sábado, 19 de noviembre de 2016

Pueblo Cherokee: “Nosotros no derivamos del mono, sino de Las Pléyades”


Los Cherokee (Ani Yonwiyah) o bien “El pueblo jefe” es tan antiguo como las piedras.

“He conocido a algunos – rubios y con ojos azules – durante la ‘Danza del Sol’ de 1998, en la Reserva de los Lakota Sicangu de Rosebud, en Dakota del Sur. Eran el padre con sus dos hijos”.

“Parecéis ingleses, escoceses, no se… – les dije – pero no Cherokee”.


Los tres se sonrieron: “Venimos de la Atlántida y antes de ella de las Pléyades”.

“Cuéntame” dije.

El joven me explicó: “Nuestro idioma, su raíz original, hoy lo habla una exigua minoría de octogenarios, se llama Elati. Yo no sé hablarlo, algunos aún lo recuerdan, pero los podemos contar con los dedos de la mano.

Se trata de sonidos ascendentes y descendentes que se pronuncian casi sin mover la boca. Lo que fluye de eso posee una belleza y una musicalidad absolutamente especiales, considerando que se trata de un idioma gutural. 

Más que de palabras hay que hablar de sonidos de poder que encierran una fuerte energía espiritual. De hecho para los Cherokee hablar significa ‘ser’ más que ‘comunicar’.

Este idioma Elati se conoce también como ‘el lenguaje de los Antepasados’, o ‘el lenguaje de las Estrellas’, una forma de expresarse que los viejos ‘hombres sagrados’ de nuestra raza consideraban que venía de allá arriba, ‘de lo alto’.

Efectivamente la tradición oral de la tribu afirma que los Cherokee llegaron a la Tierra hace 250.000 años desde las Pléyades, que en nuestro idioma antiguo quiere decir precisamente ‘Antepasados’.

Al respecto querría precisar que el hombre no desciende de los monos para nada, sino del ‘Pueblo de las Estrellas’. En la cosmología Cherokee a la Tierra se la llama el ‘Planeta de los Niños’, o bien el ‘Planeta de los Hijos de las Estrellas’.


El saber de nuestra antigua ‘Sociedad de Cabellos Trenzados’ comenzó en la época en la que existían doce planetas habitados por seres humanos, cuyos progenitores se reunían en un planeta llamado ‘Osiriaconwiya’, es decir, el cuarto planeta de la constelación del Perro Mayor, es decir Sirio. En dicho planeta los grandes sabios se encontraron un día para discutir sobre el destino del Ava Tierra, nuestra Tierra, llamada en idioma Cherokee ‘Eheytoma’, el ‘planeta de los hijos’, o bien, el treceavo planeta. 
Como nuestro mundo era el menos evolucionado con respecto a los demás los sabios establecieron que había que introducir  todo su conocimiento en doce calaveras de cristal, a las que llamaron ‘Arca de Osiriaconwiya’ y las trajeron a nuestra Tierra para que un día pudiéramos consultarlas y saber todo sobre nuestros verdaderos orígenes.

Nuestros antepasados hicieron algo más: ayudaron a sus ‘hijos’ a fundar cuatro civilizaciones: Lemuria, Mu, Mieyhun y Atlántida, utilizando el conocimiento de las calaveras para dar comienzo a las grandes escuelas del misterio, verdaderos centros de sabiduría arcana y a las sociedades secretas de ‘medicina’. 

Esta información llegó aproximadamente hace 750.000 años y comenzó a difundirse en nuestro planeta hace aproximadamente 250.000, o 300.00 años. Las doce calaveras correspondientes a los doce planetas se disponían en círculo alrededor de una treceava calavera de amatista de mayores dimensiones, que contenía la conciencia colectiva de todos esos mundos.

Quienes estaban encargados de realizar el viaje hasta la Tierra para entregarnos las calaveras de cristal eran los llamados ‘Olmechi’. Ellos transmitieron ese conocimiento a los Mayas, por consiguiente a los Aztecas y finalmente a los Cherokee y a todos los demás indios de Norteamérica.

Al parecer el Arca se encontraría aún en Teotihuacán, lugar al que llegó Hernán Cortés con sus asesinos e interrumpieron el desarrollo de su conocimiento” – concluyó el Cherokee. 

Todo esto no parecería ser algo infundado: de hecho se sabe que Cortés se enteró de algo muy misterioso y que llegó casi a apoderarse del Arca, gracias a la ayuda de un traidor, pero que los ‘sacerdotes jaguar’ y los ‘guerreros águila’ lograron ponerla a salvo. Algunas de las calaveras de cristal fueron escondidas en Sudamérica, otras fueron esparcidas por el mundo.

La Tierra estaría esperando que finalmente el conocimiento sea revelado al género humano a través de la reunión de las trece calaveras de cristal.


​Según los Lakota Sioux la Primera Pipa Sagrada la trajo en tiempos lejanos Ptesan Win, “Mujer Bisonte Blanco”, una mujer que venía del cielo, probablemente de las Pléyades.

Tayamni es el nombre que los Lakota le dan a la constelación que equivale a un bisonte blanco en el cielo. De hecho Tayamni está formada por las Pléyades en la parte de la cabeza, tres estrellas del cinturón de Orión como espina dorsal, las estrellas Betelgeuse y Rigel como las costillas y Sirio como la cola.  Uniendo todos estos puntos en el cielo se forma la imagen de un bisonte blanco…

Fuente: Blog Compartiendo Luz con Sol - 31 de Mayo de 2016

5 comentarios:

  1. Pitágoras decía: "El hombre viene de las estrellas, por eso siempre querrá regresar a ellas"

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  2. Cuanta sabiduria!! y que poco en cuenta la tomamos. gracias por haber mantenido ese legado.

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  3. Excelente Material! Muchas gracias por abrir conciencias!!!!

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  4. Estoy convencido de nuestro origen pleyadiano.

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