sábado, 13 de septiembre de 2014

Mirar con el corazón

Así aprendieron estos hombres y mujeres que se puede mirar al otro, 
saber que es 
y que está
 
y que es otro
 
y así no chocar con él, 
ni pegarlo, 
ni pasarle encima, 
ni tropezarlo.

Supieron también que se puede mirar adentro del otro 
y ver lo que siente su corazón.
Porque no siempre el corazón se habla 
con las palabras que nacen los labios.

Niño en Tekoa Jasy Porã - Fotografía: Alejandra Morales
Muchas veces habla el corazón con la piel, 
con la mirada o con pasos se habla.
También aprendieron a mirar a quien mira mirándose, 
que son aquellos que se buscan a sí mismos 
en las miradas de otros.

Y supieron mirar a los otros que los miran mirar.
Y todas las miradas aprendieron los primeros hombres y mujeres. 

Y lo más importante que aprendieron 
es la mirada que se mira a sí misma 
y se sabe 
y se conoce, 
la mirada que se mira a sí misma mirando 
y mirándose, 
que mira caminos 
y mira mañanas que no se han nacido todavía,
caminos aún por andarse 
y madrugadas por parirse.

Eduardo Galeano

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