jueves, 26 de febrero de 2015

Charrúas, la batalla que no cesa

“... Los clarines tocaron a degüello. Bajo aquella avalancha de aceros y aún de balas, la horda se revolvió desesperada, cayendo uno tras otro sus mocetones bravíos como toros heridos en la nuca...” “... El cacique Pirú, al romper herido el círculo de hierro, le gritó al pasar, con fiero reproche: ¡Mirá, Frutos, tus soldados, matando amigos!”

La poesía de Eduardo Acevedo Díaz, que describe el dramático final de la etnia charrúa en Salsipuedes, sirve de preámbulo a la entrevista que realizamos al Sr. José Eduardo Picerno, autor de “El genocidio de la población charrúa”, editado por la Biblioteca Nacional de Uruguay. Poco se sabe de ellos, probablemente porque a Salsipuedes le siguió un prolijo exterminio cultural, que intentó borrar de la historia, su presencia y legado. Los relatos de los primeros conquistadores, admirados ante aquellas tribus salvajes e indómitas de la región. Se fueron transformando paulatinamente en desdén hacia su participación en las luchas por la independencia, para culminar definiéndolos como seres marginales, peligrosos e improductivos para la naciente organización económica del país. El trabajo del licenciado Picerno los rescata del olvido, demostrando que aquella batalla no ha culminado como los partes de guerra relatan, ellos continúan luchando, esta vez, contra el olvido.

¿Que significa Salsipuedes para usted? Salsipuedes es el lugar donde se condujo con engaños a los charrúas -solo a la población charrúa- para que allí, un ejército de unos 1.000 hombres los atacara por sorpresa procediendo a la matanza despiadada de casi todos los hombres de dicha población. Salsipuedes, es la palabra que simboliza el genocidio, un ataque a traición y el asesinato masivo de sus amigos indios totalmente desprevenidos, una infamia, un crimen de lesa humanidad que el Estado Uruguayo no ha querido asumir.

¿Como se llegó a esa situación? Uruguay se llamaba “Estado Oriental” y tenía su Constitución que amparaba los derechos de todos sus habitantes a la libertad, propiedad, etc. Sin embargo, el Presidente constitucional Gral. Fructuoso Rivera y su Ministro de la Guerra José Ellauri, enviaron una solicitud a las Cámaras para que se autorizase que el Presidente saliera en persona al mando del Ejército, que se llamó Ejercito Expedicionario, a efectos de controlar desórdenes que había en la campaña. A pesar de que los legisladores insistieron que el Poder Legislativo indicara cual era el verdadero motivo de salir con todo el Ejército, no se les dijo que se planeaba eliminar físicamente a los charrúas. De este modo, Rivera encomendó al Gral. Julián Laguna, para que dijera a los charrúas que estaban en el norte del país, que el ejército los necesitaba a para incursionar en Brasil para recuperar cabezas de ganado, lo cual creyeron. Así fueron conducidos con engaños de que Rivera los quería, etc. durante varias jornadas hasta llegar el día 11 de abril a la horqueta del Salsipuedes con el Tiatucura, donde no hay escape posible y fueron atacados. Previamente entraron fuerzas auxiliares del ejército compuestas por guaraníes desarmados, que quitaron rápidamente a los charrúas las armas que pudieron, y enseguida se inició la matanza.

¿Vamos al origen de esta historia, de donde son originarios los aborígenes que poblaron al territorio uruguayo? Los charrúas provienen del tronco de los llamados Pámpidos, habitantes de territorios que hoy están en Argentina, son los mismos que los tehuelches, querandíes, etc. También existían en la Banda Oriental otras tribus autóctonas: bohanes, yaros, chanaes, minuanes, que se supone eran similares a los charrúas, aunque vivían en colectividades separadas y también eran nómadas y cazadores. El licenciado Picerno acentúa que; los guaraníes, no son autóctonos de este territorio, tenían otro somatotipo y cultura, pertenecían al tronco amazónico (Según clasificación de Imbelloni). Se calcula que los charrúas están en la Banda Oriental desde hace unos 2 a 4 mil años, en cambio los guaraníes comienzan a llegar por 1770 aproximadamente.
¿Porque entonces las certezas de varios investigadores y cronistas de la época, sobre el origen guaranítico de aquella población? No se trata de certezas de dichos investigadores, sino de interpretaciones muy equivocadas de algunos hechos observados. Por ejemplo se ha observado que la toponimia del territorio uruguayo contiene vocablos de origen guaraní. Este hecho induce a pensar a los investigadores a creer que el Uruguay estaba habitado por guaraníes. Sería absurdo pensar que los pueblos autóctonos (charrúas, bohanes, minuanes, etc.), no hubieran designado con un nombre, en lengua charrúa, por ejemplo, al cerro de Montevideo, al Río de la Plata, al Río Negro, y a todos los accidentes geográficos relevantes, dado que por ser poblaciones nómadas se desplazaban de un sitio a otro, y no lo hacían al azar, lo que significa que al dirigirse a cierto lugar o al atravesar cierto río o arroyo se referirían a esos lugares siempre con la misma palabra para poder entenderse entre ellos mismos. Está comprobado que los charrúas tenían su propio lenguaje, aunque es desconocido. Sólo se ha rescatado el sonido de 40 palabras y los sonidos de los números del 1 al 10. Por otro lado, los estudios que los académicos franceses hicieron a los 4 charrúas en 1833, (el licenciado Picerno se refiere a 4 aborígenes que fueron llevados a Francia a fin de ser estudiados en ese año) concluían que estos usaban generalmente dos nombres para cada cosa y para cada persona. Uno de esos nombres lo mantenían reservado entre ellos y el otro lo usaban en presencia de extraños. Por ejemplo el cacique Vaimaca Perú: Vaimaca era el nombre charrúa y Perú era el sobrenombre que figura en todos los textos sobre dicho cacique. En realidad quienes pusieron los nombres toponímicos, fueron los españoles, y ha quedado hasta ahora la forma en que decidieron construir la palabra a escribir. Estos españoles, cartógrafos o naturalistas o simples colonizadores, les preguntaban a determinados indígenas, y en base a la respuesta “rebautizaban” el lugar. Para los cartógrafos hubiera sido muy difícil escribir un nombre charrúa dado que estaba compuesto por sonidos guturales, nasales y vocales. Era mucho más fácil escribir los sonidos de la lengua guaraní, que no diferían prácticamente del español. Por ejemplo: si decían “cuñapirú” se escribe tal como suena, y significa “cuña”, mujer, y “pirú”, flaca y fea. En cambio el autor ha escuchado palabras como por ejemplo la que se escribe “inchalá”, que significa “hermano” en lengua charrúa, pronunciada en charrúa y no se le ocurriría escribirla como “inchalá”, dado que es un sonido irreproducible con cierta exactitud en español. Pero en otra hipótesis, no hay que olvidar que el guaraní era el idioma de intercambio entre todos los actores de la Banda Oriental. Era conocido por los charrúas, por los españoles y por los portugueses. Y dada la inteligencia comprobada de los charrúas, y su sentido práctico y común, ¿quien puede demostrar que algunos nombres no hayan sido los mismos charrúas los que los trasmitieron a los españoles? No debe olvidarse que “sus” nombres los ocultaban, entonces les resultaría más práctico dar nombres en idioma guaraní. Esto no se podrá comprobar, porque quienes tomaban los datos no informaban quien se los había proporcionado. De modo que todas son hipótesis. Lo único seguro, es que en esta Banda Oriental no vivían los guaraníes, sino los pueblos pámpidos, que provenían de tierras ubicadas en la Argentina de hoy. Y los documentos son abundantes en citar a los charrúas y minuanes, principalmente ocupando desde la costa hasta más allá del Río Negro. Y por último, ¿que podrían hacer los guaraníes en una tierra de cazadores? Ellos no lo eran, y estas tierras ya tenían dueños, que seguramente los hubieran expulsado. Y además, no existen documentos que informen sobre aldeas de guaraníes cultivando ninguna parte de las tierras de los charrúas, y esto es un argumento definitivamente concluyente. Otro argumento que usan esos historiadores es que los guaraníes trabajaron para los blancos, hicieron la muralla, sacaban piedra de las canteras, hacían el empedrado de las calles, etc., todo a un bajísimo jornal al que se le denominó “jornal tape”. Esto significa que mediante el trabajo, POR SU NECESIDAD DE SUBSISTIR, se avinieron a trabajar integrados a los blancos (españoles, portugueses y criollos). En cambio los charrúas nunca trabajaron en tareas de tipo esclavizante, ni de otro tipo, para otros patrones que no fueran ellos mismos. Ya sea por su orgullo de sentirse “los dueños de la tierra”, como también porque no padecían necesidades materiales ya que su tradición de cazadores les permitía tener suficiente y abundante alimentación. Recordemos que los guaraníes no eran cazadores sino del tipo del sedentario agricultor, y que guiados por los misioneros jesuitas, obtuvieron conocimientos en tareas manuales en los distintos pueblos de misiones. Pero al disolverse las misiones jesuíticas, en la segunda mitad del siglo XVIII, gran cantidad de ellos emigraron, por necesidad, a otras tierras tales como la Banda Oriental. Aunque el número estimado de guaraníes que entran al Uruguay triplica quizás el número de charrúas en esa época, eso no significa que haya más descendientes de guaraníes que de charrúas. Muy por el contrario, los charrúas ya se venían mestizando con blancos desde el siglo XVI (1516, a la llegada de Solís).Y no olvidemos, que en la fundación de Montevideo, en 1726, España envía 400 soldados solteros para proteger a las familias que van a residir en Montevideo. Es fácil deducir que las únicas mujeres disponibles en las cercanías, las charrúas, se mestizaron con dichos soldados. Se estima que ninguna mujer charrúa pudo haber tenido menos de tres hijos, de modo que haciendo estimaciones matemáticas simples y multiplicadas esos mestizos por 3 cada 25 años por ejemplo, nos dará un número considerablemente mayor a los guaraníes y sus descendientes, tanto en aquella época como ahora. Si los charrúas no hubieran sido los habitantes y “dueños” de estas tierras, no habrían arriesgado su vida en servir como fuerzas auxiliares a los ejércitos de Artigas, de los 33 Orientales y de Rivera. Esto significa que “querían defender lo suyo”, su “patria” y este sentimiento en ningún momento lo demostraron los guaraníes, simplemente porque esta Banda “nunca fue su patria”•, sino el lugar donde vinieron a refugiarse y a poblar y a ganar su sustento. Y si en algunas ocasiones fueron reclutados por un batallón de Artigas, como en la “Batalla de Tacuarembó, fue muy triste el papel que desempeñaron, casi sin luchar. Los mismos portugueses en sus partes informaron que casi todo el batallón estaba integrado por indios guaraníes sin fuerzas, enflaquecidos y ni ánimo para la lucha y que fueron fácilmente derrotados. ¿Alguien puede creer que eso se dijera de los charrúas alguna vez en la historia? Acá aparece otro tema: Artigas lejos del lugar y los charrúas que no se presentan, y Rivera que no se presenta. Se dice, pero no tenemos documentado que Rivera fue quien quitó a los charrúas de los puntos cruciales de donde se desarrolló esa batalla, la última, que determinó que Artigas abandonara para siempre el Uruguay.

¿Cuales eran las características distintivas de los charrúas, respecto a las otras poblaciones aborígenes de la región? Las distintas poblaciones aborígenes de la región tenían características en parte comunes y en parte diversas. Será más práctico hablar de la característica de los charrúas y se podrá observar que era una población muy peculiar y diferente a las demás especialmente en dos aspectos. Era una sociedad muy cerrada en si misma cuyo lenguaje no era compresible ni tampoco era parecido al de otras poblaciones de indígenas. Se ha visto que es una lengua aislada y única, por más que se ha encontrado alguna palabra semejante en alguna otra tribu. También una negación persistente a que su cultura fuera asimilada por otras, a integrarse a otras costumbres, y adaptarse a los cambios que significó el dominio de los colonizadores y la imposición de su cultura. Eran por excelencia nómades y cazadores llegando a especializarse en la cacería y en la equitación mucho más que los pueblos indígenas circundantes. Hicieron un acopio de herramientas para la caza que fácilmente pudieron destinarse después para ser utilizadas como armas de guerra, de ataque o de defensa, desde niños los charrúas practicaban sus habilidades con dichas armas principalmente el arco, la boleadora y la honda, lo que determinó su éxito inusual y superior a otros pueblos cuando eran lanzados a la guerra. (El español Azara escribe alrededor de 1800, que los charrúas han matado más españoles que todos los indios del imperio azteca y de los incas que sumaban millones. “Pero no se crea que los charrúas era una nación tan poderosa, apenas si cuentan con 400 hombres de armas. Hemos enviado soldados especializados de los mejores ejércitos de Europa contra los charrúas. Sin embargo ellos subsisten.”

¿Cual fue su dispersión geográfica e influencia regional? La dispersión desde la costa del Río de la Plata donde habitaban, se produce a medida que la invasión colonial logra establecerse en los puertos y zonas cercanas al río. Finalmente los charrúas encuentran un poco de tranquilidad cuando se sitúan en amplias zonas desérticas situadas al norte del Río Negro. En cuanto a si los charrúas tuvieron influencia en otras regiones creemos que no, no hay evidencias de ello. Pero tuvieron influencia en aquella cultura mestiza que provenía de la unión del blanco colonizador y la mujer charrúa, o sea el gaucho, quien tomó elementos en parte de los charrúas (boleadora, lanza, dominio de caballo, el mate) y en parte del español (vestimenta, guitarra, lenguaje, etc.). Pero el gaucho tampoco se integró a ninguna de las dos culturas.
¿Que testimonios quedan de su cultura y organización? Vivian en tribus de unas cincuenta personas, dormían en carpas hechas con cuatro estacas y un toldo de cuero o de plantas como techo. De esto no ha quedado nada. Cada tribu tenía un cacique que podía ser un anciano en tiempo de paz o un guerrero joven en tiempo de guerra. Elementos físicos quedan: las boleadoras, puntas de flecha, arcos, mazas, hondas, lanzas y poco más. Elementos documentales y relatos y descripciones hay abundantes. Alguno de esos relatos están pautados por lo que se considera una leyenda negra, es decir la difusión difamatoria de ciertas costumbres de los charrúas. Esto era políticamente necesario para justificar que se pudiera actuar por la fuerza contra ellos quitándole sus pertenencias, sus tierras y también sus vidas. En cuanto a sus vestigios de religión, sus cultos de los muertos, etc. estos pueden encontrarse también en descripciones realizadas por naturalistas de la época. De sus luchas por la independencia dan cuenta los escritos de José Artigas, de alguna de los 33 orientales y de Fructuoso Rivera. 

Existe por parte del Estado y sus instituciones consideraciones especiales o distintivas respecto a la protección de los espacios que habitaron las antiguas culturas y testimonios aborígenes? No, no existe y creo que no podría existir desde el momento en que fue el propio Estado que propició el exterminio de los charrúas, y aún no se ha hecho responsable de dicho genocidio. Apenas salió hace unos meses, una ley declarando al 11 de Abril como el día de la Nación charrúa y no fue por unanimidad, porque algún sector político se sigue negando a aceptar los hechos del 11 de Abril de 1831.Podría ser que con el tiempo y después que se tome conciencia y se asuma el genocidio, el Estado propicie ese reconocimiento y protección de lugares en que vivieron y además en los museos se cuente la verdad de lo que pasó en el único país de América que no tiene indios. Incluso hay un museo histórico en Durazno que se llama “Museo Rivera” y no hay en exposición ni una sola boleadora o punta de flecha, ni está escrita la palabra “charrúa” y tampoco la palabra “indio”. Incluso cuando se hace la repatriación de Vaimaca Perú desde Francia, a instancias del Ministro Mercader, antropólogos penetran en el Panteón Nacional, abren el féretro y exhiben los restos óseos a las cámaras de T.V. El propósito era realizar estudios de ADN y otros, de los que se hizo responsable la Dra. Mónica Sans, los resultados fueron desastrosos y hasta encontramos 20 errores en una página del informe. Como cosa curiosa, digamos que la Dra. Sans atribuía la muerte de Vaimaca a la llegada de la estación fría en Francia, o sea el invierno. Sin embargo Vaimaca llega a Francia en mayo y muere en setiembre de 1833. La Dra. Pensaba que como en esos meses hay invierno en el hemisferio sur, también lo habría en Francia. Por fin se prohibió el manejo de esos restos y se les colocó en una urna para su descanso en paz, porque se los había colocado en un contenedor de acero con gas para seguir estudiándolos durante muchos años: o sea, como material de estudio para los estudiantes.

Actualmente existe una cierta revalorización de las culturas aborígenes por parte de las sociedades americanas, ¿Qué ocurre en ese sentido en Uruguay? Si bien el Estado hasta ahora no ha querido valorar en algún sentido la existencia de los Indios, especialmente la de los Charrúas, que lucharon durante 3 siglos contra 3 imperios, a nivel de la sociedad privada hay algunas mínimas expresiones de identificación, solidaridad y rememoración periódica de la historia de los charrúas. Hay 6, o 7 agrupaciones aunque poco numerosas de personas que supuestamente son descendientes de charrúas y que se reúnen fundamentalmente los días 11 de Abril de cada año para dar testimonio del exterminio en diversos lugares. Uno es en el monumento de los charrúas en el Prado (se trata de las figuras en bronce de los 4 charrúas conducidos a Francia para ser exhibidos y la niñita hija de Guyunusa). Otro lugar concurrido es los alrededores de la horqueta del Salsipuedes con el Tiatucura, donde van cientos de personas incluso a acampar, se tratan de momentos muy emotivos porque reviven allí la matanza y al angustia que deben haber sentido los charrúas en el momento en que ven la traición en las armas del ejército que se abalanzan sobre ellos. Algo digno de destacar es que todos los visitantes tienen permisos de los dueños de esos terrenos, y cumplen con la consigna de dejarlo tan limpio como cuando entraron. Después que se retiran no quedan sobre los pastos ni un mínimo papel. Reiteramos que no existen actualmente charrúas auténticos ni otra clase de indios y que los supuestos descendientes tampoco tienen una información cabal de todos los vericuetos históricos que llevó al genocidio de aquella cultura. Saben lo fundamental, que el presidente Fructuoso Rivera los llevó a la trampa con engaños y allí en Salsipuedes se produjo la matanza. Hemos dicho “supuestos descendientes” porque también como consecuencia del ocultamiento de la identidad de los charrúas muertos en Salsipuedes o sobrevivientes entregados a las familias de Montevideo y al hecho que los charrúas por no ser creyentes no anotaban los nacimientos en las parroquias, nadie aunque sea descendiente del charrúa puede tener la prueba concluyente de que lo es, hay una sola excepción que es el bisnieto del cacique Sepe de nombre Bernardino García que además tiene el mérito de usar el atuendo charrúa en algunas ocasiones tales como en la denominada “fiesta de la patria gaucha” de Tacuarembó.

¿Qué posibilidades concretas existen, luego del exterminio a que fueron sometidos los Charrúas, que aun pueda perdurar la huella genética en la población actual? En el momento que son exterminados los charrúas, año 1831, ya existían miles de descendientes de charrúas que venían mestizándose, como dijimos antes, a partir del s.XVI. Estas personas eran los gauchos que continuaron teniendo descendencia y las mestizas (hijas de un blanco y una mujer charrúa), que generalmente se ubicaban en establecimientos rurales o en pueblos para ejercer labores domésticas o semi-rurales. Estas mujeres también continuaron la descendencia charrúa, aunque a partir de que se apartaban de la toldería anotaban a los hijos con nombres españoles. A su vez, estos hijos tenían descendencia que también era charrúa de segundo orden y así sucesivamente. Es casi irrelevante la matanza de hombres, guerreros charrúas en Salsipuedes a los efectos de estimar el número de descendientes de charrúas en la actualidad.

Es evidente que hay miles de descendientes de charrúas, y cada vez aumenta su número, a la vez que se alejan de la generación del antepasado charrúa. Por ejemplo, mi madre era descendiente de charrúas, mi padre era italiano, ella tuvo dos hijos, yo y mi hermana, que somos descendientes de charrúas porque también lo era mi madre. A su vez yo tengo dos hijos y tres nietos, lo que suma 5 descendientes más de charrúas, que sumado a mi hermana y su hija (mi sobrina), son 7 descendientes a partir de mi madre. Queda claro entonces que el número de descendientes aumenta con el tiempo, aunque nos alejamos del tronco original. Hay indicios genéticos que se expresen en la conocida mancha mongólica, el diente en pala, el tipo de sangre 0+ y los verticilos en los dedos de la mano (huellas digitales de un tipo especial). Estos indicadores marcan que hay un antepasado indígena, pero no necesariamente charrúa, ya que todos los indios y sus descendientes poseen dichos marcadores. Pero dado que la población charrúa y sus descendientes era la mayoritaria, ampliamente, a través de la mestización intensa pudimos suponer razonablemente que aproximadamente la mitad de todos los descendientes detectados mediante algunos de esos marcadores pueden ser descendientes de charrúas. Hace un tiempo, en el hospital de Tacuarembó, el 50%, exactamente, de los niños nacidos presentaban la mancha mongólica. La hipótesis es que quizás la mitad (o más) de ellos podrían ser descendientes de charrúas.

En determinados grupos, cultores o impulsores de esta revalorización, puede percibirse una especie de fundamentalismo. ¿Cómo ve usted esta situación, existe o es una percepción equivocada? Existe la Leyenda Rosa, creer al Charrúa superior en destreza, fuerza, valor, inteligencia, moral, etc. No es cierto eran hombres comunes, homo sapiens comunes. Se destacaron porque sus útiles de caza y su entrenamiento les sirvieron con extraordinario éxito en las batallas. Y como algo gracioso le han llamado a los cultores exagerados de lo Charrúa con estos nombres: Charrúa maníacos y Charruólogos y a los que están en contra Charrufóbicos.

Varios autores afirman que los Charrúas realizaron alianzas, siempre circunstanciales, con piratas (ejemplo: Etienne Moreau en las costas atlánticas) y héroes de la independencia como Artigas. Pero siempre basados en la protección o recuperación de sus territorios y derechos. ¿Esto es así? No conozco lo referido a Moreau. Lo de Artigas tiene una historia que se remonta a su abuelo. El abuelo de Artigas, Antonio, fue fundador de Montevideo en 1726 y tuvo varios “diálogos” con Charrúas y Minuanes para que no se acercaran mucho a Montevideo. Esos arreglos se llamaban “Las Paces”. Los Charrúas siempre buscaban, como usted dice, los territorios más productivos para su subsistencia, después de estar un tiempo allí, para no agotar totalmente la reserva de alimentos, ya sean animales o vegetales, se iban a otros lugares apropiados. Al cabo de los años podían volver al lugar anterior, con lo que mantenían un equilibrio de la fauna y flora. Cuando se pusieron al servicio de Artigas, en 1814, como fuerzas auxiliares del ejército, acampaban algo lejos de los militares para que sus costumbres no se vieran alteradas. El propósito era lograr la independencia de estas tierras y su muy valorada libertad de movimientos, indispensable para su subsistencia y su felicidad.
Por último, existió realmente la frase: “Frutos, tus soldados matando amigos...” ? Existe escrita en una versión de las 14 que se ofrecen el libro El Genocidio de la Población Charrúa. Es ya un mito que se puede dejar como verdadero por su sentido profundo y simbólico. Pero se le atribuye a Vaimaca Perú, que no estuvo en Salsipuedes. Es la versión 11 de Eduardo Acevedo Díaz, de Agosto 19 de 1890, página 544. (Versión más literaria que histórica). “... Los clarines tocaron a degüello. Bajo aquella avalancha de aceros y aún de balas, la horda se revolvió desesperada, cayendo uno tras otro sus mocetones bravíos como toros heridos en la nuca...”“... El cacique Pirú, al romper herido el círculo de hierro, le gritó al pasar, con fiero reproche: ¡Mira, Frutos, tus soldados, matando amigos!”

Fuentes: Refugios Naturales.
                   Nación Charrúa.


Refugios Naturales agradecen la gentileza y paciencia del Licenciado José Eduardo Picerno.



Walter Raymond – Refugios Naturales

1 comentario:

  1. Tuve el privilegio de conocer en casa de mis abuelos maternos,a una criada que vivió y murió en la familia.
    Su nombre era Eustaquia de San Martín,era India charrúa ,buenísima como pocas y se encuentra descansando en el panteón de mi familia en Montevideo.
    Es una vergüenza que tengamos a Rivera como un personaje

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