En todos los cestos –
refiere Ticio Escobar – el diseño es sobrio y esencial, formas zigzagueantes o
sinuosas, grecas, rectángulos y líneas horizontales que encierran algunos
símbolos ocultos, grafismos bidimensionales ascéticos y depurados, obsesivas
interpretaciones de la búsqueda guaraní de la plenitud existencial, condensada
en el AGUYJE, la existencia perfecta.
En el intrincado diseño
de los canastos abundan las referencias metafóricas del reino animal, que
reflejan en las superficies densamente cuadriculadas o manchadas, patrones
siempre entrecruzados que permiten imaginar los trazos sintetizados del mundo
en movimiento. Según Meliá, el trenzado en diagonal de determinados cestos
recibe el nombre de “Tatu piré” (la piel del armadillo). Otros no tienen nombre
específico, pero recuerdan el revoloteo de las avispas o de las abejas
melíferas en el monte pródigo.
Canastos y Arte en Tekoa Mbya Guaraní Pindo Poty (Misiones-Argentina) |
Una resolución estética
con características particulares suele aparecer
superpuesta a los estilos más frecuentes y conocidos del diseño
ornamental y simbólico, o conviviendo paralelamente con ellos. Se expresa en
diseños de grescas simples o dobles, franjas de pequeños triángulos interconectados,
motivos cruciformes o posiblemente zoo o antropomorfos, recuadros simétricos
enmarcados por densas franjas horizontales, movimientos también rítmicos y
continuados, cuyas conexiones estilísticas se extienden más allá del ámbito
tradicional guaraní, hasta llegar al extremos septentrional de la cuenca
amazónica.
Las tramas soñadas
¿De dónde surgen éstos
diseños tan variados, muchas veces sin significado aparente? Dionisio Duarte de
Tekoa Tamandua (25 de Mayo-Misiones-Argentina) quien trama cestos desde hace
poco más de medio siglo explica su versión sobre el origen de las figuras
tramadas en su cestería:
Niña Mbya Guaraní trasladando un Ajaka - Fotografía: Vhera Poty |
“Yo los diseño los
sueño. Hay ciento veinte diseños que son míos, que los tejí yo mismo, y que con
los años se fueron copiando. Ahora lo que más hacen son copias de dibujos que
yo soñé, porque lo que tiene que ir en el cesto viene de lo que yo sueño, y
entonces voy y lo hago. Así van saliendo los diseños del “ajaka” (canasto) y
son Para ryve’i, Para rychy, Para kora’i, Para kaje, y muchos más, ciento
veinte son”.
El simbolismo
omnipresente en los cestos permite a su vez múltiples lecturas, desde la
producción consciente al imaginario de lo impensado. La relación visual que se
establece entre la trama y la urdimbre funciona en la conjunción de dos
elementos que se imbrican, componiendo en ocasiones la oposición gráfica de
fondo/figura reversible. En la utilización de ambas caras del cesto, la misma
figura se torna positiva o negativa, representación surgida de los espacios
internos y externos, donde la imagen creada y la imagen especular pueden
convertirse en expresiones visuales de ambos universos, el de los dioses y el
de los hombres, uno existencial y el otro inmanente.
La repetición rítmica
aparece como un elemento constante en el tramado y la decoración de los cestos,
como resultado del gesto mecánico que producen las manos de los artesanos en el
acto de tejer y de los ritmos interiores del propio cestero, vinculados con las
reiteraciones que se llevan a cabo en la música, el canto y la danza.
En el rasgido del “mbaraka”
(guitarra), en los pasos repetidos de los danzantes o en el golpeteo incesante
del “takuapu” contra el piso de tierra se repite metafóricamente la estructura
rítmica contenida en los diseños del arte guaraní. Pareciera como si este
universo de repeticiones pudiese conducir, en algún momento, a la plenitud de
todos aquellos objetos que, en el fondo, no son sino “ta’anga” (imágenes
imperfectas de aquellos que existen en la morada de los dioses).
Producto de los sueños,
los dibujos también suelen conformar líneas que suben y bajan o van de menor a
mayor, en una escala rítmica, espacios rellenos por infinitos y minúsculos
recuadros, componiendo tramas formales que algunas veces refieren a una
naturaleza que no siempre pretender representar.
Estos grafismos
reflejan una particular percepción estética, expresada tácitamente en lo
intuitivo, pero al mismo tiempo son reproducidos y copiados desde tiempos
inmemoriales, cuando los diseños del cesto estaban, con toda seguridad,
cargados de significados profundos y místicos.
Carlos Mordo, fragmento
del libro “El Cesto y el Arco” Metáforas de la Estética Mbyá Guaraní (CEADUC).
Vale la pena vivir para disfrutar las riquezas que Dios ha colocado en cada uno de nuestros pueblos, etnias y de nuestras culturas.
ResponderEliminarBellos, fiel reflejo de las manos y las almas de los que los tejen. Protejamos a eses artistas haciendo que se les dé el valor monetario que merecen, en las ventas. Acá en Buenos Aires los cobran carísimos y quisiera saber cuánto reciben ellos por sus OBRAS DE ARTE....
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