sábado, 29 de julio de 2017

Carta de un Padre a su Hijo - Rudyard Kipling



Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor,

Todos la pierden y te echan la culpa;

Si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti

Pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;



Si puedes esperar y no cansarte de la espera,

O siendo engañado por quienes te rodean, no pagar con mentiras,

O siendo odiado, no dar cabida al odio,

Y no obstante, no ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad.



Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;

Si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;

Si puedes encontrarte con el Triunfo y la Derrota

Y tratar a estos dos impostores de la misma manera;



Si puedes soportar al escuchar la verdad que has dicho,

Tergiversada por bribones para tender una trampa a los necios,

O contemplar destrozadas las cosas a las que dedicaste tu vida,

Y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas:



Si puedes hacer una pila con todos tus triunfos

Y arriesgarlo todo de una vez en un golpe de azar,

Y perder, y volver a comenzar desde el principio

Y no dejar escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;





Si puedes hacer que tu corazón, tus nervios y tus músculos

Te respondan mucho después de que hayan perdido su fuerza,

Y permanecer firmes cuando nada haya en ti

Excepto la voluntad que les dice ¡Adelante!



Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud,

O caminar junto a reyes sin perder tu sentido común.

Si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte;

Si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;



Si puedes llenar el preciso minuto

Con sesenta segundos de un esfuerzo supremo,

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

Y, lo que es más, serás un Hombre, ¡hijo mío!



Rudyard Kipling



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