lunes, 27 de noviembre de 2017

Arte Tigua en la Ronda: Tradición, Historia y Cultura.


En el año 1970, los hermanos; Julio, Alberto, José Toaquiza Tigasi, pertenecientes a la comunidad Tigua Chimbacucho, empezaron a visitar varias comunidades y recintos indígenas en el Ecuador, donde compraron diversos objetos ancestrales para su posterior comercialización en los Museos de Antigüedades, uno de ellos encontró un viejo tambor donde aparecía dibujado “Las Fiestas del Danzante de Pujilí” Corpus Cristi, este objeto fue adquirido en la comunidad de Alpamalac; máscaras talladas en madera de capulí y aliso, estas eran pintadas y cuyas representaciones eran carishinas, monos, perros y tigres, el recorrido continuaba y a su paso encontraron mercadería y joyas de plata entre estas los bastones de mando, para finalmente viajar a Quito y vender estos valiosos objetos cuya identidad pertenecía a la cultura Originaria de Tigua y de los pueblos indígenas del Ecuador.

Posteriormente en febrero de 1996 es creada y aprobada jurídicamente “La Asociación Artesanal de Producción Artística de la Cultura Indígena Andina de Tigua”, cuya intención es comercializar y distribuir artesanías en diferentes estilos, como: Cuadros pintados en piel de oveja curtida, máscaras talladas en madera, cofres, bateas, charoles, porta vasos, porta platos, portarretratos, pocillos, porta retratos, platos bases, porta calientes, cruz, separadores de libros en cuero, bisutería en chaquiras, tejidos en lana y bordados, entre otros. La estrategia principal es florecer la economía de cada familia y trabajar de manera inclusiva.

En la actualidad artistas selectos se encuentran ya en la Ronda desde hace un año, con el único propósito es hacer conocer el arte desde cerca con eventos demostrativos en vivo.


Pintor de la primera generación, quien llevo a innovar las piezas artesanales con símbolos y colores tradicionales de Tigua en artesanías artísticas en madera de aliso.


Los colores de Tigua en la manos de J. Francisco Ugsha Ilaquichi, artista indígena, un líder que mira proyectos para florecer la economía de los demás artistas que tengas una calidad superior.

Rescatada por Juan Francisco Ugsha Ilaquichi. Los colores de Tigua son una verdadera tradición popular.

Hasta en esto tiempo son bien utilizados en todas las fiestas indígenas, la historia de la máscara viene desde muchos siglos atrás.


Quien inicio sus primeros rasgos sobre cuero de oveja con plumas de aves y cabellos de niños.
Sin duda este es uno de los símbolos convertidas en mascaras de madera que relatan los hechos históricos de nuestras fiestas auténticas de nuestros indígenas quienes en agradecimiento por las grandes cosechas y otros celebraban el Inti Raymi.

Los Comunidades Ancestrales de Tigua en la provincia de Cotopaxi tienen una milenaria tradición artística y artesanal; probablemente la diversidad de pisos ecológicos, la belleza de sus paisajes y montañas influyeron en su desarrollo.  Como testimonio de este hermoso pasado artístico se encuentra en su iconografía y simbología, en la tradición alfarera, la orfebrería, los textiles y el misterioso arte rupestre amazónico-andino, entre otros.


Los Pueblos Panzaleos fueron quienes originariamente habitaron lo que hoy es Tigua, se conoce que estos pueblos de tradición andino-amazónica, promovían grandes encuentros culturales en las faldas del majestuoso y temido Volcán Cotopaxi, como  actos rituales de ofrenda, veneración o por temor a su fuerza telúrica.

Más adelante, con la llegada de los Españoles a territorios Panzaleos, en el año 1727, se asentaron órdenes religiosas, Agustinos y luego los Franciscanos, órdenes que llevaron adelante un intenso proceso evangelizador, y que sin lugar a dudas, promovió la incorporación de valores cristianos en el complejo mundo cultural que se estableció en las estribaciones del  gran Cotopaxi. Las comunidades de Tigua, asentadas en las cercanías de la hermosa laguna Quilotoa,   fueron el escenario de socialización y encuentro de pueblos que venían de la Amazonía y la Costa en el marco de festividades, lugar propicio para intercambiar productos, conocimientos y  tradiciones.

Los Incas, los Españoles y luego los colonizadores criollos comprendieron muy bien que este espacio de celebración ritual e intercultural tenía que ser sometido a los valores de los conquistadores.


Desde el siglo XVIII se impone un sistema hacendario, Tigua pasa a ser una unidad productiva,  bajo el sistema social y económico de la hacienda. A pesar de haber vivido bajo este régimen de sometimiento, las comunidades y pueblos indígenas continuaron con esta tradición festiva milenaria hasta hoy.

                 
Siendo la Fiesta como uno de los momentos sociales más importantes de la cultura andina, donde se expresa y recrea la reciprocidad, el intercambio entre personas y con la naturaleza. El tambor que convoca y anima el baile es el antecedente más significativo de la pintura Tigua; de otro lado, las máscaras de madera de  monos, perros, lobos y la karishina (hombre vestido de mujer que reparte el licor y anima la fiesta) recuerdan la visita que hacían los vecinos yumbos a las comunidades Tigua.

Es precisamente la fiesta andina, el escenario donde  se desarrollan las primeras expresiones del arte pictórico indígena de Tigua. La dedicación, esfuerzo y creatividad a la pintura y la talla de máscaras y otras, actividades lejanas al quehacer genuino de los indígenas en el campo, agricultores por antonomasia. Originalmente se  pintaban personajes festivos en las caras de los tambores. Por sugerencia de Olga Fisch(+) folklorista húngara, coleccionista de arte popular, pasan a pintar en bastidores manteniendo el cuero de borrego como soporte. Este cambio, que parece muy simple, provoca un salto ontológico; en sus manos se encuentra un objeto nuevo, diferente al tambor, una superficie plana y vacía y con ella, un mundo prometedor se abre frente a los pintores de Tigua, el bastidor abre el acceso a los infinitos caminos del arte pictórico. Este hecho motiva a hombres y mujeres de la comunidad a dedicarse al oficio pictórico,  que paulatinamente se convierte en una importante fuente de ingresos para sus frágiles economías.

Sin duda este es uno de los símbolos convertidas en marcaras de madera que relatan los hechos históricos de nuestras fiestas auténticas de nuestros indígenas quienes en agradecimiento por las grandes cosechas y otros celebraban el Inti Raymi.
En el año 2015, se hace presente los orígenes, con la inserción de íconos ancestrales en la pintura; un cambio significativo de esta etapa, marcan las conocidas pinturas de Tigua. En el retorno, en un contexto de búsqueda de los orígenes, a través de varias investigaciones y capacitaciones con ONG`S se desarrolla un proceso de sistematización y registro de la iconografía y simbología del Ecuador antiguo. Más de 2000 símbolos son transferidos para dos pintores de Tigua con excelencia artesanal del cual soy parte para que dialoguemos con ellos y podamos aprovechar y recrear la tradición artística milenaria. Ahora el reto es ampliar la temática de la pintura tradicional desde las raíces más antiguas del Ecuador. Colecciones de esta temática ya han sido reproducidas en algunas piezas que han empezado a deslumbrar al ojo sensible éstas nuevas propuestas y descubrimientos.

La pintura de Tigua sorprende con una trayectoria que marca la resistencia, la continuidad y el cambio de una tradición artística única, que encontró en la plástica la posibilidad de expresarse, dialogar y representar de una manera estéticamente bella con las iconografías.





Fuente: Blog Luisaugshaugsha de Tigua para el Mundo.
Artista autodidacta de profesión Ingeniero en Administración, que rescata las tradiciones y valores de nuestros abuelos y ancestros

https://luisaugshaugsha.wordpress.com/tag/mascaras/

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