Misiones fue
escenario de una inédita audiencia pública intercultural en la que por primera
vez se escuchó la opinión de los guaraníes para decidir qué hacer con sus
tierras ancestrales.
El debate se centró en el camino que pretenden las
comunidades TekoáImá, KapiíVaté e ItaóMirí, que viven dentro del Lote 8, en la
Reserva de la Biósfera de Yabotí, en casi cuatro mil hectáreas que fueron
recuperadas en el marco de la Alianza Multicultural Público Privada para el
Manejo Sostenible, que conforman “El Moconá S.A.”, la “Fundación Naturaleza
Para el Futuro”, “WorldLand Trust”, el Ministerio de Ecología de Misiones y las
tres Comunidades Guaraníes.
En el Centro
Cultural del Bicentenario, en Aristóbulo del Valle se concentraron más de 90
expositores para dar sus puntos de vista, con una clara mayoría a favor del
derecho de los guaraníes de contar con un acceso corto, alternativa que incluye
un sendero por dentro del Parque Provincial Moconá, que es resistido por
algunas asociaciones ecologistas y un grupo de guardaparques, además de
sectores políticos enrolados en la oposición.
De todos modos, la experiencia fue riquísima por el cruce cultural y la
amplia participación de diversos sectores proteccionistas, ambientales,
institucionales y hasta de vecinos de la zona.
Félix Díaz,
presidente del Consejo Consultivo y Participativo de Pueblos Indígenas, entidad
conformada por indígenas de diversas etnias de todo el país, presenció la
audiencia y pidió esencialmente que los derechos y deseos de las comunidades
guaraníes sean respetados más allá de cuestiones jurídicas y ambientales.
El debate fue
acalorado y con los protagonistas principales como testigos silenciosos de una
disputa en la que para muchos, siguen siendo espectadores. Sin embargo, los
caciques guaraníes e incluso algunos jóvenes de las comunidades, pudieron
expresar con firmeza su punto de vista en reclamo de un camino que para ellos
no va más allá del interés de salvar vidas y tener una existencia de mejor
calidad.
La propuesta elegida
es la alternativa III de un estudio de impacto ambiental, que incluye un camino
corto, con la intervención en menos de una hectárea de monte dentro del Moconá.
Para los guaraníes, además es un sendero ancestral.
Es también, el
acceso más corto para 200 hectáreas que la familia Laharrague reservó sobre el
Moconá, donde se desarrollará un emprendimiento turístico.
En cambio, quienes
se oponen aducen la intangibilidad de la selva, declarada como zona roja –
-sectores de muy alto valor de conservación que no pueden transformarse- y
“ofrecen” como alternativa un camino mucho más largo, rodeando el parque, pero
de más de 30 kilómetros. Entre las propuestas aparece el asfaltado y la
construcción de un nuevo puente sobre el arroyo Yabotí, para evitar que cuando
crezca, la zona quede aislada, como ocurre al menos cien días al año con el
acceso al Parque Moconá.
Sin embargo, quienes
están a favor del sendero interno, sostienen que el camino asfaltado servirá
para la extracción ilegal de madera y el puente, una vía libre para cazadores
furtivos locales y del vecino Brasil, donde se encuentra el Parque Estadual Rio
Turvo, en la orilla oriental del río Uruguay.
Después de todas las
ponencias escuchadas, ahora llegará el turno de la recopilación definitiva
de las visiones para que el ministerio de Ecología tome una decisión final.
El primer orador fue
el cacique Artemio Benítez quien advirtió que las comunidades no piden “nada
extravagante”. “Pedimos defender vidas, no pensamos en dinero”, explicó en
guaraní.
“Solo pedimos un
camino para cuidar a los enfermos, para que entre la ambulancia o mercadería.
No pedimos favores a los guardaparques. Estamos para defender nuestras vidas”,
insistió.
Después le siguió el
cacique Agustín Espíndola, quien recordó que con la lucha iniciada por las tres
comunidades se consiguió defender la territorialidad. “La única necesidad es el
camino. No tenemos otra movilidad ni tanta vitalidad para caminar tantos
kilómetros”, expresó.
Lidio Da Silva,
también cacique, indicó que la lucha por el camino no es solo de las tres
comunidades, sino para estar en contacto con otras aldeas, así como para salir
rápido en caso de emergencias.
Por su parte, Alejandro
Benítez, otro opyguá (Lider Espiritual Mbya Guaraní), fue enfático en reprochar
al “jurua” (Hombre blanco) por su mirada sobre el conflicto.
“Todos somos
argentinos y nosotros somos argentinos preexistentes. Pero nos dicen que
tenemos que tener auto para pedir un camino. ¿Qué es eso? El asfalto llegó al
Parque Moconá y nadie dijo nada. No podemos vivir como antes y quiero ver si el
jurua camina con la bolsa al hombro como dice que hay que hacer”, apuntó.
El intendente de San
Pedro, Miguel Do Santos defendió que los guaraníes “tengan este derecho” y
reconoció que por la lejanía, muchos no tienen documentos, se enferman y los
chicos no van a la escuela o no reciben las vacunas correspondientes. “Hay que
ser más humanos”, consideró.
Los representantes
de la Defensoría del Pueblo de la Nación cuestionaron los obstáculos a los
derechos que padecen los guaraníes. “Nos preocupa la persistencia de prejuicios
coloniales y el dilema entre derecho indígena o el medioambiente”,
puntualizaron.
El “Vasco” Baigorri,
conocido ambientalista e integrante del Equipo Misiones de Pastoral Aborigen
fue contundente: “Sí al camino”. “Es fácil oponerse hoy, pero venimos de 18
años de lucha por el reconocimiento de cuatro mil hectáreas que están mejor
conservadas que el Parque El Moconá. Estamos discutiendo por un camino que
afectará 0,8 hectáreas sin cortar rutas ni insultando, como hacen quienes se
oponen. Se sigue pretendiendo aplicar el derecho de la conquista, cuando en
realidad, la identificación de la territorialidad es una de las principales
necesidades de las comunidades. El camino es moral y legalmente justo. La
mayoría de quienes se oponen no han puesto un pie en el terreno y no lo
conocen”, acusó.
Gritos ante el
silencio
Después llegaron
discursos más políticos, como el de la massista Graciela Beccaluva, quien
denunció “intereses empresariales que nos quieren dividir”.
La puertista Norma
Dalmau señaló que “el camino es para que roben madera para que se llenen de
plata ellos, no nosotros”. “El Moconá no se toca”, desafió.
Los diputados de la
Renovación, Noelia Leiría, Roberto Chas Roubineau y Carlos Báez defendieron la
postura de los guaraníes. En cambio, Héctor “Cacho” Bárbaro, dijo que está de
acuerdo únicamente si el camino es usado por los aldeanos y no para el turismo.
Los radicales Germán Bordón y Gustavo González también respaldaron a quienes se
oponen al sendero en un llamativo contraste con el visto bueno al decreto de
Mauricio Macri que profundizará la extranjerización de la tierra.
En la misma línea,
el guardaparque Santiago Bellitis propuso usar caminos forestales en desuso en
lugar del acceso que piden los guaraníes, y construir un puente que garantice
accesibilidad todo el año. “Esperemos y en todo caso, para darles asistencia
instalamos un destacamento en el acceso al Parque con una camioneta para su
traslado”, insistió. De todos modos, advirtió que si prospera la iniciativa del
camino interno, llevarán el caso a la Justicia.
Sin embargo, no
todos los guardaparques opinan igual. El presidente de la Asociación Misionera
de Guardaparques, Claudio Meders, señaló que “apoyamos el pedido de las
comunidades y el acceso al camino”.
Luis Castelli, de la
Fundación Naturaleza para el Futuro, que fue la que consiguió los fondos para
comprar las tierras que fueron cedidas a las comunidades a través del Estado,
destacó el trabajo realizado en la simbiosis con las comunidades, el sector
privado y el Gobierno y aunque no mostró preferencia por ningún camino, pidió
respetar la voluntad de sus habitantes. “No hay antecedente en el planeta de un
trabajo así”, consideró.
Asimismo, expuso que está en proceso un proyecto más ambicioso, que busca
unir el Parque Esmeralda con el Moconá, lo que sumaría otras doce mil hectáreas
de reserva.
El abogado de las
comunidades, Julio García expuso una visión mucho más cercana a los guaraníes.
“El territorio no debe ser considerado una isla. El camino debe ser uno que
nosotros elegiríamos, es decir, el más corto”, reflejó.
“Los que se oponen
dicen que los van a usar (a los guaraníes), que están pintados. Dejen de
discriminar. El camino debe ser un dato menor. Nadie defiende Yabotí mejor que
los guaraníes. Y me pregunto, ¿puede haber edificaciones para los guardaparques
pero no un camino para los guaraníes? Los guardaparques deben abandonar esa
actitud policial”, disparó.
Sobre el final, Raúl
Montenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente y
premio nobel alternativo, fue dramático en la defensa del camino corto que
piden los guaraníes.
“Es muy cínico
pedirle más sacrificios a las comunidades cuando protegen más biodiversidad en
el Lote 8 que en todo el Parque. Debemos estar felices por lo que se logró. El
Lote 8 son tres Parques Moconá que serán preservados”, destacó. En cambio,
sentenció que el largo camino que ofrecen los que se oponen, representan cuatro
horas de caminata. “Cuatro horas es alguien que se muere”, advirtió.
Fuente: Misiones On
Line (Posadas) 7 de Septiembre de 2.016
Texto y fotografías:
Misiones On Line