miércoles, 3 de junio de 2015

La venganza de Atahualpa


El pueblo de Tambogrande dormía en lecho de oro.

Había oro bajo las casas, y nadie lo sabía. La noticia llegó junto con la orden de desalojo. El gobierno peruano había vendido el pueblo entero a la empresa Manhattan Minerals Corporation.

Ahora serán todos millonarios, les dijeron. Pero nadie obedeció. En el día de hoy del año 2002, se conoció el resultado del plebiscito: los habitantes de Tambogrande decidieron seguir viviendo de las paltas, los mangos, las limas y demás frutos de la tierra trabajosamente conquistada al desierto.



Bien saben ellos que el oro maldice los lugares done aparece: deja cerros volados por la dinamita y ríos envenenados por los residuos de las empresas mineras, que contienen más cianuro que agua bendita.

Y quizá también saben que el oro enloquece a la gente, porque el hambre de oro crece comiendo.

En 1533, el conquistador español Francisco Pizarro mandó estrangular a Atahualpa, rey del Perú, aunque ya Atahualpa le había entregado todo el oro que exigía.

Eduardo Galeano - Los hijos de los días, Siglo XXI, Buenos Aires, 2012 - 3 de Junio.


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