sábado, 9 de abril de 2016

Ritual de iniciación en la Cultura Cherokee

Cuando el niño empieza su adolescencia, su padre lo lleva al bosque, le venda los ojos y se va dejándolo solo.

Él tiene la obligación de sentarse en un tronco toda la noche y no puede quitarse la venda hasta que los rayos del sol brillen de nuevo en la mañana.

No puede pedir auxilio a nadie. 

Una vez que sobrevive esa noche, ya será un hombre.

No podrá hablar con los otros muchachos acerca de esta experiencia, debido a que cada uno debe entrar en la masculinidad por su cuenta.

El niño está naturalmente aterrorizado. 

Puede oír toda clase de ruidos… Bestias salvajes que rondan a su alrededor, lobos que aúllan, Quizás algún hombre blanco que pueda hacerle daño. 

Escucha el viento soplar y la hierba crujir, sentado estoicamente en el tronco, con los ojos tapados ya que es la única manera en que puede llegar a ser un hombre.

Por último, después de esa horrible noche, aparece el sol y el niño se quita la venda… ¡Ha pasado la prueba!

Es entonces cuando descubre a su padre sentado junto a él. Su padre no se ha ido, ha velado toda la noche en silencio, sentado en un tronco para proteger a su hijo del peligro sin que él se dé cuenta.
                               


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