Que
la tierra se una a la planta de tus pies y te mantenga firme, que sostenga tu
cuerpo cuando éste pierda el equilibrio.
Que el viento refresque tu oído y te dé a toda hora la respuesta que cure todo aquello que tu angustia invente.
Que el fuego alimente tu mirada y purifique los alimentos que nutrirán tu alma.
Que la lluvia sea tu aliada, que te entregue sus caricias, que limpie tu mente y alma de todo aquello que no le pertenece.
Que el viento refresque tu oído y te dé a toda hora la respuesta que cure todo aquello que tu angustia invente.
Que el fuego alimente tu mirada y purifique los alimentos que nutrirán tu alma.
Que la lluvia sea tu aliada, que te entregue sus caricias, que limpie tu mente y alma de todo aquello que no le pertenece.
Fuente > El sendero del chaman
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