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Bello
En Ecuador ocho comunidades
originarias se recopilaron historias tradicionales, tales como “Wiry wiry” o
“La mamá ratona”, las cuales fueron presentadas en materiales didácticos
para luego difundirlos en las escuelas bilingües.
María Grega, quien vive en
la comunidad kichwa de Shiripuno, al este de la provincia del Napo, fue la
encargada de narrar por primera vez el cuento del wiry wiry.
La historia trata de un
espíritu que devoró a un hombre que caminaba por la selva con el fin de
convertirse en ser humano y que en una ocasión fue derrotado por la comunidad
en una hoguera. Posteriormente, éste decidió vengarse con la aparición de los
mosquitos e insectos chupasangre.
Esta fue la historia
recopiladas por Marleen Haboud, quien es la encargada de dirigir el
proyecto lingüístico “Oralidad Modernidad”, de la Pontificia Universidad
Católica del Ecuador.
Posteriormente, su hija
Mayfe Ortega compiló unos 30 cuentos, y de ellos ocho narraciones fueron
editadas para que formen parte de la iniciativa “Así dicen mis abuelos”.
Selección
Ocho comunidades de la
Amazonía, Sierra y Costa fueron seleccionadas de una larga lista de postulados
para que narraran sus historias. Entre ellas se encuentra la comunidad de
Namakim, ubicada en la provincia de Morona Santiago, donde se destacó la
leyenda de “La mamá ratona”, que habla sobre un personaje que enseñó a una
mujer shuar a dar a luz.
Otras de las historias
seleccionadas fueron Toñampari (Pastaza), El Poste (Santo Domingo), Tingo
Pucará (Cotopaxi) San Mateo y Santa Rosa (Esmeraldas) y Cochasquí
(Pichincha). La comunidad más lejana y a la que solo se llega en avioneta era
la población waorani de Toñampari, asentados en la parroquia Curaray, en la
provincia de Pastaza.
Luego de la investigación, la
próxima fase se enfocó en la creación y edición del material recopilado. Asimismo,
se programará un nuevo viaje a las comunidades para entregarles a los niños los
materiales didácticos que estaban compuestos por libros de cuentos y otras
actividades interactivas.
De esa manera, los
infantes lograron mantener una relación de cercanía con los abuelos de sus
pueblos originarios.
Por otro lado, los pequeños pudieron
conocer otras historias a través de un festival que llegó a las comunidades con
un montaje que ocupa el espacio de una sala y representa el contenido de los
libros. En esta actividad, los representantes de todas las comunidades
originarias recorrieron el país con la finalidad de aprender la cultura de las
otras poblaciones.
Fuente > Segundo Enfoque
– 6 de Enero de 2.017
Magnifica iniciativa!!! Felicitaciones
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