"Deseo que lo que desees para mí,
lo recibas duplicado.
Y lo que yo desee para ti, me vuelva dos veces.
Porque así se mueve el Universo, pero lo hemos olvidado..."
Y lo que yo desee para ti, me vuelva dos veces.
Porque así se mueve el Universo, pero lo hemos olvidado..."
Cualquier excusa es buena para pedir un deseo y hace tiempo que perdí la
cuenta de todo lo que he anhelado. Deseos al por mayor. Algunos con el corazón
y otros tantos con la razón, pero formulados con los ojos cerrados y la mente
crédula.
He crecido ansiando besos, buenos
amores, viajes, mejorar el mundo, ayudar a ser feliz a alguien, que mis hijos
sean buenas personas, puedan alcanzar sus metas y no se olviden de Dios. Me he
ilusionado con la posibilidad de estirar la edad de los que amo, no sufrir la
decepción de un amigo, conseguir un determinado trabajo, y que a la gente no le
duela tanto la vida...
Los deseos son sueños que no sabes a
dónde van a parar, que se despiden como una petición y regresan para
sorprenderte. Hay lugares mágicos en los que deambulan infinidad de ellos.
Entonces vas a esos lugares que te gustan, en busca de paz...y los deseos están
ahí, como fuego queriendo tocar agua, que lo lleve el viento en mayor fuerza
hacia las olas o que sea la marea la que lo alcance antes de extinguir el sueño
que lo alimenta.
Tal vez, muchas veces no quiera darme
cuenta de que son imposibles, que fuego y agua no se llevan, pero también queda
la esperanza de que aún perdido el rescoldo, pueda alcanzar mar y sea real en
algún modo, como madera de soñador flotando en marea de universo de mar.
Al final de cuentas, de deseos y
sueños...No importa las veces que se encienda una hoguera para iluminar un
trozo de cielo de otro color al que divisamos en adelante, ni contar las veces
que se nos apaga. El simple hecho de encender la chispa ya es pálpito de luz de
estrellas...
Gentileza
Teresita Seminara
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