martes, 7 de julio de 2015

Amar la Tierra


 
Las antiguas gentes llegaron literalmente a amar la tierra
y se sentaban o reclinaban en el suelo con la sensación de estar cerca de un poder maternal. 

Era bueno para la piel tocar la tierra
y los antiguos se despojaban de su calzado y caminaban
descalzos sobre el suelo sagrado. Alzaban sus tipis sobre la tierra y de la tierra hacían sus altares. 

Las aves que volaban por el aire
acudían a descansar sobre la tierra y ésta era la última morada de todos los seres que vivían y crecían. 

El suelo aliviaba,
fortalecía, purificaba y curaba.
Por eso el viejo indio todavía se sienta sobre la tierra en vez de reposar lejos de sus fuerzas que dan la vida. Para él, sentarse o yacer sobre el suelo es ser capaz de pensar más hondamente y de percibirlo mejor todo.

Oso Erguido, Jefe Sioux Oglala




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