miércoles, 30 de septiembre de 2020

21 entrañables viñetas de Mafalda para homenajear al genial Quino

Se nos ha muerto el insustituible Quino, el gran y entrañable Quino. El padre literario de la genial y audaz Mafalda, el dibujante más internacional del idioma español.

Hijos de inmigrantes andaluces, Quino había nacido el 17 de julio de 1932 en Mendoza (Argentina), y tenía por tanto 88 años. Y en su Mendoza natal, donde residía, ha fallecido.

A los trece años se matriculó en la Escuela de Bellas Artes, pero en 1949 abandonó esa carrera “cansado de dibujar ánforas y yesos”. Desde entonces comenzó su carrera como dibujante de historieta y humor y a los 18 años se trasladó a Buenos Aires. En 1954 publicó su primera tira en el semanario “Esto es”.


En 1963, aparece su primer libro de humor, “Mundo Quino” y en 1964 la revista Primera Plana presentó en sociedad la tira cómica de Mafalda. La pequeña de ideas progresistas y sus amigos se convirtió en un símbolo de los años 60 en la Argentina y su fama llegó a todo el mundo iberoamericano.

A lo largo de su carrera recibió reconocimientos como la Orden Oficial de la Legión de Honor, la honra más importante que el gobierno francés le concede a un extranjero. El 2014 recibió en España el Premio Príncipe de Asturias.

Le rendimos homenaje a través de la más famosa de sus criaturas literarias: Mafalda; la niña sabia y respondona, de ingenio punzante.

Mafalda, esa niña cabezona que nació indignada con el mundo y para hacer preguntas incómodas a los adultos. Mafalda llegaba al planeta un septiembre de 1964, y aunque en principio tenía tintes de personaje meremante infantil, pronto se convirtió en un pequeño e inteligente altavoz del descontento político y desigualdad social.

Sus valores, inocencia y frescura, la convitieron en una pequeña Juana de Aco y en una especie de voz de la conciencia del ciudadano medio. Mafalda es lista, soñadora e idealista, y aspira a una democracia real para las sociedades del mundo, su realismo la convierte en una niña a veces cínica y pesimista. Destaca su preocupación por la miseria, las injusticias, sus dudas sobre la condición humana, las clases sociales, nos encantan sus irónicas observaciones y comentarios sobre la política, ya sea tanto nacional como internacional.

Según el mismo Quino, la política en Mafalda es “más bien una política de la condición humana, no de ciertos regímenes. Landrú dice que el humor es una válvula de escape, que el tipo que quiere poner una bomba ve un chiste que lo hace reír alrededor del asunto que lo tenía irritado y entonces ya no necesita poner la bomba.”

El humor de Quino es típicamente ácido y hace al lector enfrentarse a la burocracia, los errores de la autoridad, las instituciones inútiles, la estrechez de miras, etc. No duda así en usar sus viñetas para enviar mensajes de contenido social a sus lectores. Otro recurso típico es la reducción al absurdo de situaciones conocidas. Con frecuencia, los chistes buscan la sonrisa como medio de enfrentarse a la cruda realidad. El mismo Quino afirmaba en una entrevista:

“Mis dibujos, sumados a piezas de teatro, a películas, a canciones, a libros, conforman una obra que podría ayudar a cambiar, pero yo tengo mis dudas. Mis dibujos son políticos, pero en relación a situaciones humanas más que políticas en sí. Esas situaciones se vienen repitiendo desde que el hombre es hombre.”


Mafalda refleja también el espíritu de su tiempo. La personalidad contestataria de Mafalda y su inconformismo con el status quo la empuja a un cuestionamiento constante de la realidad. En realidad el personaje coincidió en el tiempo con el caos geopolítico de la invasión estadounidense a Vietnam, lo que hace entender las constantes apelaciones a la defensa de los derechos humanos y llamados a la paz mundial a lo largo de las tiras.

Mafalda también refleja el progresismo de su época con comentarios feministas que reflejan su apoyo a las conquistas sociales de la mujer: no sólo demuestra tener ambiciones profesionales, sino también critica acuciadamente las elecciones de su mamá, lo que podría interpretarse como simpatía al feminismo de segunda ola, tan propio del pensamiento del momento.

 





















Fuente: Cultura Inquieta.

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