El
cuerpo es transitorio; es como el borde de un precipicio. El aliento es transitorio; es como la nube. La mente es transitoria; es como el relámpago. La vida es transitoria; es como el rocío sobre la
hierba. Si careces de la visión o de la conducta, equivocarás el camino. Por eso, desciende con la visión y asciende con la conducta. La práctica de las dos como una unidad es lo más esencial.
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