domingo, 20 de marzo de 2016

Equinoccio de Otoño.

Es tiempo de limpiarnos y desnudarnos como la Madre Tierra, soltar lo que ya no es para abonar lo nuevo.
Nada se pierde, todo se transforma.
Seamos receptivos a la energía viva del universo.
Es tiempo de reflexión desde el corazón. Cambiar la piel con ese dolor necesario.
Somos los agricultores de nuestra vida, junto a quienes nos rodean.
Recuperemos el tiempo circular, cualitativo y espiritual. Nada es lineal, resonemos en los caminos del Buen Vivir.
María Ángeles Álvarez


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