viernes, 27 de marzo de 2015

Tesina: Así en la Tierra como en el Cielo Guaraní


Tres investigadores indígenas defendieron este Miércoles 4 de Febrero de 2.015 sus trabajos de conclusión de curso (TCC).

Ronaldo A. Barbosa bautizado en guaraní Karai Dju describió con los pies en la tierra, la agricultura tradicional y para ilustrar sus hipótesis, trajo de la chacra  varios tipos de maíz, sandía, maní, yuca, zapallo y camote o boniato. Ya sus colegas Geraldo Moreira (Karai Okenda) y Wanderley Moreira (Karai Ivyju Miri), con los ojos en el cielo, escogieron la astronomía y trajeron un mapa del universo que delimita el cielo guaraní con sus estrellas y constelaciones.

Alumnos del Curso de Licenciatura Intercultural Indígena do Sul da Mata Atlântica, hacen parte del grupo de 120 indígenas de las etnias:  Xokleng Laklãnõ, Guarani y Kaingang que ingresó en febrero de 2011 a la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC).

Cuatro años después, las defensas mencionadas - primeras de la UFSC en tierra indígena - ocurrieron no en el campus universitario, sino en una aldea con el nombre poético de Reflejo de las Aguas Cristalinas (Yynn Moroti Wherá en guaraní), localizada en el municipio de Biguaçu, adonde los miembros del tribunal se dirigieron. 

Las dos monografías se complementan como si fueran capítulos de un libro, pues los Guarani para ver la tierra, miran el cielo. Con la lectura del cielo, elaboran el calendario cosmológico llamado Apyka Miri, que cuenta el tiempo, anuncia el clima, las lluvias, la época de extraer miel y de sembrar, el tiempo de cosecha y de hacer artesanía, la duración de las mareas, la caza y la pesca, todo en sintonía con Ñanderu Tenonde - Padre Creador y con Ñamandu -  Padre Sol. La astronomía y la religión son las que dan soporte a la agricultura guaraní, que tiene los pies en la tierra y los   ojos en el cielo. 

Los pies en la tierra
Un rito con presentación del conjunto de coro y danza de niños indígenas precedió la defensa de la tesina sobre agricultura, de 56 páginas, ilustrada con fotos y video hechos por el propio Ronaldo. Ataviado con una diadema de plumas de colores, comenzó su exposición formulando varias preguntas:
¿Cuáles son las formas tradicionales usadas por los Guaraní para  cultivar las plantas y cuáles son las que se mantienen en la actualidad? ¿Qué tipo de herramientas se usan? ¿Cuáles son las semillas más cultivadas? ¿Cuál es la época de cultivo? ¿Qué hacer ante las nuevas tecnologías y ante el mercado?  
Para buscar las respuestas, combinó varios procedimientos de investigación. 

Entrevistó a viejos sabios y reprodujo las entrevistas en lengua guaraní. Cruzó esas narrativas orales con investigación bibliográfica. Analizó documentos del Ministerio de Desarrollo Agrario, textos de Egon Schaden, de Maria Ines Ladeira, algunas tesis y tesinas. Además, fue a campo y registró sus observaciones personales de chacras en tres aldeas, de donde trajo diversos tipos de maíz. Diseñó el croquis de las áreas cultivables y allí identificó variedades de plantas.

De esta forma, las imágenes registradas con diferentes técnicas incluyeron desde dibujos a colores hechos manualmente por el autor, pasando por fotos de las chacras y de las personas entrevistadas hasta el mapa de las aldeas con imágenes de satélite del Google Earth. Al final, la proyección del video sobre el tema reforzó la relación de la agricultura con el mundo espiritual guaraní, destacando el ritual de Ñemongaraí, cuando se bendicen las semillas y alimentos junto con el bautismo de los niños.

En los días actuales la agricultura tradicional guaraní es como si fuera una agricultura orgánica o biológica de los no indígenas porque no usa ningún tipo de fertilizante químico - escribe Ronaldo, que llama la atención sobre "las armadillas" del mercado. "De alguna manera hoy debemos controlar lo que viene de fuera para no afectar directamente  nuestra producción, nuestra cultura" - dice, señalando como lugares de lucha la escuela indígena y la "Casa de Oración (Opy), que es nuestra primera escuela".

Mirando al cielo
La letra de Ñanderu está escrita en el cielo y en la naturaleza, pero se necesita aprender a leer esa letra - explica Alcindo Moreira (Wherá Tupã), 106 años, presenciando el acto de la defensa, al lado de la esposa Rosa Mariani Cavalheiro, 98 años, ambos entrevistados por Geraldo y Wanderley, sus hijos, a quienes enseñaron a leer el cielo. Las tesinas hechas por los dos trata justamente del calendario guaraní, del paso del tempo y de las estaciones,  que pueden ser registradas a través de la observación de las estrellas y de las constelaciones.

La investigación exploró un campo relativamente nuevo para la academia - la arqueoastronomía - disciplina que estudia los conocimientos astronómicos de los pueblos originarios de América y que a partir de 1970 se comenzó a estudiar en universidades europeas y americanas. En Brasil, la  Isla de Santa Catarina es justamente la región más rica en vestigios arqueológicos sobre el tema - según el físico Germano Bruno Afonso, profesor de la Universidad Federal do Paraná (UFPR), cuyos trabajos son citados en la tesina, de 48 páginas, con fotos, dibujos y un video hecho por los autores.

Los dos hermanos recorrieron camino similar al de su colega, usando metodología de la "pedagogía de la alternancia", que fue bien trabajada en las 3.420 horas de duración del Curso de Licenciatura, distribuidas en "tiempo universidad" y "tiempo comunidad", con la integración de los dos espacios en la producción de conocimiento. Entrevistaron los viejos sabios guaraní y cruzaron los dados obtenidos con los textos míticos recogidos por León Cádogan, con los trabajos de Bartoméu Meliá - que fue profesor del curso - y con la observación del cielo.
Todos los pueblos antiguos hacían la lectura del cielo. Si no la hubieran hecho, no sobrevivirían. Trabajo mucho con indios, con astronomía indígena, principalmente con los conocimientos de los opyguas (líderes espirituales)- dice Germano Bruno Afonso, doctor en Astronomía y Mecánica Celeste por la Universidad de Paris VI, con postdoctorado en el Observatorio de la Côte d'Azur y Premio Jabuti de 2000 por el libro "O Céu dos índios Tembé". Reconoce que muchas de sus afirmaciones "se basan en el modo como los opyguas me explicaron para hacer la lectura del cielo y en su forma de pensar".

El pensamiento indígena
La lectura que Geraldo y Wanderlei hicieron, trabajando durante los últimos siete años para reconstituir una versión del calendario guaraní fue esta. Dirigidos por Wherá Tupã, registraron el conocimiento oral antiguo, observaron las principales constelaciones, describieron sus significados para las actividades cotidianas y construyeron una réplica del reloj guaraní, desarrollando una metodología para enseñarles a los niños de la aldea, que de esta forma aprenden con más facilidad. Germano Bruno confirma:
- Para la enseñanza de Astronomía a los niños, el cielo guaraní es un auxiliar precioso. Cuando aprenden las constelaciones indígenas – del Tapir, del Venado, de la Ema, de la Serpiente, de la Canoa, del Hombre Viejo, etc – facilita la enseñanza de la versión occidental. No se necesita  forzar la imaginación, tú miras y ves. ¿Por qué? Porque los indios no apenas juntan las estrellas brillantes, sino que forman las figuras con las manchas claras y oscuras de la Vía Láctea. Así, ven determinado animal en el cielo. Como ese juego que se hace con los niños de ver figuras en las nubes.

Los dos alumnos finalistas afirman que "el pensamiento guaraní no es estático, ni inmutable. Las constelaciones estacionales ofrecen una enorme diversidad de interpretación. Para acceder a esa cosmología es necesario llevar en cuenta la localización física y geográfica de cada grupo indígena, los que habitan en el litoral, en el interior o en diferentes latitudes".

Otras defensas de tesinas van a acontecer hasta el fin de febrero. Las monografías están comprobando que los indios no solamente son capaces de  apropiarse de los métodos de la academia para producir conocimiento, sino que aportan una relevante contribución para que la universidad aprenda y comprenda el pensamiento de los indios. Ronaldo, cuya formación anterior fue de técnico agropecuario en el Colegio Agrícola de Araquari (SC), dice que hoy tiene una visión de dos mundos y puede transitar en ambos: "De esa forma se está plantando una semilla donde vamos poder coger buenos frutos".

Hablando de buenos frutos, entre una defensa de mañana y la otra de tarde, los integrantes del tribunal almorzaron la comprobación de las hipótesis que estaban en los anexos de la monografía: maíz, sandia, ñame, camote. Estaban deliciosos.
Nota diez!
P.S.1  Hacían parte de los tribunales examinadores: Helena Alpini (directora), Maria Dorothea Post Darella, Aldo Litaiff y este locutor que les habla, todos profesores del curso. Ya de otra especie de “tribunal informal” hicieron parte los sabios guarani Alcindo Moreira, Rosa Mariani Cavalheiro y Nadir Amorim, que aprobaron el trabajo de los tres alumnos.
P.S. 2 - A UFSC presentó en 2009 propuesta del Curso de Licenciatura al PROLIND - un programa de apoyo  a la formación superior de profesores que actúan en escuelas indígenas. Ahora, negocia com el MEC para que la Licenciatura Intercultural Indígena se transforme en un curso regular a partir de agosto de 2015. El equipo estuvo formado, entre otros profesores, por Maria Dorothea Post Darella, Ana Lúcia Notzold, Clóvis Brighenti, Antonella Tassinari, Lucas Bueno - coordinador general y Rivelino Barreto Tukano, coordinador pedagógico.
Escrito: José Ribamar Bessa Freire (8 de Febrero de 2.015)

En su blog de difusión de Pueblos Originarios “Taqui para ti” Desde Biguaçu – Santa Catarina (Br)

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