Los días 9 de agosto de
cada año se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Pueblos
Indígenas, que fue establecido en diciembre de 1994 por la Asamblea General de
las Naciones Unidas.
Esta fecha se festeja en los cinco continentes durante cada año del Decenio
Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo, tal como lo dispuso la
Resolución 49/214 de la
ONU.
El objetivo de dicho
decenio es seguir fortaleciendo la cooperación internacional para la solución
de los problemas que afrontan las poblaciones originarias en sectores como
cultura, educación, salud, derechos humanos, medio ambiente y desarrollo
económico y social.
Mensaje de Navanethem
Pillay
Alta Comisionada de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos:
Los cerca de 370 millones de indígenas del mundo necesitan y merecen más que
una simple celebración simbólica el 9 de agosto, fecha en la que se conmemora
el Día Internacional consagrado a la reafirmación del valor y la resistencia de
la vida y las culturas indígenas.
Después de siglos de
represión, necesitan herramientas comprehensivas para defender sus derechos
humanos, su forma de vida y sus aspiraciones. Una de esas herramientas es, sin
dudas, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas.
La Declaración, entre otras disposiciones, enfatiza los principios de derechos
humanos de igualdad y no discriminación hacia los pueblos indígenas. Asimismo,
establece el derecho a la autodeterminación y al mantenimiento y fortalecimiento
de sus particulares instituciones políticas, legales, económicas, sociales y
culturales, conservando igualmente su derecho a la total participación en la
vida pública.
Tal aceptación es clave para contrarrestar las diarias dificultades y la
discriminación que soportan los pueblos indígenas. Se calcula que al menos uno
de cada diez pueblos indígenas en el mundo padece de extrema pobreza. Estos
pueblos son proclives a recibir servicios sanitarios inadecuados y educación
deficiente, si es que reciben algo de eso. Los planes de desarrollo económico a
menudo los omiten o no consideran suficientemente sus particulares necesidades
y tradiciones. Otros procesos decisorios suelen ser despectivos o indiferentes
hacia su contribución y sus costumbres.
Como resultado, las leyes y políticas diseñadas por las mayorías con poca
consideración hacia las preocupaciones de los indígenas, conducen
frecuentemente a disputas y conflictos acerca de los recursos naturales que
amenazan la manera de vida y auténtica supervivencia de los pueblos indígenas.
Tenemos que intensificar nuestros esfuerzos comunes para hacer de la
Declaración algo más que una mera promesa de intención. Debemos traducir su
letra y su espíritu en un cambio concreto, un cambio que pueda ser apreciado en
la vida diaria de los pueblos indígenas.
|
Mbya Guaraníes. Foto: Guillermo Hariyo
|
En línea con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas y otros instrumentos sobre derechos humanos, los Estados, los
pueblos indígenas, el Sistema de las Naciones Unidas y otros interesados deben
unir sus esfuerzos y alcanzar soluciones basadas en el diálogo verdadero, el
entendimiento mutuo, la tolerancia y el respeto por los derechos humanos.
Tengo confianza en que el otorgarle a los pueblos indígenas verdadera voz y
voto en la toma de decisiones no sólo los beneficiaría a ellos, sino también a
toda nuestra sociedad, en la búsqueda de respuestas a los grandes desafíos.
Consideren, por ejemplo, el impacto en el cambio climático. Los pueblos
indígenas, como los pastores de renos en el Ártico o la comunidad pastoralista
Masái en el este de África, enfrentan el riesgo de ser las más afectadas por el
cambio climático. Pero sus culturas, experiencia y conocimiento del
medioambiente pueden -y deben- brindar soluciones para enfrentar esta y otras
amenazas globales.
Cuando actuamos en defensa de los derechos de los pueblos indígenas ante el
arrebato o la expropiación de sus tierras, seguramente estamos también
protegiendo la biodiversidad. Esto resulta evidente en lugares, como la región
amazónica, en donde los métodos de forestación sostenible dominados por los
pueblos indígenas pueden ayudar a enfrentar el serio problema de la
deforestación.
Los métodos para promover los derechos de los pueblos indígenas en el
desarrollo de las políticas y su participación en la vida pública deben ser
establecidos, ante todo, a nivel nacional. Pero los gobiernos también pueden
beneficiarse del saber, la experiencia, el conocimiento práctico legislativo y
la promoción de los mecanismos de derechos humanos de la ONU, como también de
las contribuciones de la sociedad civil. Estos socios de los derechos indígenas
pueden ayudar a perfeccionar reformas de acuerdo con estándares internacionales
y hacer que los temas de los pueblos indígenas tengan eco a nivel
internacional.
|
Arawete - Foto: Alicia Kholer
|
Estos mecanismos incluyen el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, que
reúne a cientos de representantes indígenas por año, y el Relator Especial
sobre Pueblos Indígenas, quien ha ayudado a fomentar sus derechos humanos en
una variedad de situaciones a nivel país. Adicionalmente, el Mecanismo de
Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas tiene como tarea brindar
consejo acerca de su derecho a la educación, un tema clave para los pueblos
indígenas del mundo.
Queda un largo camino por delante. Y sin dudas habrá obstáculos en él. Pero
trabajemos juntos para llevar los principios de la Declaración del papel a la
práctica. Necesitamos actuar ahora para asegurar que los pueblos indígenas
vivan en dignidad y prosperen. Han aguardado demasiado tiempo. No esperan nada
menos.
Fuente: Servindi