Escribe: Pablo Camogli
Ni bien Andrés Guacurarí y
Artigas asumió como comandante general de Misiones en 1815, se puso como
objetivo prioritario la recuperación de los pueblos pertenecientes a los
departamentos de Concepción y Candelaria, que habían sido ocupados por los
paraguayos luego del acuerdo firmado por Manuel Belgrano en 1811. La vieja
capital de la provincia, Candelaria, era el objetivo principal, para que vuelva
a ser parte integrante de Misiones.
En mayo de 1815 el ejército
misionero avanzó con rumbo al norte, luego de anunciar a las autoridades
paraguayas de Concepción, que debían abandonar los pueblos. Uno a uno, las
tropas guaraníes fueron recuperando los poblados del departamento.
En cada pueblo recuperado, se
procedía a la instauración del Cabildo y la organización del gobierno local
bajo el régimen autonómico propio de la soberanía de los pueblos libres.
Andresito debió esperar unos
meses para emprender la campaña sobre la costa del Paraná. En agosto, las
tropas misioneras se pusieron en marcha, mientras que los paraguayos
concentraron sus fuerzas en Candelaria al mando del comandante José Isasi. En
los primeros días de septiembre las tropas misioneras se reagruparon en San
Carlos, en donde se sumaron otros líderes locales, como Manuel Miño, Ignacio
Mbaibé y Manuel Cayré.
El día 11, y antes de emprender
el ataque a Candelaria, Andresito le escribió una intimación a Isasi que se
constituye en una certera muestra del ideario ideológico del federalismo
guaraní/misionero. En aquella misiva Andresito expresaba que “El derecho es el
ídolo y el objeto de los hombres libres por quien se ven empapados en su propia
sangre, me ha obligado, solicitando ellos nuestra protección, a molestar a
usted el que se venga a nosotros o deje ese departamento al goce de sus
derechos (…) esto hago como verdadero americano y hermanos que somos”.
El comandante paraguayo rechazó
la intimación y se alistó para el combate. El 12 de septiembre el ejército
guaraní se lanzó sobre Candelaria. La batalla duró tres horas y sólo se
resolvió cuando los paraguayos se quedaron sin municiones. Para la tarde de
aquella jornada, la bandera tricolor de Misiones ya flameaba en la capital
histórica de la provincia. Las tropas paraguayas repasaron el río y abandonaron
todos los pueblos del departamento de Candelaria. En los días siguientes el
ejército guaraní ocupó todos los pueblos de la margen izquierda del Paraná
hasta la Tranquera de Loreto (actual Ituzaingó), que era considerado el límite
con Corrientes.
De esta forma, en sólo unos meses
como gobernador de Misiones, Andresito había logrado recuperar 12 de los
pueblos que integraban la provincia guaranítico-jesuítica. Desde la óptica de
los guaraníes, esto tiene que haber sido interpretado como un logro mayúsculo y
habría servido para resaltar el prestigio de Andrés Guacurarí entre la
población local.
El nuevo comandante había logrado
lo impensado, que Candelaria regrese a manos misioneras.
Fuente: Blog de Pablo Camogli,
Una Historia de la Patria Grande que late desde Misiones.
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