Ataviados con
tocados de plumas y lanzas de madera, cerca de un centenar de indios de la
etnia kaingang acudió al Arena Condá para honrar a sus héroes después del corto
pero costoso viaje que ha supuesto para esta comunidad indígena llegar a la
casa del Chapecoense.
Ataviados con
tocados de plumas y lanzas de madera, cerca de un centenar de indios de la
etnia kaingang acudió al Arena Condá para honrar a sus héroes después del corto
pero costoso viaje que ha supuesto para esta comunidad indígena llegar a la
casa del Chapecoense.
El olor a incienso
inundó por unos instantes el improvisado memorial habilitado por el club
brasileño, donde la hinchada del "Chape" deja emotivos mensajes para
los miembros de la plantilla que fallecieron a causa del fatal accidente que
sufrió la aeronave en la que viajaban.
"Venimos aquí a
homenajear a nuestros guerreros, ellos llevaban la alegría a este pueblo",
afirma a Efe Maximio Reis, uno de los líderes de la aldea Condá, una reserva
indígena que se encuentra a 20 kilómetros de Chapecó.
La aldea comparte el
nombre con el estadio del Chapecoense, el cual hace referencia a un histórico
cacique, Vitorino Condá, que dominó esta región, hoy enmarcada en el estado de
Santa Catarina, en el sur de Brasil.
Condá pasó a la
historia por ser un líder carismático que, a mediados del siglo XIX, luchó con
bravura por mantener estas tierras propiedad de los kaingang contra las fuerzas
del imperio luso-brasileño y los latifundistas de la época, ansiosos de imponer
sus propias reglas y esclavizar a los nativos.
Décadas después, su
estirpe vive hoy en un asentamiento agreste levantado de la nada, con hogares
hechos con tablas de madera, diáfanos por dentro y de cuyos techos cuelgan las
cuerdas para tender las ropas.
Aunque hay alguno
con los colores del Barcelona, los habitantes de Condá son fieles seguidores
del Chapecoense, pues, los que pueden, no dudan en vestir la elástica verde de
este club y sacar un rudimentario balón para jugar un rato al fútbol.
La afición actual
del malogrado "Chape", conocida en Brasil por su intensidad durante
los partidos, tomó el carácter recio y combativo de este pueblo que persiste
con el paso del tiempo y que ahora también lamenta la pérdida de sus
"guerreros".
Venir hasta el Arena
Condá no ha sido fácil para esta comunidad, ya que para su acceso hay que pasar
por caminos de tierras, y aunque la distancia entre el estadio y su aldea es
relativamente corta, los recursos que tienen en su reserva son limitados.
"Somos muy
seguidores del Chapecoense pero no tenemos las condiciones para venir aquí a
los partidos. Hoy principalmente hicimos el esfuerzo de ayudarnos los unos a
los otros para poder pagarnos un transporte", explica a Efe Yissel
Lepodino.
En la comitiva
indígena que se ha acercado hasta el feudo del Chapecoense abundan los menores
de edad, adultos que bailan y cantan delante de la camiseta del club y hasta
una pareja de ancianos, todos ellos con los colores verde y blanco en la cara.
Delante del memorial
en el Arena Condá, repleto de misivas de cariño y ramos de flores, los indios
se formaron en fila e hicieron varios rituales para que el espíritu de Condá
lleve a los fallecidos el sufrimiento de su pueblo y para "evitar más
problemas dentro de este desastre".
"La tragedia
fue muy chocante", se lamenta Reis.
Los kaingang también
hicieron un "ritual de defensa" para que aquellos que no se subieron
a ese avión "estén protegidos" cuando viajen en el futuro.
"Venimos aquí
para dar fuerza", comenta reiteradamente.
Después de una media
hora en la que se convirtieron en el centro de atención, la delegación indígena
volvió a su aldea y afirmó en su despedida que la historia del club "está
grabada en la memoria y los corazones" de todos ellos, algo que hará
volver con más fuerza al conocido como "Huracán del Oeste".
Fuente: EFE - 3 de Diciembre de 2.016
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