Según dicen algunas
antiguas tradiciones, el árbol de la vida crece al revés. El tronco y las ramas
hacia abajo, las raíces hacia arriba. La copa se hunde en la tierra, las raíces
miran al cielo. No ofrece sus frutos, sino su origen. No esconde bajo tierra lo
más entrañable, lo más vulnerable, sino que lo arriesga a la intemperie:
entrega sus raíces, en carne viva, a los vientos del mundo.
– Son cosas de la vida
– dice el árbol de la vida.
Eduardo Galeano en
Bocas del Tiempo (2007)
Arte > El Arbol
de la Vida de Gustav Klim (1905)
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