miércoles, 28 de febrero de 2018

Abejas Melipónidas


Prof. Dr. Pedro A. Boggino Recorriendo la historia de la colonización americana, más de una vez habremos leído de los trueques o canjes realizados por los conquistadores con los nativos. Estos últimos entregaban a cambio de telas o baratijas, carne fresca, frutas, miel y cera. La miel y la cera provenían de varias especies de abejas nativas de América (melipónidas), que no poseen aguijón y sus características generales varían mucho de las abejas europeas (Apis melífera). En esta entrega les contamos cuáles son las abejas aptas para la cría y cuáles no.


Es importante saber cuáles son las especies de abejas melipónidas recomendables para la cría, ya que también están entre ella algunas no recomendables para los trabajos. / ABC Color
Las abejas sin aguijón también pueden ser criadas según normas modernas, especialmente por personas interesadas en el estudio de la vida de insectos sociales y que no pueden criar abejas melíferas por ser alérgicas al veneno de ellas o por vivir en la ciudad. El aspecto económico tampoco se descarta, pues hay personas muy amantes de los alimentos naturales a las que les gustaría comprar una o dos colmenas pobladas con abejas sin aguijón para cosecharlas personalmente. La crianza de las abejas indígenas se denomina Meliponicultura (sin aguijón), mientras que la crianza de las abejas melíferas se denomina: apicultura.

Especies recomendables
Es importante saber cuáles son las especies de abejas melipónidas que son recomendables para la cría, ya que también están aquellas que no son aptas debido a diversos factores que destacamos más abajo; en este detalle, pasamos a señalar los nombres de las abejas que pueden ser criadas sin temor a ser picadas por ellas: Jate'í, Rubito, Abeja de Oro, Angelhina. (Tetragonisca angustula Latreille; también Tetragonisca angustula Fiebrigii), es una abeja de color oro, mansa, buena productora de miel. Se maneja en colonias populosas de 5.000 a 15.000 abejas. Es la más difundida en América; muy rústica. A pesar de ser mansa para el hombre, es muy agresiva con otras abejas, incluyendo a las abejas melíferas. Suele mostrarse inclinada al pillaje si se la instala muy cerca de otras abejas. Esta abeja nidifica en huecos de árboles, paredes, muros, debajo de las raíces de los árboles. La entrada tiene un tubo largo de cera amarilla, a veces ramificada en 2 ó 3 boquillas. Cuando vuelan tienen las patas traseras como "colgando", siendo negro el color de los tarsos traseros. Pueden cosecharse 2 ó 3 litros de miel por año. 

Tapezuá (Scaptotrigona postica, S. Depilis y S. Bipunctata.), son abejas muy parecidas, encontrándose en nuestro país más de tres variedades, todas ellas conocidas por la entrada en forma de un tubo corto de unos 2 ó 3 centímetros de diámetro. En nuestro país la llaman "Peluquerito" por la costumbre de penetrar entre los cabellos y mordisquearlos. Tiene buena miel, las colonias son populosas, llegando en ciertos casos a 50.000. Es rústica y su cría bastante fácil, pudiendo cosecharse cada año de cada colmena unos 6 a 8 litros de miel.

Bora o Vorá (Tetragona clavipes): tiene la entrada muy poco saliente de cera oscura y dura, a veces con tabiques divisorios. Los panales de cría a veces tienen forma helicoidal como una escalera de edificio; la colonia, medianamente populosa pero bastante agresiva, sin embargo se calman después de un rato. Una cucharada de su miel tiene la propiedad de quitar el hambre. Para trabajarla, igual que las Tapezuá, se debe usar un velo de apicultor para evitar que por accidente pudiera introducirse en los oídos. 

Tumbyqyrasá, Tumbypará, Mandasái (Melipona favosa): es una abeja de porte mayor que todas las descriptas hasta ahora. El pelambre del tórax es rojiza, con 4 anillos abdominales amarillo-verdosos. Los potes de alimentos miden 4 a 5 centímetros. La entrada a la colmena es un agujero que da cabida solamente al paso de una abeja a la vez; se encuentra en medio de un poco de barro mezclado tal vez con alguna secreción. Cuando escuchan algún ruido o vibración dejan de volar y aun el zumbido característico de la aireación interna cesa. Esta abeja, a pesar de ser una de las más adecuadas para la cría doméstica por su mansedumbre y la calidad de la miel, es muy rara en la actualidad, siendo una de las especies en inminente riesgo de extinción. 

Eirusú, Mombuca, Pé de Pau (Cephalotrigona capitata Smith):
la más recordada de todas las abejas nativas, hoy día casi extinguida. De tamaño igual que la anterior, pero la colmena es mucho más populosa. Bertoni asegura que es la más productora de miel "De un nido medí 16 litros", dice el ilustre naturalista Arnaldo de Winkelried Bertoni. 

Mondorí y Mondorí jurú apatí (Melipona marginata L.): en nuestro país se puede encontrar a esta abeja al norte de la Región Oriental. El tamaño es menor que la anterior y la población de la colmena mediana es de 300 a 600 individuos. La entrada se encuentra en medio de estrías de barro endurecido y permite el paso a una sola abeja a la vez. En el Paraguay existe una variedad con la entrada blanquecina a la que los campesinos llaman Mondorí jurú apatí. Es algo agresiva pero se calma enseguida y la mordedura casi no se siente. Tiene la miel muy sabrosa y limpia.

Apynguá reví guazú o Mirî (Plebeia droryana): existen en nuestro país varias "tribus" del género Plebeia, todas de colores sombríos. Es el más común de los melipónidos. Son de tamaño menor que la Jate'í. La entrada puede dar paso a varias abejas y es muy común que la entrada tenga dos o tres accesos. Su miel es siempre sabrosa y perfumada, es totalmente indefensa y muy fácil de criar. Es probable que sean 4 ó 5 las variedades que se pueden encontrar en nuestro país.

Apynguá reví
í (Friesella schrottkyi-Friese), como la anterior, es muy común. Es la más pequeña de las abejas nativas. Se la encuentra en pequeños huecos de madera o paredes de barro, ladrillo, piedra, tacuara. La entrada es un pequeño agujero que da paso a una sola abeja, y por la noche la cierran con cera. En días calurosos, durante la siesta, es posible escuchar un zumbido cuando el sol calienta el nido, se manejan en colonias de poca población y muy mansas. La miel de esta abeja es muy buscada para colirio. Según la medicina popular es muy efectiva para los golpes, irritaciones, "carnosidad" y otros males de los ojos. La poca miel que puede cosechar es muy sabrosa, pero la cantidad casi nunca pasa de 10 a 20 gramos.

Eira í ó Jate'í hú (Nannotrigona testaceicornis), tiene la entrada de unos 3 centímetros de diámetro, de cera negra que es cerrada por la noche. Puede encontrarse aún en algunas regiones de nuestro país aunque, es muy rara. 

Citaremos algunas especies como complemento, ya que están en franca desaparición: Cururú jurú (Partamona testacea); Jateí guazú (Friseomelitta varia); Eira aviyú o Guaraipo (melipona nigra Lep); Eira tata o Cagafogo (Oxitrigona tataira Lep.)

Agresividad
Como los melipónidos no tienen aguijón, algunas especies se defienden mordiendo con sus mandíbulas, pellizcando la piel, entrando en el oído; algunas además de morder, segregan un ácido que produce un intenso escozor como una quemadura que puede ampollarse. Las especies que son muy agresivas, por lo general no son aptas para un trabajo agradable y placentero, por lo tanto se debe evitar criarlas. 

No recomendables
Este es el listado de abejas melipónidas no recomendables para su crianza. A continuación, le explicaremos por qué: Eira Tatá (Oxitrigona tataira), los brasileños la denominan cagafogo, y es una abeja que deposita en la piel una sustancia que causa una irritación muy grave como si fuese quemadura. 

Eira apu'á o Caravosá (Trigona ruficruz, Trigona spinipes y Trigona hyalinata), es muy conocida en nuestro medio por su nido en forma de balón que construyen alrededor de alguna rama gruesa. Son colonias muy populosas y agresivas. La mandíbula de estas abejas posee 5 dientes en forma de sierra. El color de las obreras es de un negro intenso. Pueden dar de 1 a 3 kilos de miel. Kuañetî, Eiratî, Kualatín (Lestrimelitta limao y Lestrimelitta ehrhardti Friese), ambas especies son exclusivamente pilladoras, no visitan las flores, no tienen cestillas para el transporte del polen. Sin embargo, pueden tener en su colmena reservas de miel mezcladas con polen traídas de las colonias depredadas. Esta abeja tiene una mandíbula muy fuerte con la cual destruye la entrada de las otras y despiden un olor que hace que las abejas atacadas se alejen a un rincón de la vivienda para iniciar la reconstrucción después que las hordas saqueadoras se hayan retirado.

Fuente 
ABC Color (Asuncion) - 15 de Marzo de 2.006


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