lunes, 21 de agosto de 2017

Los Eclipses para la familia Tupí-Guaraní


Eclipse Lunar

En el inicio del tiempo y del espacio, antes de que se fijaran en el cielo, el Sol y su hermano menor, la Luna, habitaban la Tierra, viviendo juntos diversas aventuras. Para los Guaraní, tanto el Sol como la Luna son considerados del sexo masculino. Un día, encontraron a Charia, un espíritu maléfico, pescando en un río.

Con el objetivo de importunar a Charia, que no había percibido a los dos hermanos; el Sol buceó y meneó el anzuelo, imitando un pez grande. Charia estiró el anzuelo vacío, cayendo para atrás. El Sol repitió su gesto por tres veces y en todas ellas Charia cayó de cola. "Ahora es mi turno", dijo la Luna sonriendo. Entonces, ella buceó y fue deslizando en la dirección del anzuelo. Sin embargo, Charia fue más rápido: pescó la Luna y a mató con un bastón de madera. Después, la llevó para casa, como si fuera uno pescado, para comer con su mujer.
Cuando estaban cocinando a la Luna, el Sol llegó y fue invitado por Charia para comer el pez. Él agradeció diciendo que aceptaría sólo de algo de caldo de maíz y pidió que no tiraran los huesos del pez pues le gustaría de llevarlos consigo. Después, recogiendo los huesos, el Sol los llevó lejos y, utilizando su propia divinidad, resucito a su hermano.

Así, un eclipse lunar representa la Luna siendo devorada por Charia, siendo que el color rojizo es la propia sangre de la Luna que la oculta. La Luna sólo resurge en toda su plenitud, como Luna Llena, porque su hermano más viejo, el Sol, la resucita y salva.


Eclipse Solar

Cuando quería comer un pez, el Sol llevaba su hijo a lavar los pies en el río. De esa manera, los peces quedaban atolondrados y fáciles de agarrar.

Cierto día, mientras el Sol y su hijo pescaban, Charia apareció y pidió prestado al niño, diciendo que él también quería tomar algunos peces. El Sol, sin desconfiar, prestó a su hijo. Sin embargo, Charia lo llevó para la floresta y le golpeó el cuerpo, debido a los golpes, Charia mató al hijo del Sol que quedó furioso, atacando al espíritu maléfico. Los dos hubieron luchado, derrumbando uno al otro. Cuando Charia pensaba que había vencido la batalla, el Sol se levantó nuevamente.

Las consecuencias de esa lucha son, hasta hoy, los eclipses solares, donde Charia es representado, en general, intentando devorar al Sol.

Fuente:
http://fisica.ufpr.br/tupi/arqueo/intro.html


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