martes, 29 de noviembre de 2016

Cada niñ@ viene al mundo como una tabula rasa...



Al nacer no eras cristiano ni católico; no naciste comunista.

Cada niñ@ viene al mundo como una tabula rasa, totalmente en blanco. No hay nada escrito -ni la Biblia, ni el Corán, ni el Gita ni el Capital-, no, no hay nada escrito. 

No trae consigo un libro sagrado, viene con la inocencia más absoluta. Pero su inocencia se convierte en el mayor problema porque está rodeado de lobos disfrazados de políticos, de sacerdotes, de padres, de profesores. Todos se abalanzan sobre tu inocencia. 

Empezarán a escribir cosas sobre ti y más tarde creerás que son tu legado. Han destrozado tu legado. Ahora ya pueden esclavizarte, convertirte en lo que ellos quieran.

Quiero que te ames completamente. Quiérete, sé tú mism@. No dejes que te distraiga ninguna persona, ya sea religiosa, política, social o educativa. 

Tu responsabilidad primera no es hacia la religión, ni hacia la nación, es hacia ti mismo. Y fíjate: si todo el mundo se ama y se cuida, su inteligencia llegará a la cima, su amor le desbordará. 

Para mí, la filosofía del amor propio le hará realmente altruista porque tendrá tanto para compartir y para dar que dar será para él una alegría, compartir será una celebración, El altruismo sólo puede ser un derivado del amor hacia ti mismo.

Como no te quieres, te sientes débil, porque el amor es tu alimento, es tu fuerza. Naturalmente, 

¿cómo puedes sentirte responsable?

Sigues cargándole a otro con tu responsabilidad. Dios, el destino, o Adán y Eva son los responsables. La responsable es la serpiente, porque sedujo a Eva para que desobedeciera a Dios. 

¿Te das cuenta de la idiotez de cargarle toda la responsabilidad a alguien? 

De esta forma, podemos seguir delegando nuestra responsabilidad sin comprender que no llegaremos a ser verdaderos individuos hasta que no nos hagamos responsables de nosotros mismos.

Eludir la responsabilidad es destructivo para tu individualidad. Pero sólo puedes aceptarla si tienes un tremendo amor hacia ti mismo.

Acepto mi responsabilidad y me alegro de hacerlo. 

Nunca le he cargado mi responsabilidad a nadie porque eso es perder la libertad, es esclavizarse, es estar a merced de los demás. Sea yo quien sea, soy única y absolutamente responsable. 

Eso me confiere mucha fuerza. Me da raíces, me centra. Pero el origen de mi responsabilidad es que me amo completa y profundamente.

Fernando Emilio Flores


Fotografía: David Lazar

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