viernes, 25 de noviembre de 2016

Los huacos silbadores, abrigos del conocimiento


Los antiguos Maestros plasmaron en estos singulares instrumentos musicales toda su sabiduría para que las próximas generaciones pudieran acceder a las cosmovisiones originarias.

El Instrumental de las culturas nativas de América ha sufrido una interrupción en el período de la conquista, algunos instrumentos han sobrevivido o mutado a lo largo de los siglos. Ciertos instrumentos, como lo es el caso de las Vasijas o Huacos Silbadores sufrieron una ruptura histórica y en la actualidad se los encuentra como piezas arqueológicas formando parte de la colección de diversos museos así como algunas reconstrucciones realizadas por artesanos nativos.

A nivel académico, la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Buenos Aires, Argentina), recupera instrumentos nativos de todo el Continente y les da un lugar protagónico en las principales salas de concierto de todo el mundo. Su misión es darle la misma dignidad ontológica a los instrumentos originarios de América que las que poseen los instrumentos de tradición europea. A partir de la investigación y desarrollo que se lleva a cabo en la Orquesta se desarrolla el presente artículo.


Los Huacos o Vasijas Silbadoras originarias del norte peruano son instrumentos preincaicos de arcilla cuyo principal mecanismo de funcionamiento depende de la utilización de agua (recipientes en relación a uno o varios silbatos y embocaduras). Sus múltiples combinaciones y simbologías icónicas otorgan características sonoras que no posee ningún otro tipo de aerófonos a escala global, asimismo contienen encriptados las potencias de los cuatro elementos: es modelada con barro y agua, se hornea con fuego y el instrumento una vez finalizado se acciona mediante el aire que se desplaza a través de un silbato (los cuatro elementos, las cuatro direcciones, los cuatro vientos, los cuatro caminos)

Artistas y hombres de conocimiento
Los artistas precolombinos creadores de las Vasijas Silbadoras, se erigían como receptáculos de conocimiento capaces de condensar en su arte áreas disciplinares que hoy en día se encuentran diferenciadas (médicos, sacerdotes, escultores, músicos, políticos, ingenieros, arquitectos); dentro de esta lógica, las sociedades del norte peruano fueron capaces de desarrollar complejas tecnologías concebidas desde una visión integradora de saberes evidenciando, por ejemplo, amplios conocimientos en ingeniería hidráulica que nos dan cuenta de la profundidad de conocimientos que dan vida a los Huacos Silbadores.

Uno de estos casos se manifiesta en la cultura Chavín, la cual desarrolló en su templo principal un sistema de canales subterráneos que desvían el cauce de dos ríos hacia las profundidades del mismo, generando así la sonoridad de grandes truenos o el rugido de grandes jaguares mediante una estructura subterránea de escalinatas que friccionan el agua haciéndola bramar.

Funcionando como instrumento y escultura a la vez, las diferentes representaciones de los huacos fueron diseñadas para fines rituales así como receptáculos del conocimiento ancestral, permitiendo operar sobre la realidad ya sea positiva o negativamente. Según Josefina Calderón, hija del reconocido chamán norperuano “El Tuno” (primer restaurador de la Ciudadela de Barro, “Chan Chan”, Trujillo), los antiguos maestros han plasmado en los huacos su sabiduría para que las próximas generaciones puedan acceder a estos conocimientos, “Tu no encuentras un libro ni un escrito, todo está plasmado en las cerámicas. Los Ancestros de nosotros dejaron estas imágenes para que sean descifradas”.

En sus representaciones escultóricas, los Huacos exponen a curanderos realizando sus ceremonias, adivinas con sus hierbas, animales míticos, el cactus de San Pedro (Huachuma), pájaros, plantas, seres del Mar, dioses, guerreros, entre una infinidad de otros escenarios.

Siendo plenamente ceremoniales, sus sonoridades, ligadas a las imágenes representadas, convocan en sus Mesadas a los Dioses o Seres Espirituales, quienes les permiten acceder a visiones que un ser humano en su estado cotidiano no puede alcanzar. El Búho, por ejemplo, es quien permite adentrarse en la oscuridad y ver con claridad, otorgando sabiduría y astucia para auscultar lo que se oculta en la noche.

El Águila permite ver con precisión situaciones relacionadas al poder personal de la persona que se está curando, ella manifiesta a la visión espiritual avivando al Tercer Ojo, la mente desplegada.

El Jaguar está asociado a las adrenales (el miedo y la ira) y la fiereza que requiere el chamán en sus curaciones (la velocidad de la acción), asimismo es una de las formas en las que se manifiesta el espíritu de la Huachuma o el cactus de San Pedro.

*Andrés Eduardo Fortunato. Investigador, luthier, compositor e intérprete de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías de la UNTREF

Fotografías:
Investigación de Andrés Fortunato en el Museo Larco de Lima, Perú.
Piezas: ML016489–ML001114
Fuente: El Orejiverde  20 de Noviembre de 2.016

No hay comentarios:

Publicar un comentario