lunes, 1 de enero de 2018

La rigurosa crianza de los niños del Imperio Azteca



La disciplina en el Imperio Azteca (1325-1521) resultó ser un pilar fundamental de la educación de los niños, que sólo eran aceptados una vez que demostraban la capacidad de superar durísimas pruebas hasta alcanzar la madurez. Los castigos y penitencias que a menudo se les imponían eran muchas veces crueles y difícilmente tolerables. 

Durante los primeros años de infancia, la educación de los niños aztecas estaba exclusivamente reservada a la familia. Dependiendo de su estrato social, un niño varón podía colaborar en labores agrícolas, la pesca o el comercio. Las niñas eran iniciadas en labores hogareñas, como la costura. 
Cuando cumplían aproximadamente 9 años de edad, los niños de la nobleza ingresaban al internado de Calmecac, una escuela en donde eran entrenados para sacerdotes, senadores, guerreros, maestros o gobernantes. Allí eran instruidos en tópicos tales como historia, religión, música, astronomía, filosofía y economía.

Durante los años de formación, los niños de castas superiores estaban sometidos a un estricto régimen disciplinario que involucraba fuertes castigos físicos ante el incumplimiento de los deberes exigidos. Entre los valores primordiales, eran inculcados la verdad, la justicia, la humildad, la castidad y el respeto a los mayores.

Mientras tanto, los niños varones de estamentos más bajos acudían a Telpochcalli, algo así como una escuela barrial, en donde eran instruidos en actividades prácticas. Una vez adultos, después de casarse, recibían una porción de tierra para usufructo propio y tenían la obligación de trabajar también en los calpulli, en donde colaboraban  para pagar tributos comunitarios.

Las niñas eran educadas en la casa, junto a sus madres, en donde aprendían tareas hogareñas, como la limpieza, la cocina o el tejido. La educación superior estaba reservada para las niñas de castas nobles, que permanecían en centros educativos hasta que llegara el momento de casarse.

Fuente: supercurioso.com

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