Que tu visión sea nítida y clara,
como la vista imperial del águila.
Que tu espíritu mantenga la calma,
cuando la tormenta quiera quitártela.
Que tu alma sea siempre tan sabia,
como el silencio de la montaña.
Que nadie apague tu llama,
ni la luz que ella derrama.
Arnau de Tera
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