jueves, 17 de julio de 2014

COSMOVISIÓN MBYA GUARANI – AYVU RAPYTA - CAPÍTULO III

La Primera Tierra
Primera Parte
I

El verdadero Padre Ñamandu, el Primero,
habiendo concebido su futura morada terrenal,
de la sabiduría contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su sabiduría creadora,
hizo que en la extremidad de su vara fuera engendrándose la tierra.

II
Creó una palmera eterna en el futuro centro de la tierra;
creó otra en la morada de Karaí (Oriente);
creó una palmera eterna en la morada de Tupá (Poniente);
en el origen de los vientos buenos (N. y N. E.) creó una palmera eterna;
en los orígenes del tiempo espacio primigenio (S.) creó una palmera eterna;
cinco palmeras eternas creó;
a las palmeras eternas está asegurada la morada terrenal.

III

Existen siete paraísos;
el firmamento descansa sobre cuatro columnas;
sus columnas son varas insignias.
Al firmamento que se extiende con vientos
lo empujó nuestro Padre, enviándolo a su lugar.

IV
Habiéndole colocado primeramente tres columnas al paraíso,
éste se movía aún;
por este motivo le colocó cuatro columnas de varas-insignias;
sólo después de esto estuvo en su debido lugar,
y ya no se movía más.

V
El primer ser que ensució la morada terrenal fue la víbora originaria;
no es más que su imagen la que existe ahora en nuestra tierra;
la serpiente originaria genuina está en las afueras del paraíso de nuestro Padre.

VI
El primer ser que cantó en la morada terrenal de nuestro
Primer Padre,
el que por primera vez entonó su lamentación en ella,
fue la "yrypa", la pequeña cigarra colorada.

VII
La cigarra colorada está en las afueras del paraíso de nuestro Padre:
es solamente la imagen de ella la que queda en la morada terrenal.

VIII
Pues bien, el "y-amaí" es el dueño de las aguas,
el hacedor de las aguas.
El que existe en nuestra tierra ya no es el verdadero:
el verdadero está en las afueras del paraíso de nuestro Padre,

ya no es más que su imagen
el que actualmente existe en nuestra tierra.

IX
Cuando nuestro Padre hizo la tierra
he aquí que era todo bosques,
dicen que campos no había.
Por este motivo, y para que trabajase en la formación de las praderas,
envió al saltamontes verde.
En donde el saltamontes clavó originariamente su extremidad inferior
se engendraron matas de pasto:
solamente entonces aparecieron las praderas.
El saltamontes celebró con sus chirridos la aparición de los campos.
El saltamontes originario está en las afueras del paraíso de nuestro Padre:
el que queda ahora no es más que una imagen suya.

X
En cuanto aparecieron los campos,
la primera en entonar en ellos su canto,
la primera en celebrar su aparición,
fue la perdiz colorada.
La perdiz colorada que por primera vez entonó sus cantos en las praderas
está ahora en las afueras del paraíso de nuestro Padre:
la que existe en la morada terrenal no es más que su imagen.

XI
El primero en remover la tierra en la morada terrenal de nuestro Padre
fue el armadillo.
Ya no es el verdadero armadillo el que existe hasta el presente en nuestra tierra:
éste ya no es más que su simple imagen.

XII
La dueña de las tinieblas es la Lechuza.
Nuestro Padre el Sol es dueño del amanecer.
Dionisio Duarte en el Opy de Tekoa Mbororé escoltado por Ángel Benitez en un Aty (Asamblea Comunitaria)

Segunda Parte

XIII
Nuestro Primer Padre está por internarse
en las profundidades del paraíso;
en vista de ello así habló;
-Solamente tú, Karaí Ru Ete,
las hileras de llamas inasequibles en que yo me inspiro
las harás vigilar por intermedio de tus hijos,
los Karaí valerosos.
Por consiguiente,
Haz que ellos se llamen "los Señores dueños de las llamas".
Dí: "Ellos vigilarán aquello que ha de producir el ruido
de crepitar de llamas."
Cada Primavera haz que se solivien las hileras de llamas
para que escuchen el ruido de crepitar de llamas
los bien amados que llevan la insignia de la masculinidad,
las bien amadas que llevan el emblema de la feminidad.

XIV
Después de estas cosas, dijo a Jakaira Ru Ete:
-Bien, tu vigilarás la fuente de la neblina
que engendra las palabras inspiradas.
Aquello que yo concebí en mi soledad
haz que lo vigilen tus hijos
los Jakaira de corazón grande.
En virtud de ello que se llamen
"Dueños de la neblina de las palabras inspiradas"
dí a ti mismo.

XV
Después de estas cosas,
a Tupá Ru Ete le habló en esta forma:
-Tú tendrás a tu cargo el extenso mar
y las ramificaciones del extenso mar en su totalidad.
Yo haré que tú te inspires en las leyes
mediante las que se refrescará la divinidad.
Por consiguiente,
tú enviarás repetidamente a la morada terrenal
por intermedio de tus hijos los Tupá de corazón grande,
aquello que refresca,
para nuestros bien amados hijos,
nuestras bien amadas hijas.

XVI
El verdadero Padre Ñamandu, el Primero,
estando por hacer descender a la morada terrenal
la ciencia buena para las generaciones
de los que llevan la insignia de la masculinidad,
el emblema de la feminidad,
a Jakaira Ru Ete dijo:

XVII
-Bien, en primer lugar,
alojarás en primer lugar en la coronilla
de nuestros hijos y nuestras hijas
la neblina (vivificante).
Cada vez que retorne la primavera
harás circular, por intermedio de tus hijos,
los Jakaira de corazón grande,
la neblina por la morada terrenal.
Unicamente en virtud de ella
podrán nuestros hijos, nuestras hijas prosperar.

VVIII
Después de estas cosas:
“Karaí Ru Ete,
tú también harás que las llamas sagradas se alojen
en nuestros amados hijos, en nuestra amadas hijas.”
“-Por esto, mi hijo Tupá Ru Ete,
aquello que yo concebí para refrescamiento
haz que se aloje en el centro del corazón de nuestros hijos.
Unicamente así,
los numerosos seres que se erguirán en la morada terrenal,
aunque quieran desviarse del verdadero amor,
vivirán en armonía.”

XIX
Unicamente mediante aquello que refresca,
las leyes que pronuncié para regir el amor
no producirán excesivo calor
en nuestros futuros amados hijos,
en nuestras futuras amadas hijas.

XX
Habiendo Ñamandu Ru Ete, el Primero,
designado por sus respectivos nombres
a los verdaderos padres de sus futuros hijos,
a los verdaderos padres de las palabras (almas)}
de sus futuros hijos,
cada uno de ellos en su respectiva morada (dijo):

-Después de estas cosas,
después de haber hecho que os llaméis por vuestros nombres,
cada uno de vosotros, en vuestras respectivas moradas,
concebiréis las leyes que regirán en la tierra
a los que llevan la insignia de la masculinidad
y el emblema de la feminidad.

XXI
Después de estas cosas,
inspiró el canto sagrado del hombre
a los verdaderos primeros padres de sus hijos,
inspiró el canto sagrado de la mujer
a las primeras madres de sus hijas,
para que después de esto, en verdad,
prosperaran quienes se erguirían
en gran número en la tierra.

León Cádogan junto a Hermanos Mbya Guaraníes
Fuente: Ayvu Rapyta – Textos Míticos de los Mbyá Guaraní del Guairá – León Cádogan

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