domingo, 28 de septiembre de 2014

Cestería Guaraní


Fuente:
ARTESANÍA INDÍGENA. ENSAYO ANALÍTICO
Obra de BRANISLAVA SUSNIK
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
© BRANISLAVA SUSNIK – FUNDACIÓN LA PIEDAD
© Editorial El Lector,
Director Editorial: Pablo León Burían
Tapa: ROBERTO GOIRIZ,
Composición y armado: Fátima Benítez,
Fotos: HOMERO SOLALINDE,
Asunción – Paraguay, 1998 (145 páginas).

La cestería caracteriza a los pueblos cultivadores del área tropical, en pleno contraste con el área chaqueña, donde predomina, funcional y ornamentalmente, la bolsa en labor de red de fibras de "caraguatá". Los antiguos Guaraníes manufacturaban cestos por simple necesidad inmediata o ya cestos más duraderos con alguna expresión ornamental. Entre los modernos Guaraníes pueden observarse tres tipos de cestos: el "ayaka" de los Mbyás, el "yru agwé" de los Chiripás y el "mynak
ũ/panakú" de los Pañ-Tavyterã; el "ayaka" representa un típico cesto de difusión pan-amazónica. En las antiguas aldeas de los Guaraníes, el cesto, la criba y el "tipiti", estrujador de la mandíoca amarga, simbolizan el verdadero "aguiyé-bienestar" subsistencial.

Entre los guaraníes hay tres tipos de cestos: el "ayaká" de los Mbyás; el "Yrú-agué" de los Chiripás y el "Pynakú" de los Pañ Tavyterá.
Para confeccionar el cesto "ayaká", los Mbyás emplean las tiras de "takwarembó" (Chusquea ramosissima), anchas unos 5 milímetros, y la corteza de "gwembepi" (Phylodendron), cuando quieren tener cestos ornamentados. La técnica es un simple entretejido tupido; la forma es casi cilíndrica, con algo de ensanche hacia arriba; unos listones de caña se colocan como refuerzo por debajo del fondo del cesto, subiendo por la parte exterior y luego bajando por la interior hasta la mitad de la altura del cesto; el borde suele reforzarse con el listón de "agwaí" y recubrirse con las tiras de "gwembepí"; el tamaño de cestos varía según su función. La ornamentación en la cestería es una de las más abiertas expresiones estéticas de los Mbyá-Guaraníes -estos tradicionalmente más cesteros que ceramistas-, en cuanto la misma técnica y la materia empleada, "takwarembó" y "gwembepí" negro, permiten las variaciones. El mismo "señor de la roza, de la tierra nueva", el Yakairá, usaría, según la tradición mitológica, el "ayaká", ornamentado. En los cestos representativos, de unos 40 cmts. de altura, corre bajo el borde superior una franja de 10 cmts. de ancho, en la que alternan las tiras de "takwarembó" y de "gwembepí" a modo de formar losanges negras; el interior de la losange se llena de cuadritos negros y blancos a manera de un damero. Los cestos más pequeños tienen toda la superficie ornamentada con motivos geométricos diferentes, losanges, líneas triangulares, a veces hexágonos o paralelogramos, predominando una disposición asimétrica, a veces una expresión individual del hombre cestero. El mismo tipo de "ayaká" tenía a veces la forma circular, de 20 cmts. de altura y diámetro, con la tapa correspondiente, y siempre con una profusa ornamentación entre "takwarembó" y "gwembepí"; según la tradición, tales cestillos podían servir para guardar los adornos plumarios o ya para los huesos de las criaturas muertas en espera de una "nueva vida". Los Mbyás siempre siguieron apegados a este tipo cestero-ornamental; llegaron a revestir en tal técnica rebenques, mazas, mangos de escoba y cualquier objeto de madera; y también adoptaron nuevas formas de cestos y cestillos por simples fines de truenque. No obstante, el tipo de "ayaká" nunca llegó a integrarse a la artesanía criolla, quedando una expresión étnico-artesanal de los Mbyá-Guaraníes.

El cesto "yru'agwé" de los Chiripás es más utilitario y de poca duración; se trata de una modalidad cestera propia de los Chiripás --éstos siendo antiguamente más ceramistas que cesteros--; por otra parte hay que tener presente el factor del proceso de deculturación, cuando se imponen técnicas y formas más simples. El "yru-agwé" es hecho de hojas pinadas de la palma pindó (Cocus Romanzoffianum), de forma algo triangular; la materia prima determina la técnica del entretejido diagonal; el ranquis de la hoja sirve de canto del cesto, reforzando, a veces, con las tiras de "gwembepí”; las hojuelas del fondo del cesto se recogen en una trenza interior o exterior, pasando hasta la mitad de la altura del cesto. Los hojuelas se entrepasan de dos por dos, pero unos 10 cmts. antes de reunirse en la trenza del fondo, el entretejido abarca una sola hojuela, formando el así llamado "tatú rape", el camino del "tatú", que da una mayor solidez al fondo. Los pequeños cestillos triangulares, siempre de hojas pinadas de "pindó", servían de estuches para guardar plumas para los adornos plumarios.

Cestillos redondos Mbya Guaraníes
Entre los Pañ-Tavyterã, el cesto más común es "mynakũ/panakú", de una sola hoja de palma, correspondiendo al tipo de cestos elongados para transportar cargas de los Itatines-Guarayos antiguos. Se conserva la tradición del tipo cestero "ayaká", si bien éste ya no constituye una expresión artesanal Pañ-Guaraní. Los emigrantes Chiriguanos del siglo XVI abandonaron la tradicional cestería guaraní, debiendo adaptarse al nuevo hábitat andino y asimilando las pautas chané-arawak pre-andinas.

Todos los Guaraníes prestan mucha atención a las cribas, "yrupé", un elemento infaltable en las antigua casas comunales para tamizar la harina de mandioca, maíz y hasta de meollo de palma; se confeccionan con las tiras de "takwarembó", entramándose las tiras de dos por dos, más o menos distanciales; de cerco sirve un listón de madera liviana, entre los Mbyás ornamentando con el revestimiento de "gwembepí".
En la misma técnica de entretejido de "takwarembó" se manufacturaban los "tapití", los estuches enlogados, que servían para estrujar la mandioca brava, eliminar su substancia venenosa y preparar la tradicional "harina" de mandioca, uno de los elementos subsistenciales de las sociedades neolíticas. La imposición de la mandioca "dulce", sea dentro del ambiente subsistencial de los Guaraníes coloniales, o ya por simple adaptación utilitaria de los "Guaraníes Monteses", influyó en el abandono del "tapití", una antigua expresión del cultivo guaraní de mandioca amarga (Manihot utilísima).

Los grandes cestos de los Aché-Guayakiés, "náko", se confeccionan en la técnica de entretejido diagonal de una hoja de palma "pindó", sirviendo el ranquis de la hoja de armazón, acondicionando de esta manera la forma de una "U" del mismo cesto; las hojuelas de una mitad de la hoja abarcan siempre dos hojuelas de la otra mitad. La parte posterior termina en forma de un abanico que, plegándose, forma una "tapadera". Cada cesto tiene una banda ancha de 15 a 20 cmts., de forma elipsoidal, hecha en un entramado de fibras de "samuhú" (Ceiba pubiflora) o de fibras sacadas de la parte baja del mismo raquis de "pindó"; la mujer guayakí se pone esta banda, "nakochá", sobre la cabeza, quedando la parte del cesto apoyada sobre su espalda.
Los cazadores guayakíes siempre poseen sus "pepó yawa", estuches trenzados de hojas de palma "pindó" para guardar las plumas. No faltan las esteras "pindó kyrabwé"; un borde lo constituye el raquis de la hoja, el borde opuesto se afirma con el trenzado de las hojuelas. Las "kromi-piá", las bandas de forma elipsoide, para llevar a criaturas, son manufacturadas en técnica del trenzado de hilo doble, empleándose con preferencia las fibras de Ceiba pubiflora. La mujer guayakí de más prestigio socio-laboral suele destacarse como la cestera de "mano leñosa".

Cestería Guaraní, escrito de Branislava Susnik
El tipo de la cestería guaraní no se integró a la artesanía criolla, lo que es comprensible a causa de la misma manera de "llevar carga"; en la época histórica exigíase el "trabajo" del Guaraní; la simbiosis culturo-artesanal sujetábase a las pautas utilitarias de la sociedad colonial por una parte, y por otra, vióse afectada por las propias consecuencias psicológicas de los "indios" deculturados y asimismo des-socializados; los Guaraníes "Monteses" libres seguían con su módulo subsistencial y manufactural; la ornamentación del "ayaká" es una expresión ornamental guaraní y no falta una competencia individual dentro del mismo "ñandéva" comunitario. Por otra parte, los Mbyás -e históricamente también los Chiripás y los Pañ-Tavyterãs-, adoptaron la confección de sombreros, nunca para su uso, sino para algún trueque beneficioso; se trata de elemento cultural por la difusión jesuítico-misional. Interesante es la aplicación de la antigua técnica del trenzado y la ornamentación. Se hacían sombreros de una paja especial, parecida a la fibra de "pindó". La confección empieza por el centro de la copa con un pequeño disco de calabaza con sus agujeros alrededor; de los mismos se atan las tiras de "gwembepí", con las cuales van envolviéndose y asegurando los manojillos de la mencionada paja, llevándose en espiral. De esta manera, el sombrero tiene un color básico amarillo, rayado de negro de "gwembepí". Eran frecuentes también los sombreros simples, hechos solamente de tiras de "gwembepí".

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