El 60% de los
argentinos tiene antecedente indígena
“La Historia también se
escribe en los genes”
Diálogo con Daniel
Corach dirige el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de
Farmacia y Bioquímica de la UBA (Universidad de Buenos Aires), trabaja en
genética de poblaciones y en identificaciones judiciales. “El 60 por ciento de
los argentinos tienen antecedentes indígenas”, explica.
Cuando los genes hablan, dicen cosas sorprendentes, como que el sesenta
por ciento de la población del país tiene linaje indígena. Daniel Corach es
doctor en Biología, investigador independiente del Conicet y director del
Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica
de la UBA, que trabaja en identificaciones y casos judiciales y además
investiga en genética de poblaciones.
–¿Por dónde empiezo?
–Por donde prefiera. Servicio de Huellas
Digitales Genéticas; es un nombre ridículo, lo sé, pero es una denominación que
tiene ya muchos años. Depende del Decanato de la Facultad de Farmacia y
Bioquímica directamente. Bueno, desde 1989 pude armar una estructura, que
trabaja a nivel científico de base y también vende un servicio. Trabajamos con
once poderes judiciales, resolviendo cuestiones concretas, sociales, desde
violaciones y paternidades hasta el caso de la Embajada de Israel, el de la AMIA
o el de Yabrán. O con Abuelas de Plaza de Mayo, cuando nos pedían que
confirmáramos resultados de otros laboratorios. Todo eso fue gratuito, lo mismo
que en el caso de LAPA. Como investigador del Conicet y de la UBA recibo
pequeños subsidios, nos financiamos con el servicio que brindamos y la facultad
cobra. Así tenemos equipamiento de última generación y todo lo que necesito. No
me puedo quejar.
–Es raro escuchar una cosa así.
–Bueno, sí.
–Me dijo que también
realizan investigación básica.
–Sí. Genética de
poblaciones. Analizamos qué pasa con la población argentina desde el punto de
vista de su información genética. Es muy interesante, porque durante mucho
tiempo se consideró que la población argentina estaba constituida
fundamentalmente por descendientes de europeos y que desde las campañas del
desierto, la de Rosas y la de Roca, la población étnica originaria había
desaparecido.
–La palabra es justa
¿no?
–Claro que sí. Ahora,
cuando se empieza a mirar algunos marcadores genéticos de la población general,
resulta que el componente aborigen está muy metido en la población. Hay que
redefinir la composición étnica del país: somos mucho más latinoamericanos de
lo que pensamos. Las matanzas de las campañas del desierto no consiguieron el
exterminio completo.
–¿Y cuántos indios “desaparecieron” en esas matanzas?
–Tenemos los partes del ejército.
–¿Y cuántos fueron?
–Treinta mil.
–Treinta mil
desaparecidos.
–Sí.
–Fue una espantosa anticipación.
–Sí.
–Dígame ¿y cuáles son los números a los que ustedes llegaron en sus trabajos?
–Tenemos un 60 por
ciento de la población con componentes genéticos amerindios. Es decir, con
antecedentes indígenas. Es algo que no vemos porque en general vemos pocas
personas de características aborígenes o incluso de raza negra, pero, como dije
antes, hay un 60 por ciento de la población que tiene componentes amerindios,
de los pueblos nativos. ¿Qué me dice?
–Bueno, es bastante
sorprendente.
–Usamos principalmente
muestras forenses de distintos sectores: Patagonia (Chubut y Río Negro), centro
(Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza) y toda la zona del Litoral. También Salta.
Usamos marcadores genéticos de herencia uniparental, es decir, por parte del
padre y de la madre, o cromosoma Y(que se hereda únicamente por línea paterna)
y ADN mitocondrial (que se transmite únicamente por línea materna).
–Cuente qué es un
marcador genético.
–Dentro de la
información genética de nuestro genoma, tenemos una gran cantidad de
información variable, que cambia de una persona a la otra. Una vez que se
identifican esos sitios variables, pueden exhibir en la población muchas
variantes a su vez, que es lo que un individuo va a compartir con sus hijos y
sus padres.
–O con sus grupos relacionados.
–Sí. Es un pedacito de
ADN que presenta variantes en la población y que sólo se comparte con grupos
muy cercanos, y a partir de ahí se puede hacer una identificación, por
comparación. Hay otros marcadores. Por ejemplo, en la Facultad de Filosofía y
Letras hay grupos de investigación antropológicos que se dedican a analizar muestras
sanguíneas y algunas proteínas polimórficas y llegan a las mismas conclusiones
que nosotros.
Al menos 38 Pueblos Originarios Pre-existentes habitan hoy Argentina |
–¿Qué otras líneas de
trabajo tienen?
–Estamos desarrollando
una línea de investigación en monos, en Corrientes, junto a un grupo de
investigación local, y analizamos las estructuras del hábitat y las conductas
de apareamiento del mono aullador, una especie que tiene características
genéticas y conductas de apareamiento muy particulares. Las hembras, por
ejemplo, necesitan incrementar la variabilidad genética, entonces se vuelven
muy promiscuas y bueno..., salen a buscar aportes genéticos laterales, por así
decirlo. No maritales.
–Bueno, es todo un
ejemplo de conducta.
–Es que todos los
animales somos iguales, sólo que los monos no se hacen problemas. Lo que pasa
es que el mono del nuevo mundo está muy poco estudiado, porque a nivel genético
está muy separado evolutivamente de los primates como nosotros, los del viejo
mundo.
–Pero son primates.
–Sí, pero de una rama
antiquísima, que se abrió mucho antes que el resto. Y entonces, los marcadores
genéticos que se utilizan habitualmente para gorilas, chimpancés, orangutanes,
aquí no funcionan. Nuestro trabajo es desarrollar esos marcadores, aislarlos y
caracterizarlos, para luego saber quién es hijo de quién, o de qué manera un
macho se va imponiendo genéticamente entre sus pares por tener mayor cantidad
de progenie. O ver cómo en un grupo que se supone conformado por un macho y su
hembra identificables, no es ese macho el que ha aportado el esperma para
generar la prole.
–¿Los agarran y los
separan del grupo?
–No. Se estudia la
materia fecal.
–La caca.
–Si usted lo dice...
–Usan técnicas no
invasivas. Ya veo.
–En 2003 y 2004 hicimos
un trabajo patrocinado por la Unesco, que fue premiado por el Gobierno de la Ciudad,
que consistía en evaluar el nivel de contaminación bacteriana en las plazas y
en los cuerpos de agua recreativos de la ciudad.
–Quería volver al tema de los antecedentes amerindios.
–Sesenta por ciento. Y esto se refleja mejor en el ADN que viene por línea materna (el ADN mitocondrial) que el paterno (el del cromosoma Y), porque el mestizaje se hizo básicamente sobre el vientre materno. Las mujeres eran violadas. Era más fácil que un español violara a una india que una española se cruzara con un indio. Los indios hombres eran apartados, explotados hasta la muerte o exterminados. Exterminio y explotación son variables que se repiten en toda América latina. Y la conclusión en la Argentina es clara: todos tendemos hacia el amerindio. Aunque haya sectores de la sociedad que se animan a negarlo.
–¿Quiénes?
–La clase media, principalmente. Curiosamente, la clase alta lo acepta, porque de algún modo es el orgullo de una pertenencia genuina, que da cierta idea de “aristocracia de la tierra”. Y aunque parezca mentira, creo que en esa negación, en esa ignorancia, radica uno de los problemas argentinos. Tenemos, desde el vamos, una visión falsa de nosotros mismos, una visión que la genética desmiente categóricamente.
–Bueno, es una
hipocresía incrustada en nuestra propia imagen.
–Y a veces pienso que
allí está la clave de nuestros problemas... ¿No lo ve así?
–No sé. Me deja
pensando...
Informe: Leonardo Moledo / Pablo Castagnari
Fuente: Página 12 / 10
de Agosto de 2.005
Buenos días José,
ResponderEliminarMe gusta mucho tu blog, felicidades!
Pero al intentar leer esta entrada en el móvil me resultó muy difícil. Las respuestas en fondo oscuro no se ven ;)
Un abrazo
Titi