, la cultura popular, como en las tradiciones de los pueblos antiguas, han sido compañeros inseparables de mitos, fábulas, cuentos y leyendas.
Como consecuencia del estilo desconectado e individualista propio de la vida moderna, es que hemos ido perdiendo las capacidades de conexión con el mundo de la magia y el misterio, tan característico e inherente de la vida de los bosques. Así como también, nos hemos ido alejando de las facultades de la intuición, la imaginación y la poesía, que son los instrumentos que nos permiten la entrada al amplio mundo de los sueños, el encanto y el misterio.
Desde ese punto de vista, acercarse a los árboles y aprender de ellos nos hace mucho bien. Darnos un tiempo para observar y abrazar a los árboles, es abrazar toda la sabiduría, la fuerza, el poder y la gran medicina que hay en ellos. De la misma manera, es muy probable que nos conecte en forma natural con nuestra propia sensibilidad, y con la forma en que percibimos el mundo y sus diferentes dimensiones o realidades.
Simbólicamente, el abrazar a los árboles, también lo podemos ver como un puente entre el mundo propio de la razón y el intelecto y la senda profunda del corazón. Luego de la fusión de ambas miradas, ya no será tan difícil el volver a maravillarnos con el vuelo de las
mariposas, el canto de los grillos, el murmuro de los ríos, o con el secreto escondido en la forma cambiante de las nubes arreboladas.
Uno de los objetivos mayores en la vida del ser humano, es el de logran integrar en forma correcta los diferentes aspectos de la personalidad. Para lo cual, la naturaleza y los árboles nos pueden entregar su sabia maestría y así ayudarnos a progresar en nuestro camino de refinamiento y evolución personal.
Abrazar a los árboles, es como abrazarnos a nosotros mismos, puesto que ellos son parte nuestra, y nosotros somos parte de ellos. La Naturaleza es nuestra madre, y mientras mayor integración logremos con ella, mayor integración lograremos con la magia y el misterio de nuestra propia naturaleza.

Águila Blanca Andina

Come


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