He oído palabras
y más palabras, pero nada se ha hecho. Las buenas palabras no duran si no se
convierten en hechos. Las palabras no pagan la muerte de mi pueblo. No pagan la
pérdida de mi país, ahora invadido por los hombres blancos. No protegen la
tumba de mi padre. No pagan mis caballos y mi ganado. Las buenas palabras no
devolverán a mis hijos. Las buenas palabras no cumplirán la promesa de vuestro
Jefe Guerrero, el general Miles. Las buenas palabras no devolverán la salud a
mi pueblo ni evitarán que muera. Las buenas palabras no darán a mi pueblo un
hogar donde pueda vivir en paz y cuidar de sí mismo.
Jefe Joseph de
los Nez Percés (1879)
Fuente: La
conciencia de los Indios
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