lunes, 21 de noviembre de 2016

Mujer Montaña

    
Nací cerca del mar, una serpiente me trajo al mundo entre la arena. Me dio un nombre y me mandó a vivir. Conforme caminé por el sendero me encontré con la muerte varias veces y morí en pedazos y ya no me llamaba igual porque yo ya no era la misma.
Cambió mi cuerpo y mi voz, cambió mi mirada y mi corazón, a veces duro, a veces blando.
Y seguí caminando con mis diferentes nombres, con mis diferentes pasos. Fuí mujer venado, mujer humo, mujer musgo, mujer cántaro. Y mi cabello creció y mis manos se hicieron más hábiles, tanto que pude tejer historias tanto con las gotas de lluvia como con los rayos del sol. Aprendí a usar máscaras y a sentir culpas y remordimientos, y luego tuve que desaprender todo eso.
Recorrí desiertos y floté a la deriva no una vez, sino mil veces. Y en mis naufragios encontré fantasmas que lloraron conmigo. Y me perdí y me encontré para perderme de nuevo. Me aferré a cadáveres y me solté de ellos.
Dancé entre las lunas y dormí entre los soles. Fumé muertes y sembré vidas. Soñé luciérnagas y viví entre moscas. Me convertí en mujer águila y abrí mis alas.
Fui mujer de manos morenas y sonrisa mestiza. Me desangré hasta vaciarme para llenarme de nuevo y me llamaron vacía, y me llamaron repleta.
Me defendí del mundo y me hice coyote. Y mostré mis dientes y destacé con mis garras, después lamí mis heridas y aprendí de mis batallas. Me llamaron salvaje o me llamaron guerrera.
Corrí en cuatro patas hasta entender que no podía escapar de mí y me abracé con fuerza, y me perdoné por todo y por nada. Por la nada y para la nada.
Descuarticé la ilusión de la materia, prendí fuego a los recuerdos y me miré al espejo: Allí estaba yo, mujer niebla, mujer nube, mujer montaña observándose a sí misma hacia dentro.
Paola Klug



1 comentario:

  1. No tengo palabras para describir lo que me fascino esto, recién he leído, solo diré ¡Me encanto! Sinceramente me transporto a otro nivel

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